Borrascas de gran impacto en España: desde Filomena hasta Gloria, este es el balance de 8 años desde que se nombran
Desde la temporada 2017-2018 se nombran borrascas de alto impacto en Europa y en España en particular, existiendo varias listas de nombres asignadas a distintas regiones europeas. Aquí te explicamos cómo es este proceso.

El nombramiento de borrascas con capacidad de tener un gran impacto, debido a los fenómenos meteorológicos adversos asociados a ellas, lleva ocho años implementado en España y en otros países de nuestro entorno geográfico. Ya nos hemos familiarizado con ello. Poner un nombre a una borrasca es –sobre el papel– una forma eficaz de captar la atención de los ciudadanos, ya que ayuda en la prevención de las previsibles consecuencias que tendrá el paso del sistema ciclónico.
Poner nombres a las borrascas toma el testigo del sistema de nombramiento de huracanes, implementado en EEUU por el National Hurricane Center (NHC) a mediados del siglo XX. Antes de eso, los huracanes que causaban gran devastación adaptaban el nombre del santo o santa cuya onomástica coincidía con el día del impacto (p.ej.: el huracán de San Ciriaco, de 1899).
Nombramiento de borrascas en Europa y España
En Europa, la Universidad Libre de Berlín, en Alemania, comenzó a nombrar las borrascas y anticiclones (fueran o no de alto impacto) en 1954. La afectación en España, Francia y otros países europeos de algunas recordadas borrascas como Klaus (enero de 2009) o Xynthia (febrero de 2010) fue la espoleta que motivó que se empezar a pensar en un sistema de nombramiento coordinado para toda Europa, con distintas listas de nombres preestablecidas para distintas regiones formadas por grupos de países.

Los nombres de las borrascas los ponen los Servicios Meteorológicos. En particular, la lista de las que afectan cada temporada al suroeste de Europa la confeccionan los Servicios Meteorológicos de España (AEMET), el de Portugal, Francia, Bélgica y Luxemburgo. Hay otros cinco grupos en Europa que confeccionan sus propias listas de nombres, existiendo una coordinación entre todos ellos.
A veces, una borrasca que ha nombrado el grupo oeste europeo (formado por Reino Unido, Irlanda y Países Bajos) llega a afectar al norte peninsular, en cuyo caso el nombre de la borrasca en cuestión no está en la lista del grupo del suroeste. Este sistema de nombramiento de borrascas se implementó hace 8 años, en la temporada 2017-2018. El criterio para nombrarlas es técnico, en base a la evolución prevista por los modelos de cada borrasca, tanto los vientos máximos que se estima que generará, como la intensidad de las precipitaciones que dejará.
El 1 de septiembre comenzó el otoño climatológico y la temporada de #Borrascas 2024-2025.El Grupo Suroeste europeo, del que forma parte España (AEMET), han seleccionado los nombres para las borrascas.
— AME Asociación (@ame_asociacion) September 5, 2024
Nombrarlas mejora la comunicación y concienciación pública sobre estos eventos. pic.twitter.com/oUmm4G5Rsb
Para cada temporada hay una lista preestablecida de 21 nombres, alternan los de hombre y mujer, siguen el orden alfabético y se asignan según van surgiendo borrascas con gran impacto; es decir, generadoras de tiempo adverso y previsibles daños en bienes y personas. Afortunadamente, no a todas las borrascas que nos afectan se les asigna un nombre, aunque llevamos una racha desde marzo en que se han ido encadenando, algo que ha ocurrido en alguna otra ocasión en temporadas anteriores.
Gloria y Filomena principales “estrellas mediáticas”
Desde la temporada 2017-2018 hasta la actual (2024-2025), en el momento presente, se han nombrado un total de 102 borrascas con gran impacto por parte de los Servicios Meteorológicos del grupo del suroeste europeo. El número de ellas ha sido muy variable cada año.
La primera temporada (2017-2018) se nombraron un total de 9, la segunda (2018-2019) fueron 13 y la tercera (2019-2020) el número ascendió hasta las 15. Una de ellas fue la recordada y excepcional borrasca Gloria, en enero de 2020. Aparte de los importantes destrozos que dejó a su paso, causó 13 fallecidos.

La temporada siguiente (2020-2021) –metidos en plena pandemia de la COVID-19– se nombraron 12 borrascas. La sexta fue Filomena, en enero de 2021, cuyo paso dio lugar a la histórica nevada que tuvo lugar en una amplia extensión del interior del centro y este peninsular. En Madrid capital llegó el espesor de la media alcanzó los 50 cm y los días siguientes a la nevada tuvo lugar una destacada ola de frío que dejó tiritando a media España.
La temporada siguiente (2021-2022) tan solo se nombraron 5 borrascas. Una de ellas fue Celia, que dio lugar a un temporal de viento extraordinario. En el observatorio de Izaña, en la isla de Tenerife, se registró una racha de 169 km/h. En las últimas tres temporadas el número de borrascas nombradas ha sido alto (16 en la 2022-2023, 17 en la 2023-2024, y 15 [hasta la fecha] en la presente temporada.

Aunque 8 años no es un periodo lo suficientemente alto para establecer algún tipo de tendencia en el comportamiento observado en las borrascas, es significativo ese repunte de los últimos 3 años. Nos ha llamado la atención el encadenamiento de borrascas con gran impacto el pasado mes de marzo (Jana, Konrad, Laurence y Martinho), pero se produjo una racha incluso mayor entre el 3 de febrero y el 5 de marzo de 2020 (Hervé, Inés, Jorge, Karine, León, Myriam, Norberto), o la de enero de 2021 (Gaetán, Hortense, Ignacio, Justine).
En el marco actual de calentamiento global, la intensificación de los fenómenos meteorológicos invita a pensar en que las borrascas de gran impacto serán cada vez más frecuentes en nuestro entorno geográfico. La alta variabilidad que característico de latitudes templadas siempre provocará variaciones en el número de estas borrascas de unos años a otros, pero su tendencia a aumentar parece clara.