Expertos al habla: casi 30ºC en febrero, ¿nueva normalidad climática?

Ayer las temperaturas empezaron a bajar en el norte peninsular, quedando un último reducto de registros anómalos en el sur y sobre todo sureste de la Península donde las máximas batieron, de nuevo, algunos récords. Cada vez parece más fácil superar plusmarcas de series históricas muy longevas, algunas incluso centenarias. Hace poco más de una semana fue el caso del observatorio castellonense de Vilafranca, con 84 centímetros de nieve acumulada nunca vistos; ayer en el aeropuerto de Valencia, a poco más de 100 kilómetros de distancia, se registró un dato sin parangón en febrero: 29.6 ºC frente a los 29.4 ºC del 28 de febrero de 1990, la anterior máxima histórica. ¿Los extremos cada vez son más frecuentes? Expertos al habla.

José Miguel Viñas, Meteorólogo de Meteored

Hemos vivido unos primeros días de febrero con unas temperaturas más propias de mediados de la primavera que del ecuador del invierno. De nuevo, es noticia una anomalía cálida destacada, lo que hemos ya de asumir como la nueva normalidad climática. Lo más llamativo de esta entrada de aire cálido no es que se estén registrando temperaturas máximas del orden de los 20 ºC en bastantes observatorios, sino la templanza nocturna con unas mínimas, en lugares donde la noche se mantiene con los cielos rasos, impropias de lo que cabe esperar en esta época del año. Algunos de los récords que se han producido son justamente de mínimas más altas en febrero en algunos lugares.

Las anomalías cálidas son todavía mayores en zonas del centro, este y norte de Europa, donde el tiempo invernal brilla por su ausencia desde hace semanas. Es la primera vez que no se produce un solo día de nieve a lo largo del mes de enero ni en Oslo ni en Helsinki, sin que la temperatura durante ese mes tradicionalmente gélido en Escandinavia, haya bajado allí de 0 ºC. Estamos ante una nueva manifestación del calentamiento global, cada vez más presente en nuestras vidas. A su manera, en un contexto invernal, hemos vivido una “ola de calor”. Hace tiempo que dejaron de producirse solo en verano.

Francisco Martín, Coordinador de la RAM

Ávila, 2 de febrero de 2020, mediodía: en pleno invierno y en mangas cortas con temperaturas muy altas para esa época del año. Esta sensación térmica subjetiva de ‘calor’ invernal es la que ha experimentado muchos españoles en estos días de finales de enero e inicio de febrero de 2020, desde Canarias al País Vasco, pasando por la Comunidad Valenciana. Se han batido récords absolutos de temperaturas máximas y mínimas en diversos puntos, llegando a casi los 30 ºC en la zona de Valencia. Todo esto se enmarcaba dentro de una gran anomalía térmica de las temperaturas a 2 metros que afectaba a casi toda Europa. Francia, especialmente su zona sur, también se ha unido a la ‘fiesta’ de temperaturas muy cálidas y de récords; se han alcanzado más de 25 ºC en diversos puntos.

Varios ingredientes se han unido para generar este episodio histórico de altas temperaturas en invierno: viento de componente sur-suroeste en capas bajas, el calentamiento junto con la subsidencia de una potente dorsal, cielos despejados y efectos locales generados por los vientos del sur a sotavento de accidentes orográficos. Varios aspectos son llamativos de la situación: intensidad, extensión, persistencia y precocidad, desarrollándose a primeros de febrero, el mes ‘loco’.

Samuel Biener, Climatólogo de Meteored

En las últimas horas el descenso de las temperaturas ha sido extraordinario en buena parte del país, especialmente en las regiones del este y en Baleares, con la llegada de una masa de aire más fresca y con el cambio de vientos, sustituyendo el levante al poniente. Sin embargo, hablamos de una normalización de temperaturas tras alcanzar valores de récord en estos últimos días, con máximas que ayer rozaron los 30ºC en algunas zonas de la Comunidad Valenciana. Se han batido récords de temperaturas máximas absolutas y mínimas altas, y todo ello de la mano de una masa de aire muy cálida con viento de poniente o suroeste en superficie.

Esto llega tras un temporal histórico como Gloria, que repartió récords de precipitación en forma de lluvia y nieve (también de olaje) en el Mediterráneo. Los cambios tan bruscos son cada vez más habituales y coinciden con la hipótesis que señala que una circulación en chorro más ondulada se traduce en eventos atmosféricos más extremos, ya sean olas de calor o de frío, sequías e inundaciones. Los días y estaciones de transición tienden a ser menos frecuentes. Tendremos que convivir y adaptarnos con esta nueva realidad que apoyan los datos.