El retratista de la nieve

La forma que adoptan los cristalitos de nieve la conocemos en gran medida gracias a las microfotografías que tomó de ellas, durante gran parte de su vida, un personaje llamado Wilson A. Bentley y apodado "copo de nieve".

Wilson A. Bentley junto a su inseparable cámara de fotos, con la que retrató miles de estrellitas de nieve.

Uno de los principales impulsores del conocimiento que hemos ido adquiriendo sobre los cristales de hielo que forman la nieve, y su llamativa forma hexagonal, fue un singular personaje estadounidense llamado Wilson A. Bentley (1865-1931) y apodado Snowflake (“Copo de nieve”), un sobrenombre que le hace justicia. Aunque durante mucho tiempo fue considerado el primer fotógrafo de estrellitas de nieve de la historia –hizo la primera foto de una de ellas en 1885–, ese honor le corresponde al alemán Johann Heinrich L. Flögel (1834-1918), que logró la primera instantánea en 1879, seis años antes que Bentley.

Nacido el 9 de febrero de 1865 en la localidad estadounidense de Jericho, en Vermont, Wilson A. Bentley vivió toda su vida en una granja de su localidad natal y ya desde niño le fascinaban los fenómenos meteorológicos, en particular la nieve. Sin apenas estudios, de forma autodidacta, comenzó a interesarse por la fotografía, pero su mayor empeño fue fotografiar lo más pequeño, para lo cual probó a acoplar un microscopio a su aparatosa máquina de fotos de la época, convirtiéndose en uno de los pioneros de la microfotografía. En 1885, fotografió un copo de nieve y quedó tan fascinado por la delicada estructura de hielo que había captado con su cámara, que desde ese momento y hasta su muerte, en 1931, no cejó en el empeño de retratar cristales de nieve.

Lámina con una serie de 12 estrellitas de nieve fotografiadas por Wilson A. Bentley. Cada una aparece con la numeración original con la que fueron catalogadas dichas microfotografías. Crédito: NOAA Library.

En 1925, Bentley escribió lo siguiente: “Bajo el microscopio encontré que los copos de nieve eran milagros de belleza; y me pareció una pena que esa belleza no fuera vista y apreciada por otros. Cada cristal era una obra maestra de diseño y ningún diseño jamás se repetía. Cuando un copo de nieve se fundía, el diseño se perdía para siempre. Toda esa belleza se fue, sin dejar ningún recuerdo.”

Wilson A. Bentley llegó a realizar algo más de 5.000 microfotografías, y, tal y como comentaba en la cita anterior, nunca fotografió dos estrellitas de nieve iguales. Dicha circunstancia fue considerada como algo incuestionable hasta que en 1988 unos investigadores estadounidenses demostraron que dos cristales de nieve pueden ser totalmente idénticos si las condiciones ambientales en que se forman son lo suficientemente parecidas. De manera experimental, consiguieron prismas de hielo idénticos, aunque no estructuras dendríticas, de complejidad significativamente mayor.

Wilson A. Bentley fotografiado junto a su madre en las afueras de su casa, en Jerico, en Vermont (EEUU), hacia 1890.

En 1904, Wilson A. Bentley donó 500 de sus microfotografías al Instituto Smithsoniano, y el resto se conservan en la Sociedad Histórica de Jericó. Su labor gozó de gran reconocimiento y difusión en EEUU, gracias a la publicación de artículos en revistas científicas, lo que constituye un valioso legado.

Paradojas de la vida, la cautivadora nieve que tantas alegrías dieron al personaje, fue la que le llevó a la tumba. El 23 de diciembre de 1931, “Copo de nieve” falleció en su granja de Jerico a consecuencia de una neumonía provocada por una ventisca.