Cómo prevenir y actuar ante la picadura de una medusa

Más de una vez habrás oido hablar de "supuestos" remedios para curar una herida de medusa, como echar orina o agua dulce en la herida. Nada más lejos de la realidad. Aprende cómo actuar ante la picadura.

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La cada vez más abundante presencia de medusas está provocando más picaduras que nunca, por eso debemos estar siempre alerta.

Destierra ya estos remedios de tu cabeza: ni agua dulce, ni orina ni arena, barro o vinagre, porque lejos de mejorar la situación, pueden empeorarla, ya que con estas acciones puedes ayudar a extender el tóxico inoculado y agravar todavía más la lesión producida.

Ser precavidos, una medida imprescindible

Pero vayamos por partes, empezando por la prevención. Es evidente que no depende de nosotros que haya medusas en el agua o no, pero sí está en nuestras manos manejar de forma adecuada la situación. Sobra decir que hay que mantenerse fuera del agua en caso de verlas en el mar, y evitar las zonas donde rompen las olas, pues es donde más se acumulan sus restos.

Y no sólo eso, sino que no debemos tocarlas nunca en la arena, ni aunque tengamos la absoluta certeza de que están muertas, ya que sus tentáculos conservan su poder urticante durante al menos 24 horas.

En caso de encontrar una a nuestro lado, debemos salir del agua con mucha calma, pues si azuzamos el agua, es más que probable que la atraigamos y que nos toquen sus tentáculos.

El primer paso ante una picadura es lavar la herida siempre con agua del mar

No obstante, si pese a ser precavidos, no hemos podido evitar que nos pique, lo primero y más importante es lavar la zona con agua salada. Nunca con agua dulce. Lo ideal sería usar suero fisiológico, pero en caso de no tener, el agua del mar ayuda a desinfectar la herida.

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El aspecto de una picadura de medusa es fácilmente reconocible: son ronchas o marcas en la piel, como una especie de huella del contacto de los tentáculos con la piel.

A continuación, lo más importante es retirar los restos de los tentáculos utilizando unas pinzas o guantes. Si no disponemos de estos utensilios o no hay un socorrista cerca, se podrían retirar arrastrando los restos con el borde de una tarjeta de crédito. En todo caso, sería una medida extrema en caso de encontrarnos aislados.

Echar agua dulce ayuda a que el veneno siga saliendo

En caso de necesitar echar más agua, recuerda: que sea siempre salada, pues si arrojas agua dulce activarás los restos de células venenosas, lo cual producirá la liberación de más veneno en la piel.

Lo normal es que en ese momento la herida pique, y mucho, pero hay que evitar rascarse o frotarse, ni con las manos ni con cualquier otro objeto o prenda. Y es que cuanto más nos rasquemos, más favorecemos que el veneno pase al riesgo sanguíneo.

Aplicar frío sobre la zona alivia el dolor y evita que se extienda el veneno.

Y lo que es peor: al fuerte picor le acompañará una sensación de escozor más o menos aguda, por lo que seguidamente habría que aplicar hielo en la zona afectada, durante unos 15 minutos aproximadamente. Nunca directamente sobre la herida, sino cubierto con un paño o similar. Al fin y al cabo, el hielo es agua dulce, y en contacto con la herida haríamos de nuevo que el veneno siguiera saliendo.

No exponer al sol, y revisar la herida durante los días posteriores

En los días posteriores a la picadura debemos protegerla, y no exponerla al sol ni al agua durante dos o tres días, y dejar que cicatrice. Si persiste el dolor, podemos tomar algún analgésico o antihistamínico vía oral, pero sobre todo, si el dolor dura varios días, deberemos acudir al médico.

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Ancianos, niños, mujeres embarazadas, asmáticos o personas con cardiopatías debe extremar aún más las precauciones para evitar ser alcanzados por los tentáculos de una medusa

Por último, aunque la herida evolucione favorablemente, debemos ser muy cautos y evitar una segunda picadura, pues las consecuencias podrían ser peores. Al estar el cuerpo sensibilizado al veneno, podría producirse alguna reacción de tipo anafiláctico.