El polvo del desierto puede aguar la furia de los huracanes

Universidad de Wisconsin. Las masivas irrupciones de polvo africano pueden inhibir o reducir la formación e intensidad de los huracanes.

El Polvo Del Desierto Puede Aguar La Furia De Los Huracanes
Las masivas irrupciones de polvo africano pueden inhibir o reducir la formación e intensidad de los huracanes. Imagen de Transport of African dust to the Americas: Upper map from Perry, K.D., Cahill, T.A., Eldred, R.A., and Dutcher, D.D., 1997, Long-range transport of North African dust to the eastern United States: Journal of Geophysical Research, v. 102, no. D10, p. 11225-11238

Después de más de una docena de huracanes se batieran sobre el Océano Atlántico el año pasado, los científicos se están preguntando que pude estar causando tormentas más fuertes y más frecuentes.

Algunos han señalado a la elevación de las temperaturas del océano, producidas por el calentamiento global. Otros dicen que la mejora es simplemente parte de un ciclo natural en el cual los huracanes son peores para una década o dos antes de otro periodo poco activo.

Ahora, los investigadores de la universidad de Wisconsin-Madison han propuesto una teoría llamativa que introduce una nueva dimensión en la discusión.

En el artículo del 10 de octubre de 2006, que apareció en la revista Geophysical Research Letters, los científicos discuten un acoplamiento, que sorprende, entre la frecuencia de huracanes atlánticos y las nubes espesas de polvo que se levantan desde el desierto de Sahara y descargan periódicamente en la costa occidental de África. El autor principal, Amato Evan, investigador en el instituto cooperativo de UW-Madison para Estudios Meteorológicos por satélite (CIMSS), analizó 25 años usando datos basados en los satélites - de 1981 a 2006 - y ha notado una correlación llamativa. Durante períodos de actividad intensa de huracanes, encontró, que las irrupciones de polvo eran relativamente escasas en la atmósfera. Por otro lado, en los años en que se levantaron tormentas de polvo más intensas, pocos huracanes eran barridos a través del Atlántico.

“Estos resultados son importantes porque demuestran que los cambios a largo plazo en los huracanes se pueden relacionar con muchos y diversos factores,” dicen un co-autor Jonatan Foley, director del centro de UW-Madison para la Sostenibilidad y Ambiente global. “Mientras que muchos trabajos se ha centrado en los acoplamientos entre los huracanes y las temperaturas del océano, que se calientan, esta investigación agrega otra pieza más al rompecabezas.” Si los científicos prueban concluyentemente que las tormentas de polvo ayudan a “silenciar” a los huracanes, los predictores del tiempo podrían un día comenzar a seguir el polvo atmosférico, e introducir este factor en sus predicciones por primera vez.

Los investigadores han puesto su atención en las consecuencias para el medio ambiente del polvo, después de que llegó a estar claro que en algunos años, muchos millones de toneladas de arena se levantan del desierto de Sahara, flotan hacia el oeste a través del Océano Atlántico, a veces en tan solo cinco días, y se depositaban en el Caribe. La “gente no entendía el impacto potencial del polvo hasta que los satélites permitieron que viéramos cómo y cuán expansivas eran estas tormentas de polvo,” dice Evan. “A veces durante el verano, las puestas del sol en Puerto Rico eran tan hermosas debido a todo el polvo que había en el cielo. Pues bien, ese polvo viene en última instancia desde África.”

La arena del Sahara se levanta cuando el aire cálido del desierto choca con el aire más fresco de la región de Sahel – justo al sur del Sahara. Mientras que las partículas ascendentes se remolinan, los vientos alisios intensos comienzan a soplar hacia el oeste en el Atlántico Norte. Las tormentas de polvo se forman, sobre todo, durante los meses del verano y del invierno, pero en algunos años - por razones que no se entienden – apenas se forman en todos.

Evan decidió explorar las correlaciones entre el polvo y la actividad de los huracanes después de que un científico del CIMSS, Christopher Velden y otros, sugirieron que las tormentas de polvo que se movían sobre el Atlántico Norte tropical tuvieran el poder de suprimir el desarrollo de los huracanes. Los investigadores de la UW-Madison dicen que tiene sentido estas ideas porque las capas secas, de polvo del aire no ayudan a favorecer el desarrollo de los huracanes, ya que estos necesitan el calor y la humedad como aprovisionador de combustible. Ese efecto, Velden agrega, podría también significar que las tormentas de polvo tienen el potencial de cambiar la dirección de un huracán más al oeste, que desafortunadamente significaría que tendría una posibilidad más alta de golpear la tierra de los E.E.U.U.

Mientras que el trabajo de UW-Madison no confirma que las tormentas de polvo influyan directamente en los huracanes, sí proporciona evidencias de que los dos fenómenos estén ligados en cierta manera. “Lo qué no sabemos es si el polvo afecta a los huracanes directamente, o si ambos [polvo y los huracanes] están respondiendo a los mismos cambios atmosféricos de la escala mayor alrededor del Atlántico tropical,” dice el científico.

Contactar con:

Jonathan Foley

University of Wisconsin-Madison

608-265-9119

[email protected]

este texto fue tomado de:

http://www.news.wisc.edu/

y

http://earthobservatory.nasa.gov/Newsroom/MediaAlerts/2006/2006101023305.html

Esta entrada se publicó en Noticias en 11 Nov 2006 por Francisco Martín León