Un extraño fenómeno sumerge a Estocolmo, Suecia, en una oscuridad histórica

La oscuridad se volvió parte del paisaje diario en la capital sueca y transformó este invierno en una experiencia más densa que lo habitual, una situación que obliga a la población a seguir consejos para sobrellevar el malestar anímico.

Nubes
Estocolmo en diciembre: cielos cubiertos y luz tenue marcan uno de los inviernos más oscuros registrados en la ciudad.

Estocolmo, acostumbrada a diciembres muy fríos y días cortos, está viviendo un fenómeno inusual este año. Durante las últimas semanas, el cielo permaneció cubierto y el sol apenas logró asomar unos minutos. Tan persistente ha sido la nubosidad que la capital sueca atraviesa el diciembre más oscuro registrado en décadas.

Según datos preliminares del Instituto Meteorológico e Hidrológico de Suecia (SMHI), la capital apenas registró unos 30 minutos de sol medible en lo que va del mes, una cifra dramáticamente inferior a la media histórica, que ronda 33 horas de radiación en este mes. Tanta nubosidad persistente no se observaba desde 1934, cuando las mediciones registraron prácticamente cero horas de Sol en todo el mes.

La explicación no es sobrenatural. Una sucesión de sistemas de centros de bajas presiones que arrastran nubes densas desde el Atlántico y el Mar del Norte mantuvieron el cielo cubierto durante gran parte del mes. Ese manto gris y húmedo casi no da chance a que los rayos solares -de escasas horas en época invernal- logren llegar a la superficie de la ciudad.

Suecia
Paisaje urbano: la nubosidad persistente cubre la ciudad y reduce al mínimo las horas de sol medible.

Lo curioso es que este patrón viene acompañado de otro fenómeno: temperaturas inusualmente cálidas para la época. En buena parte del sur y centro de Suecia, incluida Estocolmo, hubo días con máximas que superaron los cero grados, algo atípico para mediados de diciembre, y en algunos lugares se batieron récords de días consecutivos sin temperaturas bajo cero. Esa corriente de aire templado también contribuye a mantener las nubes bajas y densas.

Más allá de la meteorología: una ciudad enfrenta el bajón anímico

La falta de sol no es solo un dato meteorológico curioso: influye en la vida cotidiana de los habitantes. La luz natural cumple un papel clave en los ritmos biológicos, la producción de vitamina D y hasta el estado de ánimo de la gente.

La nubosidad prolongada y la escasez de luz intensifican la sensación de invierno eterno y pueden agravar lo que se conoce como “winter blues” -una forma de tristeza estacional- por la influencia de la ausencia de luz directa sobre los ritmos circadianos.

clima
Invierno en Suecia: la falta de sol directo acentúa la sensación de penumbra durante los días más cortos del año.

Los especialistas suecos recomiendan a los habitantes salir a caminar todos los días, incluso con cielo nublado, y aprovechar lámparas de terapia lumínica para compensar la carencia de luz natural.

A nivel colectivo, también hay propuestas culturales que funcionan como “antídotos”: luces navideñas, decoraciones brillantes y cafés bien iluminados se multiplican en las calles y en los hogares, como si la ciudad entera tratara de luchar contra la penumbra con brillo artificial. No es solo tradición, sino una respuesta práctica a semanas de tonos grises dominantes.

A pesar de este panorama, los expertos recuerdan que a partir del solsticio de invierno, que marcó el día más corto del año, la ciudad empezó lentamente a recuperar minutos de luz.

Por ahora, el cambio es casi imperceptible: apenas un par de minutos más de claridad por jornada, que no garantizan Sol ni cielos despejados. En otras palabras: habrá más luz en el reloj, pero no necesariamente más sol en el cielo. Hasta que eso ocurra, la capital seguirá sumida bajo las nubes, a la espera de que un rayo de luz rompa con el récord de oscuridad.

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