Sequía en España, ¿es una situación anómala? Contesta Maldonado

En el último año gran parte de España ha recibido lluvias por debajo de lo normal. Muchos empiezan a hablar de cambio climático y supuestos comportamientos anómalos del tiempo, ¿qué hay de cierto en eso?

Dolmen Guadalperal
La sequía en Extremadura ha sacado a relucir el Dolmen de Guadalperal, en el embalse de Valdecañas, tras permanecer 50 años sumergido.

El año agrícola que finalizó el pasado 31 de agosto, tras haber tenido inicio el 1 de septiembre de 2018, ha sido bastante malo para el campo. Además de que ha llovido poco, las tormentas acompañadas de pedrisco causaron daños extraordinarios en distintos cultivos, hasta el punto de arruinar cosechas en miles de hectáreas de numerosas comarcas de la Península. Viñedos, almendros, frutales, hortalizas, olivos y cereales han sido los más afectados.

Por otro lado, las lluvias torrenciales que en pocos minutos cayeron al final de agosto y las últimas debido a los episodios de DANA, afectando sobre todo a las regiones mediterráneas, no han servido para paliar la sequía actual.

La escasez de precipitaciones que hemos tenido en los últimos casi trece meses se pone de manifiesto en el cuadro que refleja el estado actual de los embalses, similar al del año pasado en estas mismas fechas y a la media de los diez últimos años. Como se ve, en todas las cuencas hidrográficas hay menos agua embalsada en hectómetros cúbicos (hm3) que hace un año en las postrimerías de septiembre, exceptuando las de Galicia-Costa, Miño-Sil, Segura y Júcar.

CuencasVolumen actual (hm3)misma fecha 2018 (hm3)Volumen Medio 10 años (hm3)
Cantábrico Occidental364370357
Cantábrico Oriental545752
Miño-Sil199818851708
Galicia Costa474435415
País Vasco Interna151614
Cataluña Interna403594505
Duero334843144207
Ebro380952384207
Guadiana362042974814
Tinto y Odiel145177167
Guadalquivir292943964918
Med. Andaluza623643627
Segura296251475
Júcar10089241229
Tajo392258125950
TOTAL23.798 hm331.006 hm330.949 hm3
En casi todas las cuencas hidrográficas hay menos agua embalsada que hace un año.

¿Está relacionada la sequía que estamos padeciendo con el cambio climático?

No, en absoluto. La sequía no es una circunstancia extraña ni reciente, así lo relatan las crónicas que han llegado hasta nosotros y, asimismo, se deduce del estudio de los anillos de los árboles de hace centenares de años.

En esas crónicas se relata, por ejemplo, que durante el califato de Abderramán III, las tierras de Al-Ándalus padecieron una escasez de agua que determinó que los campos circundantes a Córdoba a finales del siglo IX quedasen completamente estériles. Esto llevó a los musulmanes a realizar plegarias, hecho que al parecer nace en las religiones indoeuropeas politeístas y que, posteriormente, fue adoptado por la cristiandad. Los que tenemos ya una edad recordamos las veces que se han sacado las vírgenes o a los santos suplicándole agua para nuestros campos. Sin necesidad de remontarnos a tiempos tan pretéritos encontramos grandes sequías en el siglo XX, destacando las siguientes.

Sequía de 1944-1946

De hecho hasta la fecha ha sido, probablemente, la sequía más grave que nos ha afectado en los últimos tiempos. El caudaloso Ebro apenas llevaba agua a su paso por Zaragoza y en Madrid desapareció literalmente el río Manzanares, existen documentos gráficos en los que se ve a los niños jugando en el cauce seco.

Para hacernos una idea de la situación de extrema sequía, valga este dato de AEMET que señala que el porcentaje de precipitación de aquel entonces es el más bajo registrado en el período que abarca de 1940 a 2003.

Sequía de 1979-1983

Afectó notablemente al este de la Península dejando algunos ríos sin una gota de agua. Los embalses de la cuenca del Júcar descendieron hasta tener tan solo 116 hm3 de agua. Buena parte de la población del este peninsular vio restringida el agua no solo para regadío sino también para el consumo humano.

Lo peor de esta sequía no fue tanto la intensidad sino la persistencia en el tiempo, ya que durante cuatro años afectó a la mayor parte del sur y este de la Península causando un claro impacto económico.

Sequía de 1991 a 1995

Similar a la anterior en cuanto a duración, llevó a tomar medidas extraordinarias en bastantes capitales de provincia, entre ellas Madrid. Generó pérdidas de muchos millones puesto que afectó a toda la Península y obligó a restricciones de agua tanto para el riego como para el abastecimiento doméstico.