El huracán Ophelia se acerca, ¿cómo nunca?

En las últimas horas el huracán Ophelia, de categoría 2, se ha convertido en extraordinario. Desde el año 1980 no había un ciclón de estas características tan cerca de la Península Ibérica. Entonces, ¿es único en su especie?

Ophelia
Toma de satélite del huracán Ophelia de ayer. Imagen obtenida de @Dalehay.

Los últimos informes del Centro Nacional de Huracanes (CNH) de EEUU han llegado a otorgar al huracán Ophelia la categoría 2. Se trata de un sistema excepcional por su posición sobre el Atlántico. Desde 1980 no se observaba un ciclón de estas características tan “cerca” de la Península Ibérica. En aquel entonces, Iván dejó rachas de viento de 165 kilómetros por hora (km/h) mientras surcaba el océano al sur de las Azores. En las próximas horas se prevé que Ophelia alcance picos de 160 km/h.

El CNH le concede, al menos, 48 horas más como huracán. Estará en un entorno favorable con poca cizalladura y sobre un mar que presenta temperaturas de entre 23ºC y 24ºC. Éstas, a priori, no deberían ser suficientes para sustentar un sistema de estas características, que tradicionalmente requiere de registros iguales o superiores a los 26,5ºC. Ophelia no es un huracán al uso.

Los huracanes que acostumbramos a ver al otro lado del Atlántico, como los recientes Harvey o Irma, parten de una zona de bajas presiones que se intensifica y sobrevive por el calor que consumen las enormes nubes de tormenta. En este proceso la cizalladura o “cortante” lleva la batuta. Si es excesiva, la cadena se rompe y el ciclón se desvanece. En Ophelia el motor no es únicamente el calor, también se apoya en un núcleo de aire frío en altura que, en contraste con el océano cálido, pone en marcha el desarrollo de los cumulonimbos. El aspecto es calcado, pero el funcionamiento interno es diferente, y esto es lo que permite que sobreviva en latitudes tan septentrionales.

Ophelia no es única en su especie. En 2005 ya tuvimos un par de sistemas con un funcionamiento similar en los alrededores de nuestro país. Entre los días 8 y 11 de octubre de ese año, el Atlántico dio lugar a Vince. Un huracán que llegó a alcanzar la categoría 1, con vientos sostenidos de 120km/h según el CNH.

Vince
Inundaciones en la ciudad de Córdoba tras el paso de los restos de Vince. Foto de Cordópolis (Madero Cubero).

Vince se desarrolló a partir de una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que se descolgó del chorro polar y acabó anclada entre Azores, Canarias y la Península. Este núcleo gélido, ubicado en las capas medias de la troposfera, se topó con una superficie del océano relativamente cálida, con registros del orden de 23ºC. El contraste disparó la convección y los cumulonimbos brotaron como setas.

En la mañana del día 11 los restos de Vince, ya como “depresión tropical”, llegaron al Golfo de Cádiz y descargaron unos cuantos chaparrones torrenciales en el valle del Guadalquivir y la campiña sevillana. En el observatorio de la Agencia Estatal de Meteorología ubicado en el aeropuerto de Córdoba se recogieron 54,2mm en una hora, con una intensidad máxima diezminutal de 88,8mm/h. En las cuatro horas que duró el envite se recogieron 84mm.

Después de Vince llegó Delta, una tormenta tropical que dejó numerosos desperfectos, un fallecido en el archipiélago canario y otros seis de entre un grupo de inmigrantes que se embarcaron en un desafortunado viaje en patera.

Delta Tenerife
Árboles arrancados en Tenerife por el ciclón Delta. Fotografía de Luciano de la Rosa (tiemposevero.com).

Delta también nació de una depresión no tropical que acabó derivando en un sistema híbrido, con el aire frío en altura de detonante y el calor que emanaba el Atlántico como combustible.  La ciclogénesis marítima subtropical arrancó el 20 de noviembre  y el día 23 se fraguó la tormenta tropical. Después ésta se fue debilitando hasta lindar con Canarias el día 28, ya revestida de ciclón extratropical.

El choque con el archipiélago fue muy violento, sin lluvias intensas, que quedaron en parcela marítima, pero con rachas de viento fortísimas. Numerosos observatorios registraron ráfagas de 100-120km/h y la orografía dejó valores para la historia. Izaña registró una racha máxima de 248km/h. Este vendaval dejó a más de 200.000 vecinos del área metropolitana de Tenerife sin luz y cuantiosos daños en la agricultura.

Ophelia finalmente, ¿llegará a afectarnos?

Los modelos de predicción dejan a Ophelia algo más al oeste de lo que auguraban hace unos días, en el interior del Atlántico. Salvo sorpresa mayúscula, no se dejará notar en el cuadrante noroeste peninsular de forma directa. ¡Afortunadamente! Alguna que otra proyección le otorga aún intensidad de categoría 1 cuando pase al oeste de Galicia. Tal intensidad, en caso de golpearnos, dejaría un reguero de daños.

Entre el domingo y el lunes Ophelia bombeará viento de componente sur, moderado en el extremo norte de la Península Ibérica, que dejará un notable aumento de temperaturas. La “surada” podría batir algunos récords históricos por calor en ciudades como Gijón o Lugo. El temporal marítimo en la costa gallega pinta intenso y a unos kilómetros al oeste aún más, con olas de hasta 9 metros.