¿Es España un país inflamable? 2ª Parte

Para resolver esta pregunta es necesario exponer argumentos a favor y en contra, para poder entender porqué, ante un calentamiento global de la Tierra, debemos trabajar para que un fenómeno natural como el fuego se encuentre con un territorio poco inflamable.

¿Por qué España NO ES un país más inflamable que otros?

España NO ES un país inflamable porque se acumulen grandes cantidades de biomasa vegetal, propiciado por tener un clima mediterráneo húmedo y suave durante una buena parte del año.

Se ha demostrado que el pastoreo con ganado ovino o caprino en zonas forestales de la Red Natura 2000 ayuda a reducir los incendios forestales

España NO ES un país inflamable porque existan en los montes grandes cantidades de combustible y al presentar veranos secos y cálidos los incendios estivales sean un fenómeno frecuente.

España NO ES un país inflamable porque en determinados lugares y momentos del año, se den altas temperaturas, baja humedad relativa y fuertes vientos en enclaves donde hay disponible una gran cantidad de combustible vegetal.

España NO ES un país inflamable porque a causa de los rayos se produzcan incendios de manera natural, como viene ocurriendo desde la aparición del combustible vegetal, hace millones de años, ya desde los inicios de las plantas terrestres (hace 450 millones de años, en el Silúrico).

España NO ES un país inflamable porque los humanos utilicen el fuego como herramienta modeladora del paisaje. Para los humanos y los demás seres vivos de estas tierras, el fuego se convirtió en un elemento esencial en sus vidas (aproximadamente desde el Mesolítico, hace unos 12.000 años), modelador de paisajes y especies, herramienta indispensable e importante elemento sensitivo-cultural (el “hogar”) y no por eso, la península Ibérica resultaba ser más o menos inflamable.

La tendencia hacia un modelo de país inflamable

España ES un país inflamable porque ahora, el fuego, o mejor dicho, los procesos de ignición que provocan los incendios forestales, no dependen únicamente de factores climáticos y de la disponibilidad de combustible en el medio, sino que están verdaderamente influidos por la “dinámica inflamable” que actualmente está sufriendo el país.

España ES un país inflamable porque se está produciendo un grave despoblamiento del mundo rural que, entre otras cosas, esta provocando el abandono de la tierra, lo que trae consigo el cese de gran parte de las actividades agrícolas y ganaderas, y la acumulación de combustible en el medio, bien por la falta de pastoreo, por el abandono de las actividades de explotación y recogida de madera y leñas, por la reconquista de la vegetación silvestre en los terrenos agrícolas abandonados o por el cese de los trabajos ligados a otras explotaciones selvícolas de las zonas forestales (resina, corcho, miel, etc.).

Zona arrasada por un incendio en el Alt Empordà (Girona) ©J.M.Arcos/SEOBirdLife

España ES un país inflamable por los desequilibrios económicos entre prevención/extinción/divulgación-sensibilización, provocados porque muchas administraciones autonómicas destinan partidas presupuestarias cada vez mayores a las tareas de extinción, mientras que la inversión en prevención y sensibilización va siendo reducida paulatinamente, hasta el punto que si no se dispone de medios para gestionar el combustible forestal, los incendios forestales serán cada vez de mayor magnitud y el éxito de los medios de extinción será cuestionable.

La inversión en extinción de incendios tanto del Estado como de las Comunidades Autónomas, generalmente, es muy superior al gasto empleado en labores de prevención y sensibilización.

Y también es un hecho que la superficie forestal española, ha aumentado en unos 1,7 millones de hectáreas en los últimos 10 años y desde los años 70 hasta ahora, se ha producido un incremento de más del 15%. Este notable incremento se ha producido principalmente por las repoblaciones llevadas a cabo en la segunda mitad del siglo pasado, por las políticas de abandono y reforestación de tierras agrícolas y por la expansión natural de algunos tipos de bosques. La evolución de la superficie forestal protegida también ha experimentado un notable incremento en los últimos 10-15 años y en consecuencia cuando se produce un incendio, se queman más hectáreas arboladas y es más probable que ocurra en espacios protegidos.

Pero aunque en general, las CCAA y el Estado invierten aproximadamente el doble en labores de extinción que en acciones preventivas y de sensibilización, con el paso de los años, se está comprobando que aquellas administraciones que más gastan en prevención, frente a las que aplican un mayor esfuerzo económico en extinción, tienen cada año un menor número de hectáreas de monte arrasadas por las llamas.

Algunas administraciones autonómicas, al igual que algunos países europeos, están invirtiendo esta tendencia y desarrollan programas preventivos para evitar o minimizar el impacto de los incendios forestales, como por ejemplo la iniciativa denominada “Red de Áreas Pasto-Cortafuegos de Andalucía (RAPCA)” que lleva a cabo una selvicultura preventiva frente a los incendios forestales mediante el uso ganadero controlado de los pastos de montes públicos. Los beneficios de este tipo de iniciativas son múltiples: lucha contra el despoblamiento rural y abandono de los montes, desarrollo de alternativas sostenibles y eficientes para la gestión del territorio, empleo verde, eliminación de combustible forestal, etc. Los cambios en la abundancia de herbívoros alteran el régimen de los incendios, ya que fuego y herbívoros compiten por un mismo recurso: biomasa vegetal.

La abundancia de grandes herbívoros mantiene niveles bajos de biomasa vegetal, limitando el tamaño e intensidad de los incendios.

Por el contrario, en otras CCAA, la inversión en prevención cuenta con presupuestos cada vez menores, y los recursos para extinción se reducen con la crisis a la mitad. Las consecuencias no se hacen esperar y tenemos el ejemplo de lo que está ocurriendo en la provincia de Guadalajara este año: se han reducido al 50% los recursos humanos destinados anualmente a los retenes forestales mediante un ERE, se han cerrado algunos de los helipuertos y torretas de vigilancia y se está recurriendo de manera casi continua a la colaboración de los medios de extinción del Estado (especialmente de la Unidad Militar de Emergencias) o de comunidades vecinas como Madrid. Y el resultado: solo en la primera semana de agosto se han producido seis incendios importantes en la provincia.

España ES un país inflamable por la expansión de las zonas urbanas y periurbanas a zonas agrícolas y forestales, causado principalmente por el modelo urbanístico instaurado durante los últimos años en nuestro país, especialmente en los municipios de la periferia de grandes ciudades. La cantidad de incendios estrechamente relacionada con la densidad de población y con la extensión de las zonas residenciales imbricadas en el medio natural, conocida como interfase urbano-forestal, está aumentando alarmantemente, y debido a que en los protocolos de extinción de incendios debe primar, como es lógico, salvar las vidas humanas y los bienes de las personas antes que la vegetación. A consecuencia de esta situación, los medios de extinción tardan mucho más en controlar las áreas con vegetación natural incendiadas y el incendio se vuelve de mayores dimensiones.

Izqu. IUF (interfaz urbano-forestal) y vegetación forestal. Dcha. incendios forstales del periodo 1996-2005, con colores más oscuros cuanto a mayor nº de incendios. La correlación que se observa entre un mapa y otro es muy directa y responde también a lo sucedido en los años 2012 y 2013

Y es que aunque existen restricciones y códigos para la planificación urbanística y la construcción de viviendas en áreas con riesgo sísmico o en zonas de inundaciones frecuentes, es necesario que las administraciones competentes elaboren códigos de urbanización y restricciones para la construcción en zonas con riesgo de incendio, ya que con las políticas ambientales actuales, el entorno forestal se está volviendo cada vez es más propenso a los incendios y los medios de extinción están alcanzando su techo de efectividad.

España ES un país inflamable porque se está produciendo un aumento de los usos recreativos en las zonas forestales, con un número cada vez mayor de personas que practican actividades de ocio en el medio natural, aumentando también el riesgo de incendio. Aunque las actividades humanas también pueden reducir las igniciones naturales, ya que la mayoría de los rayos que caen en zonas agrícolas o urbanas no provocan incendios como hubiera ocurrido en el pasado, cuando esos territorios estaban cubiertos por superficie forestal. La actual fragmentación del hábitat y algunas políticas de prevención y extinción de incendios también contribuyen a reducir el número de incendios o la extensión de estos.

España ES un país inflamable porque muchos ecosistemas se están viendo invadidos por especies vegetales exóticas de carácter invasor, muy bien adaptadas al fuego y que propician la acumulación de materia vegetal en el suelo, desplazando a las especies locales menos propensas a arder.

Pero para una comprensión holística del problema, nos faltaría explicar la dinámica natural del fuego en el paisaje, además de ciertos aspectos de las labores de extinción y la posterior restauración ecológica.

No te pierdas la última parte de España Inflamable. Próximamente…

Nicolás López, es Doctor en Ciencias Biológicas y técnico del Área de Conservación de Especies y Espacios de SEO/BirdLife.

Su relación con el bosque del que nos habla en este artículo va mucho más allá, ya que también es artesano de la madera, demostrando con ello que el uso sostenible del bosque autóctono es posible.

Fuente: https://www.seo.org/

Tomado de: https://www.seo.org/blog/es-espana-un-pais-inflamable-2a-parte/

Esta entrada se publicó en Actualidad en 17 Sep 2013 por Francisco Martín León