Grecia bajo el sol: calas secretas, acantilados míticos y un mar turquesa que parece infinito

Hoy nos adentramos en la Grecia más silenciosa y salvaje, ideal para quienes buscan escapar de las multitudes, practicar snorkel entre rocas o leer un libro bajo una higuera solitaria.

Cala Navagio
Cala Navagio, accesible solo por mar, guarda los restos de un barco de contrabando encallado en 1980. Pocos saben que el naufragio estuvo relacionado con contrabando de cigarrillos.

Grecia recibe cada año más de 30 millones de visitantes, es uno de los destinos más populares del Mediterráneo. Entre ellos, más de medio millón son españoles atraídos por su clima soleado, su legado histórico y la belleza incomparable de sus islas.

Más allá de sus conocidas islas y playas turísticas, Grecia guarda en secreto pequeñas y espectaculares calas escondidas. Alejadas del bullicio y muchas veces solo accesibles por mar o a través de senderos escarpados, ofrecen una experiencia mucho más íntima y auténtica.

Algunas están rodeadas de acantilados abruptos, otras tras vegetación mediterránea, pero todas comparten un mismo encanto: un mar turquesa y transparente que invita, y mucho, al baño.

Cala Navagio, la playa del naufragio más famosa de Grecia

Localizada en la isla de Zakynthos, Cala Navagio es famosa por su playa de guijarros rodeada de imponentes acantilados blancos. También conocida como "Shipwreck Beach", debe su nombre a un naufragio que yace en la arena desde la década de 1980. Este lugar no solo ofrece aguas cristalinas ideales para nadar, sino también una vista panorámica que deja sin aliento.

Para llegar a ella, lo más habitual es hacerlo en barco desde el puerto de Porto Vromi o desde Zakynthos ciudad, con trayectos que duran entre 20 y 40 minutos. La cala no dispone de servicios ni sombra natural, por lo que es recomendable llevar agua, protección solar y calzado cómodo.

Aunque suele haber visitas diarias, las primeras horas de la mañana o el final de la tarde ofrecen una experiencia más tranquila. Además, existe un mirador en lo alto del acantilado desde donde se obtiene la clásica vista aérea del pecio varado.

Cala Fokos, una escapada tranquila en el norte de la isla

Situada al norte de Mykonos, lejos de las playas más concurridas y del ambiente festivo del sur, Cala Fokos es una de las pocas zonas de la isla que aún conserva su carácter salvaje y poco urbanizado.

De acceso por carretera, a unos 12 km de Mykonos ciudad, se llega por un camino sin asfaltar, lo que limita la afluencia de turistas. La playa, de arena gruesa y aguas limpias con oleaje moderado, no cuenta con hamacas ni sombrillas, lo que refuerza su ambiente natural y relajado.

Es ideal para quienes buscan desconectar, disfrutar de un baño tranquilo o contemplar el paisaje sin ruidos. Muy cerca, hay una pequeña taberna familiar que ofrece cocina griega casera con vistas al mar.

Una de las playas más espectaculares del Jónico

En el suroeste de la isla de Lefkada, Cala Katsiki deslumbra con su estrecha franja de arena blanca y aguas turquesas, enmarcada por acantilados de roca caliza de más de 100 metros.

Se accede por una escalinata de unos 100 peldaños desde el aparcamiento superior. No hay servicios en la playa, por lo que se recomienda llevar agua y sombrilla. Es un lugar ideal para nadar en calma y capturar una de las postales más icónicas del mar Jónico.

De los monasterios de Meteora a la caldera de Santorini, acantilados míticos de Grecia

Pero es que, además de sus playas escondidas, Grecia alberga acantilados que parecen esculpidos por los dioses. En Tesalia, los monasterios de Meteora se alzan sobre colosales formaciones rocosas que datan de hace 60 millones de años.

Declarados Patrimonio de la Humanidad, sus seis monasterios activos ofrecen una experiencia única que combina espiritualidad, historia bizantina y vistas impresionantes.

En el sur, los acantilados volcánicos de Santorini se desploman sobre el Egeo formando uno de los paisajes más icónicos del país. Sus casas blancas y cúpulas azules contrastan con la tierra oscura, testigo de la gran erupción minoica. Desde los miradores de Fira y Oia, se contempla el cráter sumergido (la caldera) una joya geológica que hoy enamora a millones de viajeros.