¿Cómo se produce un tornado? ¿Es posible predecirlos?

La respuesta más fácil es un "no" rotundo, sin embargo, no es del todo cierto; hay precursores que pueden ayudar a predecir qué días son más probables y qué tormentas son más propensas a producirlos.

Los tornados supercelulares suelen ser los más destructivos, aunque también los más fáciles de seguir visualmente y por radar.

Los tornados son los fenómenos responsables de generar las rachas de viento más fuertes que se registran en nuestro planeta. El nivel de devastación que producen en tierra es más parecido al que provoca un fenómeno de naturaleza explosiva que a cualquier otro evento de origen meteorológico. Los tornados, además, son breves y minúsculos en comparación con otros sistemas meteorológicos conocidos como frentes, borrascas o ciclones tropicales, lo que hace especialmente difícil su predicción e incluso su seguimiento, algo crucial a la hora de intentar minimizar su impacto y evitar pérdidas humanas.

Aunque existen tornados de intensidades muy diversas, hasta los más débiles, con vientos en torno a 100 o 150 km/h, pueden ocasionar graves daños, siendo capaces de arrastrar a una persona o de lanzar pequeños objetos a velocidades peligrosas. Los más fuertes, con vientos superiores los 400 km/h pueden convertir vehículos pesados en proyectiles y hacer colapsar cualquier edificio convencional, incluidos los más robustos. Para evitar una tragedia, la única solución es avisar a la población con tiempo suficiente como para poder ponerse a cubierto en pisos subterráneos o en las habitaciones más internas de un edificio.

Existen varios tipos de tornados, todos igualmente sorprendentes y difíciles de predecir. En general, se puede afirmar que cualquier tormenta con una corriente ascendente profunda y estable es susceptible de generar un tornado, sin embargo, hay estructuras con un potencial mucho mayor y que a menudo son responsables de generar los tornados más intensos: se trata de las supercélulas.

Estas tormentas poseen una profunda corriente ascendente en rotación, el mesociclón. En ocasiones, en su fase de colapso, la circulación del mesociclón en los niveles más bajos se contrae y su diámetro se ve reducido a menos de una décima parte del tamaño original. Por conservación del momento angular, la velocidad de rotación se dispara y pueden dar lugar a un tornado mesociclónico.

Energía y cizalladura

Para que se pueda desarrollar una supercélula, es necesario que se den una serie de ingredientes en la atmósfera. No existen "números mágicos" o valores límite concretos que nos faciliten la predicción, pero sí cifras aproximadas que nos pueden poner en alerta en una determinada situación. Para empezar hacen falta unos valores de CAPE significativos, aunque existen excepciones, una supercélula se desarrollará plenamente con valores elevados, preferentemente superiores a 1000 J/kg

¿Qué es la CAPE?
CAPE son las siglas de "Energía Potencial Convectiva Disponible" en inglés. Es la cantidad de trabajo que podría realizar en condiciones ideales una masa de aire que ascienda desde la superficie hasta la parte superior de la troposfera.

Pero esto sólo no basta. También debe existir un flujo de vientos que facilite el aprovechamiento de esta energía desacoplando las corrientes ascendentes y descendentes de la tormenta y provocando esa rotación característica de las supercélulas. Este parámetro se conoce como cizalladura. Si la dirección del viento gira en el sentido de las agujas del reloj con la altura y su módulo varía más de 15 m/s en los primeros 6 kilómetros de atmósfera, podemos hablar de un entorno favorable para la formación de tormentas organizadas y supercélulas ciclónicas.

Qué es un tornado
Características generales de un tornado.


Sin embargo, si lo que queremos saber es si esas supercélulas serán especialmente propensas para producir un tornado, debemos fijarnos sobre todo en que esa cizalladura exista también en los niveles más bajos. Si su módulo alcanza valores próximos (o superiores) a 10 m/s en el primer kilómetro, tendremos un escenario mucho más favorable para que cualquier supercélula en ese entorno pueda generar un tornado.

Humedad y punto de rocío

Otro factor que interviene es la altura de la base de la nube. En las últimas décadas se ha observado que las supercélulas con bases bajas son más propensas a generar tornados. Una base baja nos está indicando un nivel de condensación próximo a la superficie y, por tanto, una gran cantidad de humedad en la masa de aire.

Con estas condiciones, al no haber casi evaporación y pérdida de calor en las descendencias, las diferencias de temperatura y densidad entre las corrientes ascendentes y descendentes de la supercélula es pequeña y su circulación se vuelve mucho más estable y simétrica en los niveles más bajos. Por tanto, un día de gran actividad tormentosa en el que la cizalladura sea importante, especialmente en los primeros kilómetros de altura, y con humedad y punto de rocío elevado es potencialmente propenso a generar tornados.

También en España

Aunque las condiciones necesarias para la formación de un tornado pueden ser predecibles, como hemos podido comprobar, seguimos sin saber dónde y cuándo se va a formar uno con exactitud. Siguen siendo extremadamente necesarios su seguimiento desde tierra, ya sea visualmente o por radares de alta resolución. En la península ibérica contamos con dos ventajas: un menor número de tornados que en Norteamérica y la baja densidad de población en las zonas más propensas a su formación, como es el entorno del Sistema Ibérico e interior del este peninsular.


Aún así tenemos tornados, más de los que creíamos tener. Sólo desde enero de 2022 se han reportado más de 20 tornados y nuestro relieve juega malas pasadas: si bien dificulta la formación de supercélulas longevas, también puede crear zonas muy locales e impredecibles con condiciones favorables para su formación en días insospechados. Es, por tanto, cuestión de tiempo que afecten a alguna población y es importante que sus habitantes sean advertidos con tiempo para minimizar su impacto. Por ahora, el objetivo es salvar vidas.