El día que el mundo se acostó el 4 de octubre y se levantó el 15: la historia de cómo ajustamos nuestro calendario
Un salto en el tiempo que sorprendió a Europa: desaparecieron diez días de los calendarios cuando nadie lo esperaba. Te contamos la historia detrás de aquel cambio que todavía hoy marca nuestras fechas.

El calendario gregoriano es una de esas herramientas invisibles que rigen nuestra vida sin que apenas reparemos en ello. Está en nuestros móviles, en la agenda del trabajo, en los cumpleaños y en los plazos fiscales. Lo damos por hecho, como si siempre hubiera existido tal y como lo conocemos.
Sin embargo, su implantación fue todo menos trivial y, durante un breve pero desconcertante momento de la historia, el tiempo dio un salto inesperado, ya que diez días desaparecieron del calendario.
El error invisible que fue creciendo durante siglos
Durante siglos, Europa se rigió por el calendario juliano, instaurado por Julio César en el año 46 a.C. El sistema parecía sólido, es decir, un año de 365 días y un día extra cada cuatro años. El inconveniente era mínimo pero constante.
El año solar real (el tiempo que tarda la Tierra en completar su órbita alrededor del Sol) es ligeramente más corto. Esa diferencia de apenas once minutos anuales provocó que, con el paso de los siglos, el calendario se desajustara respecto a los equinoccios y solsticios.
A finales del siglo XVI, el desfase acumulado era de unos diez días. El equinoccio de primavera, clave para calcular la fecha de la Pascua cristiana, ya no caía el 21 de marzo, como había establecido el Concilio de Nicea en el año 325.
La decisión del papa que cambió la forma de medir el año
Ante esta situación, el papa Gregorio XIII impulsó una reforma profunda del calendario. Con la ayuda de astrónomos y matemáticos (entre ellos el jesuita Christopher Clavius) se diseñó un nuevo sistema que corregía el error acumulado y prevenía futuros desfases.
El 4 octubre, pero de 1582
— RelatandoHistoria (@relatandohisto1) October 4, 2020
El papa Gregorio XIII decretó el calendario gregoriano en sustitución del calendario juliano (con un error de un día cada 130 años); a la medianoche del jueves 4 de octubre de 1582 se dio paso al viernes 15 de octubre. pic.twitter.com/6BK6yad5Kz
La solución fue tan simple como radical: eliminar diez días del calendario. Así, en los territorios que adoptaron inmediatamente la reforma, el jueves 4 de octubre de 1582 fue seguido directamente por el viernes 15 de octubre. Quienes se acostaron una noche se despertaron, literalmente, diez días después.
El impacto social de un calendario que se saltó diez días
Aunque pueda parecer un acto casi mágico, la transición fue, en términos generales, administrativa. No hubo una sensación colectiva de “viaje en el tiempo”, pero sí confusión y recelo. Algunas personas creyeron que se les habían robado diez días de vida, de salario o de alquiler. En ciertos lugares circularon rumores y protestas, especialmente entre los sectores menos instruidos.
El papa Gregorio XIII introduce el calendario gregoriano en 1582. El jueves 4 de octubre del calendario juliano dio paso al viernes 5 del calendario gregoriano.
— MUY Interesante (@muyinteresante) October 4, 2018
Más curiosidades sobre el calendario aquí: https://t.co/7Gma7z27rG pic.twitter.com/kKFkBesiWC
Sin embargo, las autoridades civiles y religiosas dejaron claro que los plazos legales, contratos y obligaciones se ajustaban al nuevo calendario. Nadie envejeció diez días de golpe ni perdió derechos por el salto temporal.
Un cambio desigual y con consecuencias
Lo cierto es que la adopción del calendario gregoriano no fue inmediata ni universal. Los países católicos lo implementaron rápidamente, pero los protestantes y ortodoxos lo rechazaron durante décadas, e incluso siglos, por desconfianza hacia una reforma promovida por el papado.
Inglaterra y sus colonias no hicieron el cambio hasta 1752, momento en el que tuvieron que eliminar once días. Rusia no adoptó el calendario gregoriano hasta 1918, tras la Revolución bolchevique, lo que explica por qué la llamada Revolución de Octubre ocurrió, según nuestro calendario actual, en noviembre.
Un salto sin precedentes, pero no único en la historia
Ajustar el calendario no era algo completamente nuevo. Ya en la antigua Roma se habían introducido correcciones drásticas para realinear el tiempo civil con el solar. Sin embargo, ningún ajuste había sido tan coordinado, documentado y duradero como el gregoriano.
Desde entonces no se han eliminado días completos, pero sí se han introducido ajustes menores, como los años bisiestos y la discusión recurrente sobre los segundos intercalares. La diferencia es que hoy la corrección es casi imperceptible.
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