¿Cómo limpiar y organizar la nevera tras las vacaciones? ¿Sabías que sucia consume hasta un 30% más de energía?

Llegas a casa y ¡horror! Tu nevera está vacía. O peor, no lo está y algo te está saludando siniestramente. Septiembre siempre es una oportunidad para empezar cosas de nuevo, nunca es tarde. Aquí van las claves para poner tu nevera a punto.

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Este es el momento de empezar de nuevo con tu nevera.

Nunca encontramos el mejor momento para poner en orden la nevera, dejarla limpia y reluciente y colocar las cosas de la mejor manera posible. Pero después de vacaciones, cuando vuelves a casa y ves a ese limón pocho saludando sabes que ahora sí. Una nevera sucia o un congelador con hielo no sólo gastan hasta un 30% más de energía (que ya es motivo suficiente), sino que son un foco de intoxicaciones alimentarias. Empecemos de cero.

Limpiar la nevera y el congelador

Tanto la nevera como el congelador pueden acumular hielo con el tiempo debido a los cambios de temperatura al abrir y cerrar la puerta o que no se haya cerrado correctamente, esto hará que la humedad se condense en las paredes que el frío se congelará después.

Si no lo quitamos, conseguiremos que gaste más energía porque actúa como aislante absorbiendo el frío que hay en el congelador, hablaríamos de un 30% más en el consumo de electricidad. Eso por no comentar que podría ser un posible foco de contaminación microbiológica.

El congelador debería descongelarse siempre que haya una capa de medio centímetro de espesor o cada seis meses. En el caso del frigorífico, habría que hacerlo una vez al año como mínimo. Los frigoríficos con sistema no frost tienen un ventilador que dispersa la humedad así que no habría que descongelar de forma manual. Esto no va a evitar que tengamos que limpiarlo también de vez en cuando.

¿Cómo descongelar?

Para descongelarlo, lo mejor es elegir un día en el que tengamos tiempo porque nos llevará al menos dos horas. Como hay que sacar los alimentos congelados o frescos, lo mejor es aprovechar para hacerlo un día en el que no haya mucha comida y almacenarlos juntos (bien envueltos) en una nevera o bolsa isotérmica donde no añadiremos hielo sino placas de congelación.

Tendremos que desenchufarlo porque el hielo pasará al agua y eso es un riesgo que no debemos asumir (tenemos que salir vivos de esto), además, será más sencilla la descongelación.

Podemos pasar paños de agua caliente por las paredes o usar el vapor de agua de recipientes con agua caliente. Es mejor usar unas toallas colocadas debajo de estos recipientes para recoger el hielo que pueda caer. Nunca se utilizarán ni cuchillos, ni ningún utensilio para retirar el hielo, corremos el riesgo de romper alguna zona.

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Una capa de hielo en la nevera o la congelación puede hacernos gastar hasta un 30% más de energía.

Una vez esté descongelado, tenemos que limpiarlo. Es mejor no utilizar detergente porque hará espuma que será difícil de quitar, es mejor usar un líquido desinfectante. Hay que retirar cajones y baldas y limpiarlos por separado. Es fundamental secarlo bien para que no quede nueva humedad.

Una vez seco, volvemos a enchufar y cuando haya alcanzado la temperatura adecuada, volver a introducir la comida.

Y a colocar

El orden es más importante de lo que pensamos, de la buena colocación dependerá optimizar la conservación y mejorar su vida útil de los alimentos, pero no sólo eso, sino que podremos evitar contaminaciones cruzadas directas (que es cuando un alimento contaminado toca otro que no lo está y lo lía todo), por ejemplo, cuando ponemos carne o pescado y el líquido que suelta lo mancha todo.

  • Hay que tener en cuenta que la temperatura varía dependiendo de la zona. Por eso los lácteos, huevos, queso… debería estar en la zona media.
  • Los productos crudos o más perecederos en la zona de abajo. Siempre separados entre ellos y, si es posible, en un recipiente con una rejilla. Irán también los alimentos que se están descongelando (porque ya nunca descongelamos a temperatura ambiente, ¿verdad?).
  • En los cajones de abajo, frutas, verdura y hortalizas. No es aconsejable mezclar frutas climáticas (las que maduran una vez recolectadas) como manzanas y peras porque se estropean antes. Las frutas climáticas respiran después de haberlas recogida y eso puede hacer que lo que tiene cerca madura antes. Con las no climatéricas como la naranja y el limón, mandarinas o fresas no hay problema.
  • Los alimentos cocinados en la zona de arriba, envasados y separados unos de otros. Nunca pondremos en la misma zona alimentos crudos y congelados.
  • En la puerta de la nevera: bebidas o salsas no caseras, mantequillas… lo que menos afectado se vea por los cambios de temperatura.
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Una correcta limpieza y colocación hará que tus alimentos duren más (y gastes menos)

Tampoco deberíamos pegar muchos alimentos a las paredes de la nevera para evitar escarcha o mal funcionamiento. Si sobrecargamos la nevera, el aire no puede circular bien y no conservará correctamente los alimentos. Por no hablar de evitar que se nos quede un alimento pocho al fondo de la nevera generando moho… como poco. Limón, prepárate, vamos a por ti.