La semana de los santos barbudos, ¿son buenos predictores del tiempo?

Entre el 15 y el 22 de enero hay una serie de santos conocidos como los barbudos, que se utilizan como predictores del tiempo en el campo. ¿Qué es lo que dicen?

Parte del cuadro San Antonio Abad y San Pablo ermitaño, de Velázquez, realizado en 1634 y que se encuentra en el Museo Nacional del Prado.
Parte del cuadro San Antonio Abad y San Pablo ermitaño, de Velázquez, realizado en 1634 y que se encuentra en el Museo Nacional del Prado. Fuente: Wikipedia.

La iconografía religiosa intenta representar a los santos más antiguos como nos imaginamos que deberían ser. Y, por unos motivos o por otros, en los comienzos de la cristiandad la utilización de las barbas era muy común entre los hombres de la época, por lo que no nos debiera sorprender que lo santos también las tuvieran.

Si además su celebración coincide con el período más frío del invierno, sería lo más normal encontrarnos en el santoral con una serie de santos que tienen este atributo corporal. De ahí ha nacido el nombre de la “semana de los santos sarbudos”, que suele denominarse a los días que transcurren entre el 15 y el 22 de enero, siendo sus máximos representantes San Pablo Ermitaño, el día 15, San Antonio Abad, el 17 y San Canuto el 19, porque las imágenes de los demás no siempre aparecen con barbas o los recordamos sin ella, como es el caso de San Sebastián, el día 20.

Semana de los Barbudos, semana de estornudos

Como el refranero popular es muy sabio y se basa en la observación continuada de los hechos, reconoce que la primera quincena de enero es cuando las temperaturas suelen ser las más bajas del año, “Por los Reyes, los días y el frío crecen”. También nos avisa a los despistados que “Enero, frío o templado, pásalo arropado” y así, lo más probable, es que podamos evitarnos los estornudos.

Los refranes de esta época del año señalan la mayor duración de los días y la variabilidad del tiempo invernal

Regresando a nuestros “barbudos”, la semana empezaría con San Pablo Ermitaño, que vivió entre los siglos III y IV de nuestra era, considerado el primer ermitaño espiritual, contemplativo y renunciante de la vida mundana, cuya celebración es el 10 o el 15 de enero, según las distintas tradiciones cristianas. Los refranes referidos a este santo pueden tener varias interpretaciones, ya que el 25 de enero es la celebración de la conversión San Pablo Apostol, por lo que el siguiente refrán tendría más sentido en este día que en los anteriores: “Por San Pablo el invierno vuelve atrás o alarga el paso.

¡Cada vez más luz!

Aunque las temperaturas suelen ser todavía muy bajas, el Sol va ganando terreno y, poco a poco van siendo más largos los días. Algo que está indicado en la sabiduría popular con el siguiente “barbudo”, San Antonio Abad, casi de la misma época que San Pablo y que también fue ermitaño y además en la misma zona del desierto del actual Egipto.

En su primer encuentro, el cuervo, que según la tradición cristiana alimentaba a San Pablo con una hogaza de pan, le dio la bienvenida con dos hogazas, pidiéndole el santo que tras su muerte lo enterrara. Así lo hizo San Antonio, con la ayuda de dos leones, por lo que está considerado el patrón de los animales. Este santo, al ser muy popular, tiene muchos refranes asignados, algunos de ellos indicando su unión con la naturaleza animal, como por ejemplo: “Por San Antón, pasico de ratón”, haciendo referencia a como el día va ganando, poco a poco, en tiempo a la noche.

También hay otros indicando que la atmósfera empieza a tener más movimiento, el habitual anticiclón invernal puede ir dando paso a cierta inestabilidad, por lo que las nieblas y neblinas, tan frecuentes en las tierras del interior, deberían ir perdiendo importancia y no ser tan duraderas, “Después de San Antón, ninguna niebla llega a las dos”.

San Vicente el barbado

Demos un pequeño salto en el calendario y nos pasamos al final de la semana de los Barbudos, al 22 de enero, fecha de la celebración de San Vicente Mártir o Vicente de Huesca, clérigo hispano del siglo III. También está muy representado en la sabiduría popular, principalmente relacionado con ciertos vaivenes del frío hacia momentos más llevaderos, como por ejemplo “San Vicente el barbado, rompe el helado o lo pone más refinado”, indicando, claramente que el invierno puede ser ya más llevadero.

Dos representaciones del martirio de San Sebastián, a la izquierda cuadro de los pintores Piero y Antonio Pollaiuolo, aproximadamente de 1475; y a la derecha el cuadro de El Greco, de 1577 a 1578.
Dos representaciones del martirio de San Sebastián, a la izquierda cuadro de los pintores Piero y Antonio Pollaiuolo, aproximadamente de 1475; y a la derecha el cuadro de El Greco, de 1577 a 1578. Fuente: Wikipedia.

En el siguiente refrán también se hace mención a esta situación, “Por San Vicente, el invierno pierde un diente”, y en este otro se indica la posibilidad de empezar a llegar las precipitaciones, “Por San Vicente, toda el agua es simiente”.

San Canuto y San Sebastián

Ahora el movimiento es al revés y regresamos al 19 y al 20 de enero, con dos santos muy interesantes a la hora de las predicciones, uno será barbudo, San Canuto, rey de Dinamarca en el siglo XI de nuestra era y el otro no, San Sebastián, del siglo III.

Son santos unidos en el refranero a cambios del tiempo hacia una situación de mayor inestabilidad, con posibles precipitaciones y menos frío. “Si llueve por San Canuto, lloverá tres meses justos”, indicando claramente la ruptura del anticiclón de invierno. Y en el segundo caso, se une al aumento de la luz solar la disminución del frío: “San Sebastián, mocito galán: saca las mozas a pasear”. O el clásico, que resume a la perfección lo que estamos contando hasta ahora: “De los Santos Frioleros, San Sebastián primero; detente, varón, que primero es San Antón”.

¿Anuncian el fin del invierno?

Está claro que: “Quién pasa el mes de enero, pasa el año entero”. Y si prolongamos un poco más nuestro estudio del frío y la predicción con el santoral, podemos terminar este mes con un refrán que nos dará pasó al siguiente: “Por San Vicente cigüeña vente”, ya que habla de esta ave que es la protagonista de esta fase del invierno, como precursora de la incipiente primavera o, por lo menos, de un posible cambio del tiempo, “Mirad con cara risueña, por San Blas a la cigüeña”, cuya celebración es el día 3 de febrero.

La mayoría de estos refranes hacen referencia a que lo peor del invierno podría haber pasado.

De todas maneras, como el refranero es muy sabio, no se lo juega todo a una sola carta y el día 2 tiene otra onomástica muy “predictora”, la Presentación del Señor, Nuestra Señora de la Purificación o Nuestra Señora de la Candelaria, momento que se celebra la presentación de Jesús en el Templo, al mismo tiempo que su madre realizaba la ceremonia de su purificación. Tenemos el conocido refrán “Si en la Candelaria plora, el invierno es fora”, que se puede completar con este otro: ”El día de la Candela, invierno fuera, pero si no ha nevado y quiere nevar, invierno por comenzar”.

Como vemos hay para todos los gustos, pero la línea que nos van representando todos estos refranes nos marcan la idea de que lo peor del invierno puede haber pasado ya, principalmente en lo referido a las temperaturas y que la inestabilidad puede ir aumentando con llegada de precipitaciones; ahora habrá que ver si el refranero lleva o no razón.