Preguntas y respuestas cortas: la mesoescala

Es muy común que los sistemas o perturbaciones atmosféricas se suelan clasificar de acuerdo a sus características espacio-temporales. Por ejemplo, las dimensiones espaciales y el ciclo de vida de una borrasca de latitudes medias es completamente diferente a la de una tormenta local: sus leyes, comportamientos y efectos son diferentes

Las tormentas y focos convectivos organizados son sistemas que pertenecen a la mesoescala

Es muy común que los sistemas o perturbaciones atmosféricas se suelan clasificar de acuerdo a sus características espacio-temporales. Por ejemplo, las dimensiones espaciales y el ciclo de vida de una borrasca de latitudes medias es completamente diferente al de una tormenta local.

En el primer caso estamos hablando de un sistema que perdura durante varios días y posee unas dimensiones espaciales del orden de miles de km2, por el contrario, el ciclo de vida de una tormenta es mucho menor, de horas, y sus dimensiones horizontales son del orden de decenas de km2 o menos. Los remolinos de calor que se generan durante los meses cálidos suelen afectar a zonas muy reducidas y duran solo unos segundos o minutos. Ni que decir tiene, que las leyes que controlan a unos y a otros son diferentes.

En muchas ocasiones, las perturbaciones atmosféricas (por ejemplo los sistemas de borrascas de latitudes medias) poseen un carácter ondulatorio con sus características propias: longitud de onda, periodo, fase, etc. Incluso a estructuras que no son estrictamente ondulatorias se les puede atribuir en meteorología una longitud de onda característica que nos indique, o nos den una idea, de la dimensión espacial que le podemos asociar.

Clasificación de Orlanski: la mesoescala (mesoscala)

Basándose en principios físicos-meteorológicos, Orlanski (1975) propuso una clasificación de escalas meteorológicas en función de las dimensiones espaciales horizontales o de su longitud de onda característica y de la duración media de los sistemas atmosféricos. Esta clasificación está ampliamente aceptada en el mundo meteorológico. En la figura adjunta podemos ver dicha clasificación (en inglés). El distinguió básicamente tres escalas: la sinóptica o macroscala, la mesoscala y la microscala. A su vez, a la mesoescala la dividió en subclases meso-alfa meso-beta meso-gamma.

Clasificación de las escalas meteorológicas propuestas por Orlanski: escalas sinópticas, mesoescala y microescala

Si nos remitimos a la clasificación básica, sin atender a su subdivisión, podemos decir que la mesoescala (o mesoscala) está formada por los fenómenos meteorológicos cuyos sistemas de viento, nubes, etc.. poseen unas dimensiones espaciales o longitudes de onda característica comprendidas entre los 2 y 2000 km, y ciclos de vida o duración del orden de decenas de minutos hasta de un día.


En el nivel inferior de los fenómenos mesoscálicos (corta duración y extensión) tenemos a las simples tormentas y en el superior a los sistemas convectivos de mesoscala (SCM) que afectan al área mediterránea. Hay que hacer notar que estos límites deben ser tomados con cierta flexibilidad y no ser considerados como fijos en si mismos.

Aunque se sale del enfoque práctico y cualitativo de este apartado, podemos decir que en la mesoscala es el “mundo de los fenómenos atmosféricos” donde no se puede hacer ni la aproximación hidrostática ni la geostrófica. Además, la fuerza de Coriolis pasa a tener un peso poco relevante o incluso nulo en ciertos fenómenos mesoscalares.

La clasificación anteriormente expuesta se basa intrinsicamente en las diferentes leyes y aproximaciones físicas que podemos hacer en cada una de esa subdivisiones. Esta es, en sí misma, la verdadera clasificación de los fenómenos meteorológicos: la basada en sus principios físicos.

En la parte inferior de la tabla anterior existe otra posible clasificación de las escalas meteorológicas.

Fujita, que fue un prestigioso meteorólogo investigador japonés afincado en EEUU, afinó más la clasificación de Orlanski pero manteniendo su filosofía.

Reproducimos aquí los fenómenos meoscalares más importantes y sus ordenes de magnitud espacio-temporal, según una tabla de Fujita.

Tabla de Fujita (1986) para la mesoescala, sus categorías (alpha, beta y gamma) y algunos fenómenos mesoescalares asociados.

Una definición de mesoescala no es una tarea fácil, pero desde el punto de vista del ciclo de vida espacio-temporal podemos decir que la mesoescala se encarga de estudiar a los fenómenos cuyas dimensiones espaciales van desde los kms a miles de kms y poseen ciclos de vida que abarcan los minutos hasta uno o dos días. Esta definición es descriptiva y los límites que se adoptan deben considerarse "elásticos" y no fijos. Podíamos haber adoptado una definición físico-meteorológica más compleja pero esto está fuera de las dimensiones de este trabajo.

Importancia de la mesoscala en nuestras vidas

Los fenómenos mesoscalares son los que nos afectan directamente en nuestras vidas y los que, potencialmente, poseen mayor impacto social. A nosotros no nos afecta directamente una borrasca sino la estructura frontal o las tormentas a ella asociada.

Las tormentas mediterráneas otoñales son fenómenos eminentemente mesoscálicos y los que a fin de cuentas producen las lluvias torrenciales, y no las gotas frías o depresiones aisladas, DANA, donde se desarrollan. Las brisas locales de mar o de valle de una zona se pueden desarrollar en entornos sinópticamente anticiclónicos, pero ellas en si mismas son fenómenos mesoscálicos. Debemos pensar, cada vez má, en este mundo de la mesoscala si queremos comprender los fenómenos regionales y locales que directamente nos afectan.

Lo que no cabe duda es que ciertos fenómenos sinópticos favorecen a otros tantos de tipo mesoscalar, por lo que existe una estrecha relación entre las diferentes escalas meteorológicas y sus fenómenos asociados, pero en el fondo son los de tipo mesoescalar los que condicionan nuestras vidas y el potencial impacto positivo o negativo en nuestro entorno local o regional.


Esta entrada se publicó en Reportajes en 07 May 2002 por Francisco Martín León