En el océano Atlántico está pasando algo cada vez más insólito para a ciencia, avisan los expertos

Los expertos avisan sobre la situación tan anómala que se está produciendo desde el Atlántico Norte desde hace más de un año, con temperaturas marinas de récord. ¿Cuáles pueden ser las causas?

Atlántico temperatura huracanes
Los científicos están preocupados por la anómala situación que se está produciendo en el Atlántico Norte, y todo ello a las puertas de La Niña y de una temporada de huracanes que podría ser muy activa.

Durante los últimos meses las temperaturas del océano Atlántico están registrando valores de récord, y además siendo una situación general y persistente en el tiempo. Un hecho que preocupa mucho a los meteorólogos, teniendo en cuenta además que probablemente estamos a las puertas de un evento de La Niña

Una temperatura jamás registrada

La temperatura promedio de la superficie marina ha rondado los 21,09 °C, marcando una tendencia en aumento que está cobrando impulso, particularmente en el Ártico. En esta región las temperaturas están aumentando a un ritmo acelerado, lo que resulta en la pérdida de hielo en los glaciares árticos.

Desde hace casi 400 días, la temperatura promedio del Atlántico Norte ha sido 0,44 °C más alta que el récord anterior (2021-2022), algo que preocupa y mucho de cara a la temporada de huracanes 2024, que se prevé muy activa, sin olvidar los impactos sobre la flora y fauna marina.

Impactos en el tiempo y clima

El aumento sorprendente en la absorción de calor por los océanos del hemisferio norte desde 2015 es motivo de preocupación. El océano Atlántico Norte ha pasado de ser un lugar que libera calor a la atmósfera a una región que está absorbiendo calor, probablemente debido al aumento de los niveles de radiación solar que calienta las aguas superficiales.

Recientemente se ha observado que están aflorando aguas frías en el océano Pacífico oriental, lo que probablemente indica el inicio de un cambio de El Niño cálido a La Niña fría. Este cambio de fase del ENSO a priori es una buena noticia para las temperaturas globales, ya que La Niña provoca un aumento en el afloramiento de aguas frías almacenadas debajo de las cálidas capas superficiales del océano Pacífico.

El sorprendente cambio del Atlántico Norte de una fuente de calor a absorber el calor no indica necesariamente que la AMOC se haya desacelerado, según los climatólogos.

Se espera que para finales de este año proporcione un cierto alivio a las temperaturas globales, que han aumentado rápidamente durante el último año. Sin embargo, los modelos muestran que es poco probable que la situación cambie drásticamente en el Atlántico, que está registrando temperaturas superficiales del mar en pleno verano a mediados de marzo, cuando deberían estar en cerca de los mínimos anuales.

Las posibles causas de esta situación tan anómala

Según los climatólogos, uno de los factores que explica esta situación tan anómala es el actual El Niño, que redujo los vientos alisios globales, provocando el calentamiento de los océanos tropicales y subtropicales. Otro factor a considerar es una fase positiva de vientos provenientes de una dirección anómala del suroeste a través del ecuador en el Atlántico, conocida como Modo Meridional Atlántico (AMM).

El tercer factor sería una reducción de la luz reflejada sobre el Atlántico. Una parte de este aumento de la luz que calienta la superficie del océano se explicaría por una reducción de las partículas de polvo del Sahara asociadas con alisios más lentos y más vientos del suroeste, como acabamos de comentar. El otro factor es una disminución de las emisiones de sulfato del transporte marítimo que comenzó en 2016 y se intensificó en 2020.

Con la vista puesta en la inminente temporada de huracanes

La última temporada de huracanes coincidió con la fase de El Niño. Este fenómeno es un importante factor que influye en la actividad de los huracanes en el Atlántico. Durante El Niño, se produce un aumento en la temperatura del agua en el Pacífico central y oriental, desencadenando cambios en los patrones de circulación atmosférica en diferentes partes del mundo, lo que puede dificultar el desarrollo de sistemas tropicales, como los huracanes.

En 2023, la NOAA pronosticó una temporada de huracanes que se esperaba que fuera mayormente normal. Sin embargo, este pronóstico resultó ser incorrecto. A pesar de la presencia de El Niño, las temperaturas del océano eran lo suficientemente cálidas como para contrarrestar su efecto. Esto condujo a una temporada de huracanes que resultó ser un 20 % más activa de lo normal respecto a lo que se esperaba inicialmente. Ahora, con La Niña, la situación se torna preocupante por lo que puede suceder.