Adaptarse o retirarse a tiempo, esa es la cuestión

Recientemente, ha sido noticia el anuncio por parte del Gobierno de Indonesia de desplazar de lugar su capital Yakarta a la isla de Borneo, ante las proyecciones climáticas que apuntan a que en 2050 un tercio de la ciudad estará inundada por la subida del nivel del mar prevista en ese lugar del mundo, en combinación con el hundimiento que está experimentando parte de la ciudad.

Argumentos a favor de la retirada estratégica y programada frente al cambio climático: Frente a la subida de nivel de los océanos y el aumento de las temperaturas, puede que huir sea para algunos la mejor opción para adaptarse a un clima que cambia con gran rapidez.

En un Foro de Políticas, A. R. Siders y sus colegas argumentan que, si bien la retirada (el abandono de las zonas vulnerables a una escalada de riesgos relacionados con el clima, como el aumento del nivel del mar o eventos climáticos extremos) probablemente sea una consecuencia inevitable de nuestro calentamiento global, los beneficios sociales, económicos y medioambientales de esta retirada se podrían maximizar si se logran alcanzar objetivos estratégicos.

A pesar de los ejemplos actuales de retirada y de la inminente urgencia de abordar esta reubicación de cara al futuro, la retirada climática se ha convertido en un tema políticamente sensible en el que existen muy pocas líneas directrices y que a menudo se considera únicamente una opción de último recurso que debe evitarse siempre que sea posible.

Sin embargo, según Siders et al., esta concepción limitada de la retirada por parte del statu quo no tiene en cuenta las importantes oportunidades para abordar la equidad, garantizar el uso productivo de las tierras desocupadas y respaldar una reubicación sostenible de las comunidades. Los autores proponen una reconceptualización de la retirada, no como esfuerzo de último momento o como fallo de adaptación, sino como un conjunto programado y administrado de opciones de adaptación.

Para ser efectiva y equitativa, a medida que crezca el alcance y la escala de la retirada, esta debe integrarse en objetivos de desarrollo más amplios, como el desarrollo económico, y administrarse adoptando los enfoques apropiados según el contexto, en función de las necesidades específicas de las comunidades. Sin embargo, dada la complejidad del problema, para garantizar el éxito de los objetivos propuestos, "la futura retirada deberá abordarse con un espíritu de experimentación: la voluntad de probar cosas nuevas junto con una investigación rigurosa y una evaluación del proceso y los resultados para todos participantes", escriben Sliders et al.

AAAS (Asociación Americana para el Avance de la Ciencia)