Olas de frío y temporales de nieve en Cantabria en los últimos cien años

En Cantabria, sobre todo en sus pueblos y zonas rurales interiores y de montaña, existe una memoria de lo que a lo largo de los años han sido importantes temporales de nieve que cambiaban por unos días, a veces durante semanas, la vida de las gentes y de los pueblos

Foto 1.- Olas de frío y temporales de nieve en Cantabria en los últimos cien años.
(Elaboración propia a partir de los datos recogidos en el observatorio meteorológico de Santander en sus antiguas instalaciones de la calle Gral. Dávila).

¿Un síntoma de cambio climático?

Parte I
José Manuel Puente Fernández
Licenciado en Geografía e Historia
por la Universidad de Cantabria
[email protected]

Nota de la RAM. Este trabajo analiza los temporales de nieve y olas de frío en Cantabria en los últimos cien años. Por su extensión ha tenido que ser dividido convenientemente y las futuras entregas irán apareciendo en las RAMs venideras. Esperamos que sea de vuestro agrado. Queremos agradecer a José Manuel Puente Fernández, su esfuerzo y su trabajo en realizar este magnífico artículo.

INTRODUCCIÓN

En Cantabria, sobre todo en sus pueblos y zonas rurales interiores y de montaña, existe una memoria de lo que a lo largo de los años han sido importantes temporales de nieve que cambiaban por unos días, a veces durante semanas, la vida de las gentes y de los pueblos; que provocaban dificultades en el transporte aislando la provincia del resto del país; que obligaban en definitiva, y en una sociedad muy distinta a la actual, a poner en práctica unas labores hoy casi inexistentes y que se hacían en general de forma colectiva por parte de todos los vecinos (limpiar de nieve los caminos y accesos a los pueblos, ayudar a aquellos que estaban aislados con el ganado...).

Y es que en Cantabria somos hijos del viento sur pero también del norte, los dos marcan el paisaje de la tierra y los dos determinan el carácter de sus gentes. Por eso aquí pretendemos hacer un repaso de aquellas nevadas que han quedado en la memoria colectiva de la región, las más de las veces por su abundancia y en otras también por presentarse en épocas del año que no son las más comunes para estos fenómenos meteorológicos y que por ello alteran de forma sustancial el quehacer cotidiano de las gentes.

Empezaremos por dar primero unos rasgos generales del clima en Cantabria para empezar luego un recorrido por los hitos más importantes de lo que han sido los temporales de nieve en Cantabria.

CARACTERÍSTICAS CLIMATOLÓGICAS DE CANTABRIA

La Comunidad Autónoma de Cantabria se ubica en el extremo norte de la península ibérica, enclavada en el corazón de lo que denominamos la España verde y asomada al mar Cantábrico entre territorios asturianos por el oeste, Euskadi por el este y la comunidad castellano-leonesa por el sur. Su clima templado de carácter oceánico se define por unas temperaturas en general suaves con veranos frescos e inviernos poco rigurosos, además de unas precipitaciones elevadas y regularmente distribuidas a lo largo del año.

Sin embargo, y siguiendo a Font Tullot 1 podemos distinguir una región marítima que abarcaría la franja comprendida entre el litoral y las sierras prelitorales, donde la pluviosidad es alta y muy uniforme (entre los 1000 y 1300 mm. anuales) con abundante nubosidad y temperaturas muy suaves, con escasa oscilación térmica y prácticamente libre de heladas durante todo el año; buen ejemplo de ello es Santander con una temperatura media anual de 14,2º C y una precipitación de 1269 mm., para el período 1961-1990 2 ; y una región semimarítima que se hace más marcada a medida que nos alejamos del litoral y que se corresponde con la mayoría de los valles interiores presentando unas temperaturas más extremas con inviernos progresivamente más fríos y una mayor oscilación térmica. Aunque Font Tullot lo incluye en la misma región de carácter semimarítimo, en ella puede hablarse de dos microclimas con especificidades propias, por una parte estaría el valle de Campoo perteneciente a la cuenca del Ebro y con una clara influencia continental. Sus inviernos son duros y los veranos francamente frescos (la media de precipitación anual de Reinosa es de 966.6 mm. para el período 1911-1975 y su temperatura media anual de apenas 9.1ºC 3) y aunque el verano no puede considerarse seco (menos de 30 mm/mes), sí que se acerca. Por otra parte tendríamos la zona Lebaniega, más concretamente el fondo del valle con su capital comarcal Potes, protegido por la barrera orográfica de las altas montañas que lo rodean y que presenta un clima con una estación estival claramente seca y calurosa que contrasta con las cumbres vecinas, y unos inviernos bastante suaves.

A todo esto hemos de añadir el fuerte relieve montañoso que se desarrolla en toda la región (también conocida como “la montaña”) y cuya influencia sobre los valores es clara tanto en los que respecta a las temperaturas como a las precipitaciones 4 , teniendo así unos datos climatológicos más variados de lo que en un principio puede esperarse.

Foto 2.- Olas de frío y temporales de nieve en Cantabria en los últimos cien años.
Datos proporcionados por el Instituto Nacional de Meteorología

A continuación se reproducen dos tablas con los datos de temperatura media mensual y precipitación de los observatorios de Corrales de Buelna y de Villacarriedo, los dos en una zona de transición entre la franja costera y el interior, con diferencias importantes en pluviosidad y mucho más similares en lo que a temperaturas se refiere.

Foto 3.- Olas de frío y temporales de nieve en Cantabria en los últimos cien años.
Extraído de Agroclimatología de España, Ministerio de Agricultura, Inst. Nacional Invest. Agrarias, Madrid 1977

Por último reproducimos la tabla de Reinosa representativa de unas características climáticas mucho más acentuadas, fundamentalmente por la continentalidad, que se refleja en un descenso importante de las medias mensuales de temperatura y en una pluviosidad algo menor que en el resto de la región.

Foto 4.- Olas de frío y temporales de nieve en Cantabria en los últimos cien años
(Datos proporcionados por el Instituto Nacional de Meteorología) 5

Todos estos datos nos servirán posteriormente para compararlos con las temperaturas medias que se registraron en algunos meses del invierno durante las olas de frío más importantes del siglo y de esa forma poder observar la desviación con respecto a la media que se produjo durante esas invasiones de aire polar.

LAS OLAS DE FRÍO

Los temporales de nieve en Cantabria vienen siempre de la mano de invasiones de aire muy frío proveniente del norte o del este del continente europeo; las regiones de origen de estas masas de aire son Escandinavia o la meseta ruso siberiana.

Estas olas de frío suelen ir asociadas a un anticiclón frío siberiano cuyo aire se va a canalizar por la aparición de una borrasca entre las Baleares e Italia, produciéndose así la entrada de aire muy frío y en general con poca humedad que genera un rápido descenso de los valores termométricos que puede llegar a afectar a toda la península y con una incidencia muy importante en la zona este y noreste del país (Cataluña, Levante...); se baten en muchos casos marcas históricas de temperatura. Son las llamadas invasiones de aire frío continental (cP)6.

También puede ocurrir que se genere un gran anticiclón atlántico (llamado de bloqueo) y a su vez una zona de bajas presiones con un centro sobre Escandinavia y otro centro secundario sobre el sur de Francia o el Mediterráneo occidental, en este caso la circulación es claramente del norte y afecta principalmente al área cantábrica, la meseta norte y el Valle del Ebro. Suelen ser masas de aire con un mayor grado de humedad por su largo recorrido sobre el Atlántico antes de alcanzar nuestras latitudes, dando lugar a importantes precipitaciones de nieve por encima de los 300-400 metros, incluso bajando al nivel del mar en algunas ocasiones. Son las llamadas invasiones de aire frío marítimo polar o ártico (mP – mA) 7, procedentes de Groenlandia y el norte de Canadá las primeras y del Océano Ártico las segundas.

Estos ataques fríos generalmente se presentan entre finales de noviembre y finales de febrero aunque también pueden aparecer de forma esporádica en los meses de marzo y abril.

Para hacer un seguimiento de estos temporales y grandes nevadas que azotaron la provincia de Santander durante buena parte del siglo XX haremos tres grandes bloques, primero aquellos que se produjeron hasta el año 1950, durante la primera mitad del siglo, de ellos podemos obtener información básicamente por la prensa de la época; luego las grandes nevadas de los años cincuenta, aquí entran todos los grandes temporales de nieve de la década de 1950 que merecen mención aparte por su cantidad e intensidad, dejando sobre nuestra región las mayores nevadas del siglo, los períodos más largos de fríos intensos y los meses más fríos de los últimos cien años; y finalmente haremos un recorrido por la segunda mitad del siglo, a partir del año 1960 en adelante, veremos que durante ese período se producen también importantes episodios fríos pero éstos van perdiendo fuerza a medida que avanzamos hacia el final de la centuria, menos nieve, menos invasiones de aire polar y continental, menor duración de esas invasiones, etc. Para estos últimos y a medida que avanza la centuria la información es más amplia, incluyendo estadísticas meteorológicas cada vez más completas y amplia bibliografía.

LA GRAN NEVADA DE 1888

Antes de iniciar un recorrido por las grandes nevadas del siglo que acabamos hace poco más de cinco años, vale la pena recordar lo que fue la “nevadona del año de los tres ochos”, aunque es cierto que nos cae un poco lejos y fuera de los que es este trabajo, su recuerdo nos permitirá comparar posteriormente y darnos cuenta de lo extraordinario que debió de ser incluso para aquellas gentes que estaban bastante acostumbradas a los contratiempos de la nieve.

El año 1888 se enclava en lo que Font Tullot llama la fase fría que abarcó las décadas de los años 80 y 90 del siglo XIX, y que sería uno de los últimos coletazos de la pequeña edad glacial que azotó los siglos XVI y XVII. Hubo en aquellos años grandes fríos sobre la península 8 y Cantabria sufrió durante el invierno de 1888 una nevada que se considera como la mayor del siglo XIX y seguramente no se ha repetido ninguna igual desde entonces (volveremos sobre ello y veremos si en el siglo XX ha habido alguna que pueda emularla).

En la prensa de la época hacen referencia a ella, por ejemplo el periódico El Ebro, de Reinosa, nos dice que “el temporal se inició el día 14 de febrero y para el día 18 no bajaría el espesor de la nieve de un metro y treinta centímetros por igual en las calles”. Para el día 21 (final del primer ataque frío) nos informa “el temporal ha sido extraordinario (...) No es exagerado decir que la nieve mide una altura de un metro con cincuenta centímetros, pero el viento la ha repartido con tanta desigualdad que hay parajes donde los neveros alcanzan una altura mayor de tres metros.” Entre los días 25 y 28 vuelve a nevar copiosamente para luego llegar unos días bastante templados incluso con viento sur que generan un deshielo rápido y una gran crecida del Ebro a su paso por Reinosa. Sin embargo entre los días 16 y 21 de marzo llega una nueva nevada por la que se acumulan otros noventa centímetros de nieve; para volver luego un fuerte desnieve con vientos de componente sur.

Pero no sólo en Campoo ha quedado el recuerdo de este gran temporal, así en la zona occidental de la región, en los valles lebaniegos, en Peñarrubia, en Lamasón, en Polaciones; hay recuerdos, historias, entre la realidad y la leyenda, sobre lo que ocurrió y sobre lo que debió ser aquel invierno de 1888. Algunas gentes del valle de Lamasón aún recuerdan los relatos oídos a los más viejos, según los cuales en los invernales de Arria (monte explotado por los vecinos del Valle de Lamasón) cuyas cabañas se encuentran entre los 600 y los 900 metros de altitud, la nieve caída habría sido tanta que habría cubierto por completo algunas casas y cuando los vecinos del valle fueron a rescatar a los que allí estaban atrapados junto con sus animales, tuvieron que orientarse por las “varas” que a través de los tejados de las cuadras hacían salir los que allí se encontraban. Esto nos hace pensar en neveros de hasta tres metros de altura. ¿Exageración? Seguramente no. Ana María Moradiellos en su trabajo “las nevadas y el tiempo” nos hace referencia a la altura de tres metros y cuarenta centímetros que habría alcanzado la nieve en el pueblo de Sotres en el vecino concejo asturiano de Cabrales. Si consideramos que Sotres está a 1050 metros de altitud, el relato anterior puede ser perfectamente real y describir lo que ocurrió en muchos sitios de la región sobre todo pensando que el temporal parece que fue acompañado de vientos racheados provocando así la acumulación de nieve en gigantescos neveros. Por otra parte en Reinosa, zona de excepcionales nevadas, aún hoy se cuenta que en aquella ocasión era tanta la nieve acumulada que algunos vecinos después de acabado el temporal, encendían el cigarro arrodillándose sobre la nieve en los faroles del alumbrado público.

Igualmente se habla de alturas superiores a los tres metros en pueblos altos de Liébana como Caloca; o que algunos “pasos” o “canales” en la montaña no superiores a los 1000 o 1200 metros de altura no fueron transitables hasta bien entrado el mes de mayo. Esto último nos hace pensar que la primavera tuvo que ser especialmente fría y desapacible. 9

Fue aquel un invierno excepcional que ha quedado en la memoria de las gentes de nuestros pueblos, y tal como parece evolucionar hoy el clima posiblemente no se repita en décadas. Sus consecuencias fueron importantes para las gentes de entonces, en algunos casos generó una fuerte emigración, y en casi todos sitios problemas de subsistencia para personas y animales.

LOS INVIERNOS DE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO. TENDENCIA GENERAL

Siguiendo a Font Tullot 10 puede decirse que los primeros años del siglo fueron pródigos en la frecuencia de acontecimientos meteorológicos que ofrecieron abundantes noticias en la prensa diaria de la época, y sin duda el acontecimiento más significativo de estos años fueron las grandes nevadas que se produjeron en toda la geografía peninsular. Sobresalieron las registradas en Castilla en enero de 1904 y sobre todo las de finales de noviembre del mismo año y que azotaron con especial virulencia la zona centro; nos dice Font Tullot en su libro sobre la historia del clima, “en Madrid nevó copiosamente del 27 al 30 de noviembre, llegando a alcanzar la capa de nieve un espesor de metro y medio localmente en parques y paseos, no teniéndose noticia de que haya ocurrido antes nada semejante, y que , por supuesto no ha vuelto a repetirse”.

El primer cuarto de siglo resultó en su conjunto relativamente frío y poco lluvioso, según Tullot los inviernos más severos, fueron además bastante secos en su mayoría con predominio de situaciones anticiclónicas que se tradujeron en frecuente e intensas heladas de irradiación. También se produjeron en todo el país importantes olas de frío que se prodigaron bastante al principio de la centuria, a nivel nacional fueron muy importantes la ya mencionada de 1904 y sobre todo la de enero de 1914, resultando éste como también veremos más adelante el enero más frío de todo el siglo en muchos observatorios. La mayoría de estas olas de frío dieron origen a fuertes temporales de nieve en Cantabria aunque en algunos casos quedaron circunscriptas a otras regiones como la que a principios de 1925 afectó al noreste peninsular con especial dureza a Cataluña.

Entre 1925-1945 la tendencia general es hacia un calentamiento aunque con marcadas fluctuaciones. Los inviernos más fríos en la península se dieron en 1931-35 y 1941-45, aunque el hecho que fuesen fríos no implica necesariamente que produjesen grandes nevadas en la zona cantábrica. Aquí cabe destacar el mes de febrero de 1938 que fue la culminación de los fríos intensos de finales del año anterior y que dejaron su huella terrible en la batalla de Teruel que dentro de la Guerra Civil se libraba por aquellos meses, produciendo el frío más bajas que la propia lucha. También destacaron por lo especialmente fríos los inviernos de 1943-1944 y 1944-1945. El primero se inició con fuertes nevadas en las cuencas del Duero y Ebro, seguidas de heladas de irradiación, rematándose con un mes de febrero sumamente frío. Para el invierno 1944-1945 puede decirse que fue más seco de lo normal con carácter general (se inscribe en el período de sequía que afectó la península hacia mediados de los años cuarenta), pero sin embargo se desató un temporal hacia finales de diciembre con importantes nevadas en las dos mesetas y la vertiente cantábrica que fue arreciando a medida que avanzaba el mes de enero, siendo éste como ya veremos uno de los más fríos de toda la centuria en Cantabria y dejó un tremendo temporal de nieve en nuestra provincia (en Madrid la temperatura media mensual fue solo de 2ºC, y en la estación de Retiro el termómetro bajo hasta –10.1ºC, la temperatura más baja desde 1854 año de inicio de las observaciones 11).

En resumen tenemos una primera mitad del siglo que presentó numerosas invasiones de aire polar e inviernos bastante rigurosos aunque con altibajos importantes, las nevadas afectaron en mayor o menor grado a buena parte de la geografía peninsular y por lo que a nosotros respecta nos centraremos en los temporales que durante esos años arremetieron sobre Santander y su provincia. No debemos olvidar que la tendencia general del siglo es hacia un paulatino calentamiento general, pero el mismo no se deja sentir aún con la importancia que lo hará a partir de los años ochenta, por lo tanto las grandes nevadas persisten y como luego veremos se incrementarán aún en los años cincuenta para decrecer posteriormente parece que de forma definitiva.

LOS TEMPORALES DE FEBRERO DE 1901 Y 1902

Se inicia el siglo con dos temporales de nieve que se originan en los meses de febrero de 1901 y 1902, los dos tienen su origen en la irrupción de masas de aire polar continental del NE y por consiguiente los dos presentaron una condiciones bastante extremas en cuanto a temperaturas se refiere y menos espectaculares en lo que respecta a precipitaciones de nieve.

En la primera decena del mes de febrero del año 1901 se generan fuertes nevadas en todo el área central peninsular con especial incidencia en Ávila y Soria, también se extiende el temporal al área de Levante y con una mención especial para la provincia de Cádiz donde las lluvias e incluso la nieve son algo habitual durante esos días. La situación era muy similar en todo el país con grandes fríos en Madrid y una nevada en Barcelona hacia el día 15. El periódico El Cantábrico, nos informa por aquellas fechas de la congelación del Rhin a su paso por Rótterdam y de los intensísimos fríos que padecía toda Europa.

En Cantabria las temperaturas eran muy rigurosas, lo podemos atestiguar a través de las observaciones recogidas por el Observatorio Meteorológico del óptico Señor Arce, en la calle Blanca 10, en la ciudad de Santander. En la tabla siguiente aparecen algunos días con su temperatura máxima y mínima. Dan una idea del frío que azotó aquel mes la ciudad de Santander y también el resto de la provincia. En ella se ve que las temperaturas eran ya muy bajas hacia el inicio de la segunda decena del mes y se mantuvieron así de forma continuada hasta después del día 25, la entrada de aire muy frío se mantuvo durante casi todo el mes.

Foto 5.- Olas de frío y temporales de nieve en Cantabria en los últimos cien años

El día 22 nos informa “El Cantábrico” sobre la situación del temporal, “en la madrugada de ayer cayó en esta capital una copiosa nevada que cubrió las calles, llegando a medir hasta diez centímetros por el Paseo del Alta. Durante todo el día continuó cayendo nieve muy menudita que no llegó a cuajar. En Reinosa la nieve según nos dicen tiene cerca de un metro de altura. Por esta causa llegaron ayer los trenes con hora y pico de retraso”.

El día 23 nos dice; “retraso en trenes. Informes terribles de León y Guadalajara con fuertes nevadas. En cuatro días no ha dejado de nevar en Ávila no recordándose otro temporal igual en años, siendo preciso abrir caminos de unas casas a otras, se teme por los tejados ante el peso de la nieve. Grandes frío en Madrid, con ventisca. En Almazán (Soria), piden la llegada de víveres. Nevadas generales”.

Hasta finales de mes el frío no comienza a ceder, fue una invasión fría muy importante, aunque nos faltan datos para calibrar mejor la situación en Cantabria en aquellos días.

El otro temporal con el que arranca el siglo es el de febrero de 1902, del cual una mayor información en prensa nos da una idea más aproximada de lo que ocurrió por aquel entonces. Ya a primeros de febrero el temporal estaba en todo su apogeo, la información aparecida en la prensa regional nos lo confirma, el día 3 el periódico El Cantábrico trata de las tremendas dificultades para la circulación de los trenes por Reinosa y de la situación que en aquella comarca se vivía: “Fuerte ha sido el temporal de nieve en estos últimos días, particularmente en Reinosa, donde siempre descarga con ventiscas del Noroeste, habiendo llegado la altura de la nieve en la línea del ferrocarril a 1.80 metros 12. En la madrugada de ayer, según nos escriben de aquella villa, el tren de mercancías número 1050, descendente, tuvo que detenerse por causa de la nieve y por tener que esperar el paso del tren correo número 14 que había salido de esta capital en la tarde del sábado. El correo iba arrastrado por dos máquinas y salió de Reinosa con cinco horas y diecinueve minutos de retraso, pero al llegar al kilómetro 418, cerca de la estación de Pozazal, se soltó una de las locomotoras y siguió hasta empotrarse en la nieve, lo que la obligó a detenerse. El tren arrastrado por la otra máquina continuó su marcha y fue a chocar con la otra que estaba detenida, sufriendo ambas locomotoras grandes averías.

Lo más sensible es que según noticias que recibimos resultó herido de gravedad en la cabeza el conductor del tren señor Cestero, y levemente el maquinista señor Gavilán y otros empleados. Los viajeros no sufrieron más novedad que el susto correspondiente en el momento de ocurrir el choque. Se dio aviso en seguida a la estación de Pozazal y de ésta a la de Reinosa, a la que se anunció que el tren número 14 se hallaba detenido entre la nieve que alcanzaba una altura de metro y medio y pidiéndose socorro.

Durante toda la noche estuvo nevando lo cual fue causa que los trabajos para dejar la vía expedita después del choque se hicieran con alguna pesadez. A las cinco de la mañana dejó de nevar y el tren correo descendente pasó sin novedad, llegando ayer a esta capital con cuatro horas de retraso.

El día 5 el mismo periódico da la noticia que en Reinosa había dejado de nevar quedando libres las vías del ferrocarril, aunque los trenes continuaban con retrasos.

Sin embargo la situación tiende a empeorar en días posteriores, tanto es así que a finales de la primera decena del mes la información de prensa nos da varios datos sobre el tremendo temporal que se sufre también en las costas peninsulares desde Cádiz hasta Gijón y también del intenso frío que azota todo el país de norte a sur, falleciendo incluso varias personas como consecuencia del temporal. También se informa del temporal en el Canal de la Mancha y de fuertes nevadas por aquellos días en Francia, sobre todo en su capital.

Por aquellos días las temperaturas registradas en la ciudad de Santander oscilaron entre los 1.0ºC de mínima del día 1 a los 0.2ºC de mínima del día 4; las máximas rondaron entre los 5ºC y los 7ºC.

TEMPORAL DE NOVIEMBRE DE 1904

No fue éste un temporal especialmente importante en Cantabria, sin embargo tuvo una gran incidencia en la zona centro peninsular y merece la pena mencionar la importantísima nevada que se produjo en Madrid y de la que ya antes hemos hecho referencia.

En todo caso para nuestra comunidad, la prensa regional hace referencia al buen tiempo que se observaba en pleno otoño de aquel año, así el Diario Montañés refleja:

Ha parado el N.E. y la temperatura ha sido muy agradable, con sol
(día 4/11)

Reproducimos a continuación los datos recogidos durante algunos días en el Observatorio Meteorológico del Seminario Pontificio de Comillas y que recoge el Diario Montañés de la época como información del tiempo en la región:

Foto 6.- Olas de frío y temporales de nieve en Cantabria en los últimos cien años.
Los días 16 y 17 están tomados del "observatorio del óptico Señor García".

Se observa en este cuadro que la evolución de las temperaturas es en cualquier caso bastante suave por lo menos hasta el día 24 del mes, a partir de entonces el viento se fija del noroeste y es cuando llegan las mayores precipitaciones y el frío más intenso pero en ningún caso algo excepcional. Del día 29 se hace la siguiente observación:

Mucha nieve, aún en los montes próximos. Día despejado salvo en el horizonte. La mar se tranquiliza. Baja continuamente el barómetro”.

Y respecto del día 2:

Día totalmente apacible”.

Los días 26, 27 y 28 la nieve hizo su presencia en la mayor parte de la región, bajando hasta los 300-400 metros, pero no de una forma excepcional.

Sin embargo por las mismas fechas el Diario Montañés nos informa de fuerte temporal de lluvia y nieve en Madrid desde el día 26 y de importantes dificultades para recibir noticias debido a que las líneas telegráficas funcionan con enorme retraso y gran dificultad.

El Diario Montañés del día 1 de diciembre nos dice sobre Madrid:

Es horroroso el temporal de nieve reinante. En las calles hay medio metro de nieve y el frío es muy intenso. En el campo la altura de la nieve pasa de un metro. Algunas personas comentan que cuando murió Prim hubo un temporal similar pero menos intenso”.

Sigue nevando en Madrid, en muchas calles la nieve alcanza ya una altura cercana al metro. El rey ha dispuesto que por cuenta suya, se repartan en los cuarteles raciones de pan y rancho a cuantos se presenten a solicitarlos”.

La situación en Madrid era por tanto complicada y la nevada importantísima, vale la pena mencionar que se sufrieron en la capital del reino innumerables desperfectos en los tranvías y la circulación de vehículos quedó totalmente paralizada en la ciudad; además se produce el día 2 el hundimiento de la lucerna del salón de la Biblioteca Nacional y de la montera de cristales de la casa de correos. La circulación de trenes con la zona norte del país y con la meseta quedó suspendida totalmente.

La nevada afectó especialmente a la zona centro y buena parte de lo que hoy es Castilla León, así en Ávila la nevada y el frío fueron muy intensos, en Soria se informa de más de setenta centímetros de nieve. Lo peor se daría los días 30 y el 1 y 2 de diciembre, cuando en Cantabria ya había amainado lo más importante del temporal y el viento se había fijado del sur. A partir del día 4 el temporal tiende a remitir en toda la península.

Podemos hablar por tanto de una nevada importante aunque discreta en Cantabria y de un importantísimo temporal de nieve en la zona centro, en especial cabe resaltar la nevada en Madrid capital que no se verá emulada por otra similar hasta la segunda mitad del siglo, en la navidad de 1962 y en febrero de 1963.

TEMPORAL DE FEBRERO DE 1906

Cantabria se vio azotada en este mes de febrero por una invasión de aire polar marítimo del NW que produjo un muy importante temporal de nieve en toda la provincia. De este temporal ya comienza a darnos noticias la prensa regional en su número del día 5 a través del Diario Montañés:

El furioso temporal de aguas y viento que reinó anteayer amainó ayer bastante (...) En cambio el frío fue muy intenso, hasta el punto de haber sido el de ayer uno de los días más fríos del invierno. Por la noche cayeron algunos chubascos de granizo. Se han recibido noticias de haber caído nieve en las alturas” .

Nos advierte del frío intenso y del comienzo de un temporal que arreciará en los días próximos; así fue:

El temporal que apuntaba hace días se manifestó ayer con gran violencia. En Santander amaneció encapotado y frío. Por la mañana cayeron chubascos de granizo, y por la tarde vimos la nieve en trapos. Las noticias que se reciben dan cuenta de un recrudecimiento del temporal en toda la provincia”.

Este último párrafo pertenece a la información aparecida el día 6 de febrero en el Diario Montañés y refleja la llegada de las primeras nieves a la costa, en concreto a la capital provincial. A continuación reproducen el “telefonema” del interventor de ferrocarriles en la estación de Reinosa:

Altura de la nieve sobre los carriles en Reinosa, 30 cm. Y de Mataporquera a Aguilar, 40 cm.”.

El temporal arreciaba en la zona alta de la región y los telefonemas continuaban llegando a la capital ahora desde Alar del Rey:

Sale tren 11 (correo) con tres horas y nueve minutos de retraso por el mal temporal”.

Hasta llegar un telefonema al Gobierno Civil muy indicativo de la situación que comenzaba a vivirse en las zonas más altas de Cantabria, lo reproducimos íntegro a continuación:

Máquinas exploradoras llegaron a ésta (Reinosa) con grandes dificultades por haber trincheras de 2 y 3 metros de nieve. Tren 11 (correo) detenido en Pozazal. Continúa nevando con fuerte ventisca”.

También nos informa la prensa regional que por la noche del día 5 había vuelto a nevar en Santander capital. En el mar la situación era muy complicada también, los pescadores no habían salido a faenar. A partir del día 7 el temporal parece que tiende a remitir pero la situación es temporal, así se desprende de las siguientes informaciones aparecidas en los periódicos de la época:

Las noticias recibidas de la provincia nos informan que el temporal tiende a amainar, aunque continúan las dificultades de comunicación”.

Día 8: “Se informa que continúa nevando en la zona de Reinosa aunque no con la intensa ventisca de días anteriores. En algunos puntos entre Santander y Mataporquera la nieve alcanza ya 1 metro de altura”.

Para el día 9 de febrero y siguiendo el relato del Diario Montañés y de los telefonemas de los jefes de estación en la zona de Reinosa, se saca la conclusión que el temporal estaba siendo por esos días menos duro que en jornadas anteriores y que la situación de los trenes tendía a normalizarse poco a poco. Incluso para el día 10 se habla de algunos chubascos de granizo en Santander y de un importante desnieve en Campoo a consecuencia de la lluvia.

Pero a partir del 12 la situación se complica nuevamente en toda la provincia, sigamos el relato que nos aporta la prensa santanderina:

Día 12: “El día de ayer amaneció metido en aguas, la mañana estuvo bastante fría. Al mediodía cayó una gran granizada que duró entre quince y veinte minutos. Las calles quedaron blancas completamente, alcanzando el granizo una altura de 3 cms. en algunos sitios. A la tarde llovió copiosamente y a las once de la noche cayó una nueva granizada. En el mar el tiempo es duro y fuerte, con mar gruesa y viento recio del N.O.”.

Para el día 13 la situación continúa con fuerte temporal de aguas y granizo. En Reinosa después de unos días sin nevar vuelve a hacerlo desde la noche del día 11 (domingo), alcanzando un espesor de 25 cms. sobre las vías del tren.

Ya a partir del día 15 la situación parece que tiende a remitir definitivamente, el temporal ha sido del N.O. con muy mala mar, lluvia y granizo en la costa y nieve abundante en el interior aunque no de forma excepcional si tenemos en cuenta con lo que nos vamos a encontrar en años venideros, sin embargo hemos observado las dificultades tremendas de comunicación sobre todo vía ferrocarril, principal medio de transporte en la época y lo que es más importante las dificultades que acarreaba para las gentes de los pueblos altos una nevada invernal aunque no fuese de dimensiones extraordinarias; lo vemos perfectamente reflejado en la carta enviada desde el Valle de Lamasón (ayuntamiento de Quintanilla – 250 metros) por un vecino que firma como Cobatos y que tenía su casa en el pueblo de Lafuente (cerca de la bonita iglesia románica del siglo XII que se encuentra a la vera de la carretera). Reproducimos aquí parte de su información sobre la situación del valle:

También nosotros hemos recibidos y experimentado las violentas sacudidas del temporal reinante estos días. Sin embargo no ha sido tan violento como el de otros inviernos. Los ganados han sido trasladados desde los invernales del Monte Harria hasta las cuadras del pueblo, donde estarán hasta la primavera. Si este año la temperatura no ha sido tan cruda como otros, en cambio, la parca implacable ha causado numerosas muertes a pesar de la buena asistencia médica que tenemos, falleciendo bastantes personas conocidas en el valle” .

Desde luego la carta no tiene desperdicio (incluso en el buen estilo que utiliza); nos permite ver cómo la vida de gentes y ganado se veían alteradas e incluso truncadas por un invierno más o menos frío, enfermedades que se complicaban con el mal tiempo, animales que debían ser trasladados al quedar los pastos cubiertos por la nieve, incluso en otro párrafo se queja por el mal funcionamiento del servicio de correos y por la preocupación de los ganaderos ante la posible introducción en España de ganado vacuno procedente de Argentina, tal y como anunciaba el primer ministro Moret.

Pero para el año próximo, 1907, el mes de febrero tenía preparada para el valle del señor Cobatos y para toda Cantabria una nevada mucho peor.

Foto 7.- Olas de frío y temporales de nieve en Cantabria en los últimos cien años

Referencias

1 INOCENCIO FONT TULLOT, Climatología de España y Portugal. Ediciones Universidad de Salamanca, 2000.

2 Font Tullot nos ofrece en su libro sobre la climatología de España varios cuadros estadísticos con datos de diversos observatorios peninsulares, además de una serie bastante detallada sobre temperaturas absolutas registradas en esos observatorios para el período 1901-1991.

3 VVAA, Francisco Hernández y su serie climatológica de Reinosa (1911-1975), Cuadernos de Campoo nº 26 y en Revista del Aficionado a la Meteorología nº 9. Para muchos datos sobre Reinosa, tales como temperaturas medias del mes, temperaturas mínimas absolutas, días de nieve en un mes, etc. Utilizaremos la serie estadística del Instituto Nacional de Meteorología que fue recogida a lo largo de los años por un fiel colaborador, don Francisco Hernández; para más datos sobre su labor a lo largo de tantos años lo mejor es acudir al trabajo antes mencionado.

4 En algunas áreas bien orientadas de la sierra de Peñasagra, las zonas más altas de las montañas pasiegas o las cabeceras del Miera las precipitaciones seguramente se aproximan o incluso superan los 2000 mm. anuales gracias a la acción del relieve y las lluvias orográficas, siendo la mayor parte en forma de nieve y presentando unos rasgos típicos del clima de montaña.

5 El trabajo de Inocencio Font Tullot antes mencionado, acerca del Clima de España y Portugal nos presenta unos datos para Reinosa prácticamente idénticos a éstos sólo que para una treintena de años, de 1931-1960.

6 INOCENCIO FONT TULLOT, Climatología de España y Portugal.

7 INOCENCIO FONT TULLOT, Climatología de España y Portugal.

8 Por entonces se heló el Ebro a su paso por Tortosa por última vez. Fue en el invierno de 1891.

9 CARMEN GOZALO DE ANDRES, 1888 El año pasado por agua. Revista del Aficionado a la Meteorología nº 20, Abril 2004.

10 INOCENCIO FONT TULLOT, Historia del Clima de España. Cambios Climáticos y sus Causas. Instituto Nacional de Meteorología. Madrid. 1988.

11 INOCENCIO FONT TULLOT, Historia del Clima de España. Cambios climáticos y sus causas.

12 Esta cifra es muy importante ya que no habiendo registros de aquella época nos da una idea de lo intensa que tuvo que ser aquella nevada.

Esta entrada se publicó en Reportajes en 21 May 2005 por Francisco Martín León