La planta bonita que compraste para tu jardín podría ser un monstruo: las 6 especies invasoras más peligrosas de España

Muchas plantas vendidas como ornamentales pueden desatar el caos en tu jardín. Identificarlas a tiempo y saber cómo manejarlas marcará la diferencia entre un espacio sano y uno condenado.

Ailanto (Ailanthus altissima)
El ailanto, o “árbol del cielo”, crece rápido y se desplaza a la flora local. Su control es fundamental para proteger jardines y ecosistemas.

Los jardines españoles se han convertido en un punto de entrada habitual para especies que crecen sin control y colonizan cualquier rincón disponible. Su aspecto atractivo engaña: avanzan rápido, consumen más agua de la que deberían y alteran el equilibrio del suelo. Lo más preocupante es que, una vez instaladas, expulsan a la vegetación local y convierten el espacio en un monocultivo resistente y difícil de frenar .

Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras: qué es
Es una herramienta que recoge de forma oficial todas las especies ajenas al territorio que generan riesgos graves para la fauna, la flora y los ecosistemas del país. Este registro marca las acciones obligatorias para frenar su expansión, eliminar focos y evitar nuevas entradas. Además, se revisa de manera periódica para adaptarse a los criterios y exigencias establecidos tanto en la legislación nacional como en la europea.

Estas especies invasoras llegan por vías muy distintas. Algunas plantas viajan en sustratos, otras vienen adheridas a animales o herramientas, y otras se compran sin saber que son un problema. Cuando se encuentran un jardín con buenas condiciones, se expanden con una velocidad sorprendente, y detectarlas pronto permite actuar antes de que dañen la biodiversidad del entorno.

Especies más peligrosas de plantas invasoras

Las plantas invasoras que más problemas generan en los jardines españoles comparten un mismo patrón: crecen rápido, se reproducen de formas muy distintas y resisten condiciones duras . Algunos conquistan el suelo formando mantos densos, y otros colonizan desde raíces profundas. Además, hay especies invasoras que producen tantas semillas que resultan imposibles de contener sin una intervención temprana.

Una vez aparecen los primeros brotes, el jardín empieza a cambiar: se pierde humedad, disminuye la variedad de plantas locales y el terreno se vuelve menos fértil. Por eso es importante saber identificar cada especie y cómo se comporta. Aquí tienes las seis plantas más problemáticas y que debes controlar cuanto antes:

  • Ailanthus altissima (ailanto o árbol del cielo) : este árbol es famoso por su velocidad de crecimiento. Produce cantidades masivas de semillas y brotes que surgen de raíces muy extendidas. Forma grupos compactos que empujan a la flora local y modifican el terreno. Su retirada exige constancia, ya que rebota con facilidad.
  • Carpobrotus edulis (uña de gato): se extiende como una alfombra gruesa que cubre todo a su paso. Impide que la luz llegue al suelo y cree un ambiente seco donde las plantas nativas no pueden prosperar. Retirarla implica levantar tramo a tramo, asegurándose de que no queden restos.
  • Arundo donax (caña común) : crece varios metros en muy poco tiempo, sobre todo en zonas húmedas. Su presencia puede modificar pequeñas cauces y alterar el paisaje por completo. Sus rizomas son muy resistentes y difíciles de eliminar si ya han colonizado áreas amplias.
  • Robinia pseudoacacia (falsa acacia) : odifica el terreno con sus raíces, lo que impide que otras especies crezcan con normalidad. Produce rebrotes constantes y resiste bien los intentos de retirada. En poco tiempo puedes dominar zonas enteras del jardín.
  • Oxalis pes-caprae (vinagrillo o trébol amarillo) : se expande con bulbos subterráneos que se multiplican de forma explosiva. Una pequeña porción del suelo contaminado puede generar una nueva invasión. En jardines luminosos avanzan con sorprendente rapidez.
  • Cortaderia selloana (hierba de la pampa o plumeros) : esta planta procedente de Sudamérica se ha expandido con fuerza en España, sobre todo en zonas húmedas y áreas cercanas al mar. Su avance desplaza a la vegetación local y altera el equilibrio del entorno. Además, su velocidad de reproducción y su facilidad para dispersarse la convierten en un riesgo para el paisaje y un factor que puede aumentar la aparición de incendios.

Cómo eliminar las especies invasoras

El primer paso para eliminar una planta invasora es valorar el nivel de invasión. Si los brotes son pocos y están aislados, la extracción manual es una opción muy eficaz, siempre que se elimina la raíz completa . La clave está en trabajar el terreno cuando está húmedo, de modo que sea más fácil sacar la planta sin fragmentarla.

Hierba de la pampa (Cortaderia selloana)
La hierba de la pampa se expande con facilidad y puede invadir jardines y espacios naturales, alterando el suelo y la biodiversidad local.

En invasiones más amplias funciona la cobertura opaca del suelo. Se trata de bloquear la luz para que la planta pierda fuerza con el paso de las semanas . Es un método que requiere paciencia, pero resulta útil en especies que dependen de la luz directa para mantenerse activas. Con el tiempo, la planta va cayendo y es más sencillo retirarla por completo.

En situaciones en las que las raíces están muy extendidas, se recurre a productos específicos, aplicados con suma precaución. También existe la opción de usar calor directo sobre los brotes, debilitándolos progresivamente. En ciertos casos se estudia la introducción de organismos que frenen el avance, pero siempre bajo control técnico para evitar desequilibrios.

Lo que jamás debes hacer con las plantas invasoras

Uno de los errores más graves es dejar que crezcan un poco más antes de retirarlas. Ese tiempo puede ser suficiente para que colonicen zonas nuevas. Cuanto antes se actúe, menos daños ocasionarán. Una inspección frecuente del jardín es la mejor defensa para evitar que se instalen sin que te des cuenta.

Tampoco debes tirar los restos en espacios naturales, caminos o contenedores comunes. Incluso un fragmento pequeño puede originar una nueva infestación. Lo adecuado es dejarlos secar al Sol hasta que pierdan vitalidad o desecharlos siguiendo las indicaciones del municipio. En algunas zonas incluso se recomienda la eliminación controlada.

Por último, se debe evitar el movimiento de tierra sospechosa o reutilizar restos de jardinería que puedan contener semillas invasoras . Apuesta por especies locales cuando renueve el jardín: requieren menos cuidados, encajan mejor en el entorno y reducen el riesgo de invasiones futuras. La prevención es la herramienta más eficaz.

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