La NOAA confirma el inminente regreso del fenómeno de La Niña: cuáles podrían ser sus efectos este invierno en España

Este fenómeno influye en la circulación atmosférica global, modificando la trayectoria de la corriente en chorro y, en consecuencia, los patrones meteorológicos en diferentes regiones del mundo, incluyendo España.

El impacto de La Niña será notable a nivel mundial, y algunos de sus impactos podrían sentirse en Europa y España este próximo invierno.

En los próximos meses, y de forma algo sorprendente, aumentan mucho las probabilidades de que se repita el fenómeno de La Niña en el Pacífico tropical, capaz de condicionar la evolución meteorológica en todo el planeta en los próximos meses, avanza la NOAA.

Las últimas previsiones probabilísticas indican que, entre octubre y diciembre, las probabilidades de La Niña aumentarán hasta el 71 %, lo que hará que el fenómeno sea más probable a finales de 2025. Eso sí, no parece que vaya a ser especialmente intenso ni duradero.

¿Qué es el fenómeno de La Niña?

La Niña es la fase fría del ENSO, un fenómeno climático que alterna períodos de enfriamiento (La Niña) y calentamiento (El Niño) de las aguas superficiales del Pacífico ecuatorial. Este cambio en la temperatura de las aguas oceánicas influye a su vez en la circulación atmosférica global, modificando la trayectoria de la corriente en chorro y, en consecuencia, los patrones meteorológicos en diferentes regiones del mundo.

Según las previsiones del modelo NMME, para el otoño de 2025 y principios del invierno de 2025/2026 se espera un débil episodio de La Niña, con anomalías de temperatura oceánica fría en el Pacífico tropical.

¿Hacia un vórtice polar débil el próximo invierno?

Si el fenómeno se desarrolla oficialmente a finales del otoño y principios del invierno boreal, la primera consecuencia podría estar relacionada con un debilitamiento de la estructura del vórtice polar durante el invierno de 2025/2026.

Un vórtice polar más débil, caracterizado por presiones más altas y temperaturas más elevadas en la estratosfera polar, puede provocar una corriente en chorro polar más ondulada, lo que favorece patrones meteorológicos más dinámicos y potencialmente más fríos en algunas regiones, incluida Europa y, sobre todo, América del Norte.

¿Cuáles podrían ser las repercusiones en Europa este invierno?

La conexión entre La Niña y Europa es más compleja que la que existe con América del Norte, ya que nuestro continente se encuentra más lejos de la región de origen del fenómeno, por lo que su señal llega mucho más débil.

Sin embargo, según algunos climatólogos La Niña también tiene cierto impacto en Europa, ya que tiende a alterar las grandes ondas de Rossby, esas grandes ondas atmosféricas planetarias capaces de moldear las condiciones meteorológicas en nuestras latitudes, favoreciendo el desarrollo de anticiclones y ciclones.

Al agrandarse, estas últimas pueden transportar grandes cantidades de movimiento y flujos de calor que se desplazan desde los trópicos hasta la zona ártica, lo que desestabiliza y debilita el vórtice polar.

Esto facilita una circulación atmosférica que puede llevar aire frío desde las regiones polares hacia Europa, especialmente si se asocia con un vórtice polar inestable. Esto podría traducirse en un aumento de los días fríos y nevados, en particular en Europa central y occidental.

La Niña puede provocar un patrón meteorológico más bloqueado, con alta presión en el norte y baja presión en partes de Europa central y occidental, o en el centro del Mediterráneo. Este escenario suele aumentar las precipitaciones, incluidas las nevadas, especialmente en las regiones del oeste y el sur de Europa.

¿Qué podría pasar en España?

Para España, las implicaciones de La Niña en el invierno de 2025/2026 no están del todo claras, sobre todo teniendo en cuenta nuestra particular ubicación geográfica y la proximidad al Mediterráneo, que amplifica la variabilidad meteorológica.

La Niña, en un contexto de vórtice polar débil, podría favorecer la entrada de aire frío procedente de Europa oriental o del Atlántico norte. Esto podría traer semanas frías y secas debido a la mayor influencia de los anticiclones que se aislarán en el centro-norte de Europa, con posibles situaciones de lluvias y nevadas importantes dependiendo de la ubicación de los centros de acción.

Sin embargo, la influencia de La Niña en Europa puede variar en función de otros índices climáticos, como la Oscilación del Mediterráneo Occidental (WeMO), la oscilación del Atlántico Norte (NAO) o del Ártico (AO). En un invierno con La Niña, Europa podría experimentar períodos de alta presión con tiempo estable y frío, alternados con fases más húmedas y lluviosas, especialmente en las regiones meridionales y mediterráneas.