Última campaña de observación de los relámpagos del Catatumbo

“Este es un trabajo de equipo”. Así, de entrada, el Prof. Ángel G. Muñoz, investigador del Centro de Modelado Científico (CMC) y líder de la expedición al Catatumbo, señala que la travesía realizada en el pasado mes de octubre, debe verse como una actualización del trabajo que han hecho investigadores de Geociencias y la División de Ingeniería del CMC desde 1998 y que promete continuar realizándose en 2016. 

Figura 1.- Relámpagos del Catatumbo

“Los objetivos siguen siendo entender mejor por qué ocurren, cuáles son las causas de los relámpagos del Catatumbo, y sobre todo cómo pronosticarlos mejor”, señala. Las metas específicas de las cuatro expediciones realizadas en 2015 han sido probar un nuevo modelo multiescala de predicción, diseñado en el propio CMC, basado en los datos recabados a través de sensores hechos en CMC, simulaciones computacionales y modelos físicos, así como acercar el conocimiento científico a los pobladores del Catatumbo, potenciales beneficiarios del Sistema Integrado de Vigilancia de la Cuenca del Lago de Maracaibo (Sivigila).

Esto se traduce en explicar científicamente qué origina y cómo se modula, por qué ocurren y dónde ocurre el fenómeno que hace tan única a la zona ubicada al sur del estado Zulia. Para ello era necesaria una cantidad de mediciones a lo largo de la columna de aire de la parte baja de la atmósfera, al que solo se puede acceder realizando trabajo de campo en el área del Catatumbo y utilizando herramientas como sensores, computadoras y globos de neopreno.

Expedición Catatumbo

Fueron tres días –del 23 al 15 de octubre– en los que el equipo multidisciplinario de la Universidad del Zulia coordinó esfuerzos junto a instituciones como Corpozulia y la Gobernación del Zulia para llevar a más de once personas hasta puntos distantes de la geografía regional como el pueblo de Ologá y Congo Mirador.

Figura 2.- Lanzamiento de un globo sonda durante la última campaña de observación de los relámpagos del Catatumbo

“Allí los niños nos acompañaron y nos ayudaron a lanzar globos (…) se llevaron a los botes y pudieron sentir la experiencia de ser parte de una investigación científica”, relata Marlong Juárez, coordinadora de Sivigila y supervisora de la adquisición de datos en tiempo real. Ella fue también una de las encargadas de entregar uno de los dos cuadros con imágenes de los relámpagos del Catatumbo que se donaron a las únicas escuelas de estos poblados.

Mucho antes les tocó un viaje por carretera –de casi todo un día– desde Maracaibo a Punta Chamita, donde se hizo un lanzamiento de globo cautivo (atado a tierra) con sensores para datos atmosféricos que alcanzaron hasta 1.4 kilómetros de altura sobre el nivel del mar.Desde ese primer contacto con los relámpagos y la atmósfera se pasó por vía marítima a Ologá, lugar donde la instalación de un campamento permitió hacer nuevas mediciones sin contratiempos y logró recabar datos que ayudarán a mejorar la calidad de pronósticos experimentales de rayos, lluvias, ventiscas y trombas marinas.

En la última etapa, una pequeña parte de la expedición se convirtió en el equipo de rescate de un antiguo sensor ubicado en la playa de Congo Mirador. Esto ameritó acceder con machete y botas anticulebras por zonas empantanadas y vegetación demasiado espesa para ser cruzada en lanchas. El tercer y último día de la travesía concluyó con un nuevo paso por agua y tierra, con los datos de investigación listos para ser procesados.En casa, el CMC tiene la tarea no solo de procesar los datos obtenidos, sino de cotejarlos con los que capturaron en expediciones anteriores. Parte de ese trabajo se realiza de manera transversal con otros proyectos como el de desarrollo tecnológico del sensor Ícaro.

Figura 3.- Estación portátil de seguimiento y toma de datos durante la campaña de observación de los relámpagos del Catatumbo

Este instrumento portátil, realizado íntegramente por la División de Ingeniería (DDI) en este centro científico de la Universidad del Zulia, es una microestación meteorológica con capacidad de capturar datos sobre variables atmosféricas como temperatura, humedad y presión, justo lo que se necesita medir en el Catatumbo.

“Nosotros terminamos realizando un perfil vertical de la atmósfera. Es decir, medir las condiciones meteorológicas en distintas alturas”, comenta el Ing. Alfredo Núñez, coordinador de la DDI y supervisor de los instrumentos. Su trabajo también consistió en adaptar estos aparatos que acompañan a los globos de neopreno utilizados y que deben resistir todo tipo de condiciones durante el trabajo de campo.

Para el lanzamiento y recogida de los globos, el equipo contó con la ayuda del Ing. Rómulo Márquez (DDI-CMC) y el Dr. David Sierra (LAFT-CMC), así como del TCNEL Domingo Zurita y el SM1 Virgilio Colmenares, del Servicio de Meteorología de la Aviación Militar (SERMETAVIA).

Seguidamente, el Eje de Geociencias toma toda la información y la procesa, a través de la la física y la estadística, para continuar calibrando el modelo de pronósticos en la zona de mayor densidad de descargas eléctricas de todo el planeta Tierra.

FUENTE: CMD (Centro de Modelado Científico)

Esta entrada se publicó en Noticias en 05 Dic 2015 por Francisco Martín León