Así son los imponentes Mallos de Riglos: monolitos de roca de más de 300 metros situados en la provincia de Huesca
Los Mallos de Riglos son una joya geológica única en Europa en pleno prepirineo aragonés. Analizamos su origen, paisajes, rutas de senderismo y escalada de este espectacular espacio natural.

Los Mallos de Riglos se levantan imponentes sobre el valle del río Gállego, en pleno prepirineo oscense, formando una de las postales naturales más reconocibles y espectaculares del norte de España.
Estas monumentales formaciones no solo son un icono para escaladores de todo el mundo, sino también son un auténtico museo natural al aire libre donde confluyen geología, biodiversidad y cultura aragonesa.
¿Dónde se encuentran estas imponentes formaciones?
Los Mallos de los que hablamos (también los hay en Agüero o Murillo de Gállego) se encuentran en el término municipal de Riglos, a unos 45 km al noroeste de la capital oscense, en la comarca de la Hoya de Huesca. Forman parte del conjunto montañoso del Sistema Prepirenaico, una franja de relieve intermedio entre las llanuras del Ebro y las cumbres del Pirineo Central.
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— gozARTE (@gozARTE) February 1, 2024
Hoy empezamos el día con unas cuantas imágenes de los mallos de Riglos (Huesca), un paisaje sencillamente impresionante. ¿Las compartimos, para que todo el mundo sepa que tiene que venir a Aragón a ver algo así? pic.twitter.com/Wqi9GYF8oq
El entorno de Riglos es parte del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, una de las zonas más biodiversas y mejor conservadas de Aragón. Los Mallos están encajados junto al río Gállego, cuyo caudal ha contribuido durante millones de años a modelar estas estructuras verticales.
Así se formaron los Mallos de Riglos
Los Mallos de Riglos son formaciones de conglomerados, rocas sedimentarias compuestas principalmente por cantos rodados de cuarzo, calizas y otras litologías, unidos por una matriz calcárea.
Se ubican al pie de los relieves pirenaicos de las denominadas Sierras Exteriores, y se formaron por el levantamiento orogénico en el límite con la depresión del Ebro hace unos 65 millones de años. Después, los cursos fluviales que descienden de la cordillera pirenaica los han ido aislando y modelando, dando lugar a las actuales paredes rocosas gigantes que podemos contemplar en la actualidad.
La majestuosidad de los Mallos de #Riglos, donde el río Gállego fluye a sus pies. Un espectáculo natural perfecto para escaladores y amantes de las aves ¡Ven y vive esta maravilla! pic.twitter.com/9s8WZslcwA
— Huesca La Magia (@Huesca_LaMagia) April 28, 2025
Por tanto, la erosión diferencial y los movimientos tectónicos fueron los que esculpieron estas estructuras en forma de torreones, y que a día de hoy destacan por sus paredes verticales y su color rojizo, debido a la oxidación del hierro presente en la roca.
Escalada en Riglos: un santuario vertical
Desde los años 50, los Mallos de Riglos se han convertido en un referente internacional de la escalada clásica y deportiva con rutas más conocidas, como la del Mallo Pisón, el Mallo Firé o el Visera, son auténticos desafíos técnicos que combinan verticalidad, longitud y exposición.

Escaladores de todo el mundo acuden a probar sus habilidades en estos muros de hasta 300 metros de desnivel, muchos de los cuales tienen nombres históricos como la Rabadá-Navarro, en honor a los legendarios alpinistas aragoneses.
Senderismo y lugar privilegiado para la observación de aves
Para quienes no practican escalada, el entorno de Riglos ofrece numerosas rutas de senderismo de diferente dificultad. La más popular es el Sendero Circular de los Mallos, de unos 5 km, que bordea las formaciones ofreciendo vistas espectaculares desde diferentes ángulos. Otros senderos llevan hacia Los Aguarales de Valpalmas, Loarre o el mirador de los Buitres.
Este mirador es ideal para la observación de aves rapaces, así que no te olvides los prismáticos, ya que los Mallos son un refugio para una de las mayores colonias de buitre leonado de Europa, además de alimoches, quebrantahuesos y águilas reales.