Intoxicaciones alimentarias en verano: cómo prevenirlas y cuáles son sus síntomas

Las intoxicaciones alimentarias no son exclusivas de los meses estivales, pero sí se ceban con veraneantes desprevenidos. Aquí te damos las claves para prevenirlas e identificar los principales síntomas.

intoxicaciones alimentarias verano
Es mas facil identificar una intoxicacion alimentaria... cuando ya es tarde.

Lo malo de las intoxicaciones alimentarias es que son más fáciles de identificar una vez ya hay poco que hacer más allá de (con suerte) encontrar un baño rápido. La clave está en conocer cuáles son los riesgos que aumentan la posibilidad de la intoxicación ya que, en la mayoría de las ocasiones, no se puede detectar por el color, olor o sabor del alimento. Incluso cuando hablamos de mohos y levaduras, en los que podemos ver una pequeña parte de la zona afectada, puede estar contaminado en zonas que no identificamos visualmente.

Los síntomas de una intoxicación alimentaria

En caso de padecer una intoxicación alimentaria, lo habitual es empezar a sentir sudores fríos, retortijones, náuseas, vómitos, diarrea y fiebre. Si pertenecemos a un grupo de riesgo, como mujeres embarazadas, niños pequeños, ancianos o inmunodeprimidos, los síntomas pueden agravarse y empeorar la situación con deshidratación, síntomas en el feto o incluso la muerte. Poca broma con la intoxicación alimentaria.

¿Por qué más riesgo de intoxicaciones en verano que en invierno?

Como hemos comentado, el verano es una de sus épocas preferidas: calorcito, humedad… y veraneantes desprevenidos. Salmonella, E.coli o Campylobacter se frotarían las manos (si las tuvieran) mientras ponen una sonrisa maligna. Las altas temperaturas hacen que se multipliquen más rápido lo que aumenta la carga bacteriana y ponen a prueba a nuestro sistema inmunológico. En invierno también, pero el verano, quién lo iba a decir, es lo que les gusta más.

La mayoría de nosotros, dividirá sus vacaciones entre la playa o comer fuera de casa, comprar comida directamente fuera o ir al chiringuito.

Vamos a la playa

Debemos tener en cuenta qué alimentos y de qué manera los vamos a llevar.

  • Elección del alimento: no todos valen para llevar a la playa. Evita los alimentos crudos o poco hechos (como la tortilla o el pescado, es mejor no llevarlos). Nada de salsas caseras (nunca mayonesa casera, en este caso es mejor llevarla “industrial” y con el envase precintado). Algunas ideas pueden ser: ensaladas de legumbres cocidas que se pueden llevar en bote y montarlo en el momento son una gran opción. El brik de salmorejo o gazpacho no puede faltar, rico, sano y seguro. La fruta es un gran recurso que siempre apetece, pero entera, no cortada, para que vaya más protegida.
  • Transporte: pasaremos en la playa bastante tiempo (con lo que cuesta coger sitio, hay que aprovecharlo) y precisamente ese tiempo corre en nuestra contra si de bacterias hablamos. Tenemos que disponer de una buena nevera de mano. Recordemos que la nevera mantiene la temperatura durante un tiempo, pero no refrigera. Así que si pretendemos refrigerar con hielo, y éste se va deshaciendo, con agua y calor… ya la tenemos liada, así que lo mejor es que, en vez de hielo, usen bolsas de gel, mantengan el frío y no sueltan agua.
bacterias
Las bacterias se multiplican más con las temperaturas típicas del verano, pero no cambian el aspecto del alimento.
  • Guardar los alimentos en la nevera portátil es todo un arte, no sólo para colocarlo todo, sino que hay que envasarlos individualmente para que, si uno de ellos está mal, no contamine al resto. Además, todo lo que pueda “soltar” algo de líquido debería estar colocado abajo del todo para que no caiga sobre el resto de los alimentos. Es importante mantenerlos en el frigorífico hasta justo antes de salir y no meterlo caliente en la nevera.

¿Y si decimos: “mejor no llevo nada y lo compro allí”?

Pues mucho cuidado con ello. Debe asegurarse de que los mismos controles que haríamos en nuestra casa, los están haciendo ellos. Algunos productos críticos son:

  • La fruta ya cortada: hay que tomar fruta siempre que se pueda, pero cuidado con la cortada ya. Pensemos en lo que les gusta a las bacterias: calorcito, humedad y azúcar. La fruta cortada lo tiene todo. Es mejor que la compremos entera y, si la preparan en el momento, aseguremos la limpieza del cuchillo. Las normas de higiene no se pueden olvidar, aunque estemos en medio del mar.
  • Los pastelitos de crema: cuidado con ellos, a la Salmonella le encanta la crema, igual que a nosotros así que sepamos de dónde vienen, el tiempo que han estado al sol y si están refrigerados.
  • El pescado: ya sea frito, donde deberíamos confirmar que está bien hecho o los típicos boquerones en vinagre, que están muy buenos, pero asegurándonos que han sido congelados previamente y se conservan en refrigeración.
playa
Precaución máxima con la comida que llevamos a la playa, pero también con la que compramos allí.

Así que mucha precaución con la venta ambulante, garanticemos las condiciones en las que compramos el producto si no queremos probar los baños de la playa.

Si decides ir a un chiringuito… ¿Qué deberíamos tener en cuenta?

Allí también son necesarias algunas precauciones, echad un vistazo primero. No vale sólo con que esté muy lleno.

  • Los aseos deben estar limpios.
  • El personal debe cumplir las medidas de higiene (lavado de manos) y el local debe facilitarle el acceso a ello.
  • Debe haber suficientes cámaras de refrigeración y congelación. No pidamos alimentos que deberían estar refrigerados, expuestos a temperatura ambiente. Y mucho menos colocados encima de las cámaras, que son zonas con más calor aún.

Tengamos en cuenta que los controles en estos locales son más intensos en verano y el esfuerzo de los dueños es importante. Con estas recomendaciones podrás pasar unas vacaciones mucho más tranquilas. Pero no lo olvides, las intoxicaciones alimentarias no son sólo para el verano.