Llega la calima: odiada, pero hace poco derramó 12 millones de euros

Aunque no lo parezca, la intrusión extraordinaria de polvo sahariano asociada a Celia tuvo algunos efectos positivos. Además, en los próximos días nos podría visitar de nuevo la calima en plena de ola de calor.

calima borrasca Celia
La borrasca Celia nos dejó imágenes para el recuerdo: casi todo el país se convirtió en un filtro color sepia, y la calidad del aire fue extremadamente desfavorable.

La calima ha sido una de las grandes protagonistas del panorama meteorológico en esta primera mitad de año, con varias intrusiones extraordinarias de polvo en suspensión que afectaron tanto a la Península como a los archipiélagos durante la pasada primavera, dejando estampas y postales para el recuerdo.

Sin duda, este litometeoro es uno de los más conocidos y odiados por la población (excepto para los dueños de los lavaderos de coches) por sus consecuencias: puede agravar patologías respiratorias, se producen las "lluvias de sangre" cuando coincide con precipitación, deposiciones secas del polvo en suspensión, provoca una pérdida drástica de calidad del aire, el cielo está muy turbio y la visibilidad se reduce drásticamente...

El fertilizante natural más poderoso

A mediados de marzo, la borrasca Celia dirigió hacia la Península una extraordinaria irrupción de polvo sahariano, depositándose por cada metro cuadrado 6,4 gramos de partículas, según los datos del WMO Barcelona Dust Regional Center. Además, por este motivo durante unas horas la calidad del aire más desfavorable del mundo se registró en España, superando a China o a la India.

Pero aunque no lo parezca, también tuvo sus efectos positivos: es el fertilizante natural más potente. Un informe elaborado por la empresa burgalesa Agrae Solutions señala que el polvo depositado en aquel episodio ha dejado en el suelo nutrientes por valor de casi 12 millones de euros, una pequeña alegría para los agricultores debido las subidas de precio que han experimentado los fertilizantes en los últimos meses. El polvo en suspensión es rico en hierro y fósforo, abonando los suelos y enriqueciendo la tierra.

La extraordinaria deposición de polvo asociada a la borrasca Celia dejó en el suelo nutrientes por valor de casi 12 millones de euros.

Las cantidades encontradas, según muestreos realizados en tierras de cultivo de las provincias de Burgos y Palencia, rondan los 64 kilos por hectárea, una cantidad que no es suficiente para cumplir con las necesidades de las plantaciones. Eso sí, en algunas zonas del sureste peninsular esta histórica deposición afectó negativamente a aquellos cultivos que ya estaban en proceso de crecimiento.

Enriquece tanto la tierra como los mares

Además, en aquellos suelos en los que predominan las arenas o los limos, el polvo en suspensión que se deposita ayuda a fijar sustancias como el calcio. No hay que olvidar que estos nutrientes tienen una gran importancia en la fertilización de los suelos y la vegetación del Amazonas, tras cruzar el Atlántico se deposita por la lluvia o al caer sobre la selva.

Mucha gente lo desconoce, pero también enriquece los mares, ya que microorganismos como el fitoplancton o bacterias animales pueden hacer uso de él y liberar todos estos nutrientes que son útiles. A su vez, sirven para alimentar peces y aumentar la biodiversidad del entorno marino.

Calima en la inminente ola de calor

La semana que viene el polvo en suspensión puede jugar un papel importante, ya que podría impedir que se lleguen a los 44-45 ºC en puntos del suroeste peninsulares durante los días más complicados de la inminente ola de calor. Además, si a ello se le une la nubosidad media y vientos marítimos, en algunas zonas las temperaturas podrían ser no tan altas como las previstas por nuestro modelo.

Para la semana que viene existe mucha incertidumbre respecto a la duración, potencia y extensión de las temperaturas extremas, ya que todo dependerá de la trayectoria de la DANA que se descolgará frente a las costas del oeste peninsular.

Si la DANA se mantiene unos días al oeste, arrastrará aire extremadamente cálido hacia la Península y los archipiélagos, que además vendría cargado de polvo en suspensión, que afectaría sobre todo a la mitad sur y a las islas. La ola de calor podría acabar con un descenso térmico progresivo o de forma brusca si se aproximara alguna vaguada o embolsamiento de aire frío desde el Atlántico. Sin duda, un episodio para seguir.