El verano a veces no es lo que parece: curiosidades de esta estación

La estabilidad, una mayor ausencia de cambios meteorológicos y las altas temperaturas muchas veces nos hacen olvidar algunos de los fenómenos más característicos del verano. Unos son inofensivos, y otros pueden ser destructivos.

La calima y las altas temperaturas son fenómenos que rápidamente asociamos con el verano. Sin embargo, ni son exclusivos de esta estación ni son los únicos meteoros que a veces se apropian de la temporada estival.

Hace unas horas, concretamente a las 5:32 h. en la Península Ibérica, comenzaba el verano astronómico, que durará hasta el próximo 22 de septiembre. Sin embargo, nunca está de más recordar en este ámbito que el verano meteorológico en realidad lleva ya 3 semanas con nosotros (comenzó el 1 de junio) y finalizará cuando termine el mes de agosto.

Las estaciones en el calendario meteorológico ocupan meses completos y junio está considerado, dadas sus características climáticas, como un mes de verano y no primaveral. Esto puede contrastar un poco con la imagen que nos está dando junio de 2021 en la Península Ibérica, que continúa fresco e incluso relativamente húmedo en algunas zonas, algo que no solemos asociar con la imagen que tenemos del verano. Pero es que esta estación esconde muchos fenómenos característicos, a veces locales y que pasan desapercibidos

Granizadas y reventones muy dañinos

Normalmente, los fenómenos más significativos del verano están asociados con las altas temperaturas, pero también con la convección y las tormentas. Uno de los que más llaman la atención es el granizo, el cual suele asociarse con el frío y el invierno, sin embargo, en el ámbito de la meteorología sabemos que el granizo es un fenómeno casi exclusivo del verano, sobre todo el de gran tamaño. En invierno, la convección profunda es mucho rara y cuando se produce no tiene la intensidad necesaria como para sostener grandes piedras de granizo, por lo que las granizadas invernales suelen ser pequeñas y restringidas sobre todo a zonas costeras, donde las tormentas son más frecuentes.

Otro fenómeno curiosamente vinculado al verano son las rachas de viento, y es que algunos fenómenos como los reventones o los frentes de racha, son más comunes e intensos en verano. Tal es así, que donde se producen suelen ostentar los récords de racha máxima del año, ni siquiera las borrascas invernales son rival para estos meteoros. En Aragón, por ejemplo, las rachas más fuertes registradas en los observatorios de sus tres capitales se han dado precisamente en verano.

No siempre es una estación seca, pero cada vez es más cálida

Tampoco debemos dejar de lado las precipitaciones asociadas a la actividad tormentosa, puesto que en zonas del noreste peninsular, especialmente en los Pirineos y el Sistema Ibérico norte, el verano es una estación relativamente húmeda que contrasta con muchas zonas vecinas donde existe una sequía estival típica del clima mediterráneo. De hecho son zonas con un clima oceánico templado en el que la convección en verano se encarga de que no exista como tal una estación seca y las precipitaciones se repartan de forma más uniforme.

Sin embargo, una variable muy vigilada en esta estación es la temperatura. En esta última década han tenido lugar varios de los veranos más cálidos registrados en nuestro territorio en este último siglo. Llaman la atención algunos episodios recientes como el de finales de junio de 2019, en los cuales las temperaturas a 850hPa (unos 1500 metros de altitud) superaron los 30ºC, incluso en zonas de la mitad norte peninsular, batiendo récords en algunos sondeos realizados en aeropuertos del este de Francia y noreste de la Península Ibérica.

Este verano la Agencia Estatal de Meteorología advierte que las temperaturas podrían quedar notablemente por encima de la media en el interior, aunque todavía tendremos que esperar a los últimos días de este mes para recibir las primeras irrupciones de calor importantes.