¿Ayudaría un parasol planetario a enfriar el planeta? Esta controvertida misión podría descubrirlo

Un estudio reciente presenta un diseño preliminar de «parasol planetario» en el punto Lagrange L1, generando debate sobre una misión piloto. Descubre cómo funcionaría este escudo solar, sus retos técnicos y sus implicancias ambientales, explicado de forma clara y cercana.

Ilustración conceptual de un parasol planetario
Ilustración conceptual de un parasol planetario ubicado entre la Tierra y el Sol. Este tipo de tecnología, aún en fase de estudio, busca desviar una fracción de la radiación solar para mitigar el calentamiento global.

Una reciente investigación propone instalar un parasol planetario en el punto de Lagrange L1, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. Desde allí, esta estructura sería capaz de desviar una pequeña fracción de la luz solar, contribuyendo a enfriar el planeta.

Este proyecto no busca bloquear completamente el Sol, sino ensayar un sistema a escala reducida que permita estudiar su comportamiento en condiciones reales. Se analiza qué materiales utilizar, cómo se lanzaría, de qué forma se mantendría estable en el espacio y cómo se controlaría desde Tierra. Más allá de la ingeniería, la iniciativa busca sentar las bases para una conversación profunda sobre sus posibles efectos en el clima, la biodiversidad y la gobernanza global.

¿Cómo funcionaría este parasol planetario?

El diseño preliminar considera instalar un escudo en el punto de Lagrange L1, una región del espacio ubicada a unos 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, donde las fuerzas gravitacionales del Sol y la Tierra se equilibran. Esta ubicación estratégica permitiría que el parasol se mantenga relativamente estable, sin requerir un gasto constante de energía para sostener su posición.

Diagrama conceptual de la misión precursora para un parasol planetario. El objetivo es evaluar el desempeño de materiales y maniobras orbitales cerca del punto de Lagrange L₁.
Diagrama conceptual de la misión precursora para un parasol planetario. El objetivo es evaluar el desempeño de materiales y maniobras orbitales cerca del punto de Lagrange L₁, donde se podría ubicar un escudo solar para reducir la radiación que llega a la Tierra.

Los investigadores analizan dos configuraciones principales: la primera es un disco sólido, una idea propuesta en la década de 1980, que tendría cientos o incluso miles de kilómetros de diámetro. La segunda opción es una nube de microespejos, formada por miles de millones de pequeñas partículas capaces de desviar parte de la radiación solar, distribuidas cuidadosamente para generar el efecto deseado.

Aunque esto se trata de un diseño preliminar, abre la puerta a misiones científicas que podrían marcar un antes y un después en la lucha contra el cambio climático.

En esta etapa inicial, el estudio se centra en definir aspectos técnicos clave, como la masa total del sistema, la orientación hacia el Sol, la resistencia de los materiales a la radiación y los mecanismos que permitirían su estabilidad orbital. La idea no es bloquear el Sol, sino reducir apenas una pequeña fracción de la radiación entrante, lo suficiente para evaluar si la tecnología es factible y segura en un escenario real.

Llevar cualquier estructura al punto L1 supone un desafío técnico y económico enorme. Incluso una versión piloto requeriría el lanzamiento de varias toneladas de material y su posterior ensamblaje en el espacio.

A esto se suman complejidades como mantener la estabilidad térmica del sistema expuesto constantemente a la radiación solar, así como desarrollar mecanismos de orientación precisos sin depender de una fuente excesiva de energía. En el futuro, incluso podría evaluarse la fabricación del parasol en el espacio, utilizando recursos extraídos de la Luna o asteroides, lo que plantea una nueva frontera en ingeniería aeroespacial.

¿Quién tiene el control del Sol?

Más allá de los desafíos técnicos, el proyecto abre una profunda discusión ética y política. Modificar la cantidad de radiación solar que llega al planeta tendría efectos globales, y plantea preguntas clave: ¿quién decidiría cuándo y cómo utilizar este sistema?, ¿qué impacto tendría en climas locales, ecosistemas o en la salud humana?, ¿podría ser usado con fines geopolíticos?

La misión piloto no busca aplicar aún esta tecnología a gran escala, sino obtener evidencia científica que permita iniciar un debate informado, transparente y responsable sobre su posible implementación en el futuro.

Referencia de la noticia

-Science Direct. Parasol planetario para geoingeniería solar: Diseño preliminar de un sistema precursor y misión.

-El Universo Hoy. ¿Ayudaría un parasol planetario a enfriar el planeta? Esta misión podría descubrirlo.