Los científicos encuentran evidencia que desafía las teorías sobre el origen del agua en la Tierra

El origen del agua en la Tierra sigue siendo un tema de debate y está ligado al origen del hidrógeno. Ahora una nueva teoría se abre paso donde no es necesario de la presencia de meteoritos de impacto para la formación del agua.

El meteorito utilizado en este estudio, LAR12252, cuando se descubrió en la Antártida. Crédito: Programa ANSMET (Búsqueda Antártica de Meteoritos), Universidad Case Western Reserve y Universidad de Utah.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford ha descubierto evidencia crucial del origen del agua en la Tierra. Utilizando un tipo raro de meteorito, conocido como condrita de enstatita, cuya composición es análoga a la de la Tierra primitiva (hace 4.550 millones de años), han descubierto una fuente de hidrógeno que habría sido crucial para la formación de moléculas de agua.

Fundamentalmente, demostraron que el hidrógeno presente en este material era intrínseco y no provenía de contaminación. Esto sugiere que el material del que está hecho nuestro planeta era mucho más rico en hidrógeno de lo que se creía.

Los hallazgos, que respaldan la teoría de que la formación de condiciones habitables en la Tierra no dependió de que asteroides impactaron contra la Tierra, se han publicado en la revista Icarus.

Nueva teoría innovadora del origen del agua en la Tierra

Sin el hidrógeno, un elemento fundamental del agua, habría sido imposible que nuestro planeta desarrollara las condiciones necesarias para sustentar la vida.

El origen del hidrógeno, y por extensión, del agua, en la Tierra ha sido objeto de un intenso debate, ya que muchos creen que el hidrógeno necesario fue transportado por asteroides desde el espacio exterior durante los primeros 100 millones de años de la Tierra. Sin embargo, estos nuevos hallazgos contradicen esta teoría, sugiriendo, en cambio, que la Tierra contaba con el hidrógeno necesario para crear agua desde su formación.

Fotografía de sección delgada de la muestra LAR 12252 en luz polarizada plana con aumento de 5x. Crédito: NASA.

El equipo de investigación analizó la composición elemental de un meteorito conocido como LAR 12252, recolectado originalmente en la Antártida. Utilizaron una técnica de análisis elemental llamada espectroscopía de absorción de rayos X cerca del borde (XANES) en el sincrotrón Diamond Light Source de Harwell, Oxfordshire.

Un estudio previo dirigido por un equipo francés identificó inicialmente trazas de hidrógeno en el meteorito, dentro de materiales orgánicos y partes no cristalinas de los cóndrulos (objetos esféricos de tamaño milimétrico dentro del meteorito). Sin embargo, no se contabilizó el resto, lo que significa que no estaba claro si el hidrógeno era nativo o se debía a contaminación terrestre.

El equipo de Oxford sospechó que cantidades significativas de hidrógeno podrían estar unidas al abundante azufre del meteorito. Mediante el sincrotrón, proyectaron un potente haz de rayos X sobre la estructura del meteorito para buscar compuestos que contuvieran azufre.

Al escanear inicialmente la muestra, el equipo centró sus esfuerzos en las partes no cristalinas de los cóndrulos, donde antes se había encontrado hidrógeno.

Pero al analizar fortuitamente el material justo fuera de uno de estos cóndrulos, compuesto por una matriz de material extremadamente fino (submicrométrico), el equipo descubrió que la matriz misma era increíblemente rica en sulfuro de hidrógeno. De hecho, su análisis reveló que la cantidad de hidrógeno en la matriz era cinco veces mayor que la de las secciones no cristalinas.

En cambio, en otras partes del meteorito que presentaban grietas y signos de contaminación terrestre evidente (como óxido), se encontró muy poco o nada de hidrógeno. Esto hace muy improbable que los compuestos de sulfuro de hidrógeno detectados por el equipo tuvieran un origen terrestre.

Fotografía de laboratorio de la muestra LAR 12252. Crédito: NASA.

Dado que la proto-Tierra estaba hecha de material similar a las condritas de enstatita, esto sugiere que para el momento en que el planeta en formación se volvió lo suficientemente grande como para ser golpeado por asteroides, habría acumulado suficientes reservas de hidrógeno para explicar la actual abundancia de agua de la Tierra.

Tom Barrett, estudiante de doctorado en el Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Oxford, quien dirigió el estudio, dijo: "Estábamos increíblemente emocionados cuando el análisis nos dijo que la muestra contenía sulfuro de hidrógeno, pero no donde esperábamos".

Dado que la probabilidad de que este sulfuro de hidrógeno provenga de contaminación terrestre es muy baja, esta investigación proporciona evidencia vital para respaldar la teoría de que el agua en la Tierra es nativa, es decir, un resultado natural de la composición de nuestro planeta.

El coautor y profesor asociado James Bryson (Departamento de Ciencias de la Tierra, Universidad de Oxford) añadió: "Una pregunta fundamental para los científicos planetarios es cómo la Tierra llegó a verse como tiene hoy.

Ahora creemos que el material que formó nuestro planeta —que podemos estudiar mediante estos raros meteoritos— era mucho más rico en hidrógeno de lo que pensábamos".

Este hallazgo respalda la idea de que la formación del agua en la Tierra fue un proceso natural, y no una casualidad de asteroides hidratados que bombardearon nuestro planeta tras su formación.

Referencia

Thomas J. Barrett et al,The source of hydrogen in earth's building blocks, Icarus (2025). DOI: 10.1016/j.icarus.2025.116588

Esta entrada se publicó en Noticias en 22 Abr 2025 por Francisco Martín León