¿Por qué tiritamos cuando tenemos frío?

Una de las reacciones más curiosas que tiene el cuerpo humano es la de temblar cuando hace mucho frío. ¿Cuál es el motivo? ¿Por qué no podemos controlarlo?

Mujer que pasa frío y se toma un café
El cuerpo humano tiene mecanismos curiosos para mantener su temperatura

Es invierno. A pesar del madrugón, una buena ducha calentita nos hace despertar de forma agradable y logramos entrar en calor. Tras secarnos con la toalla, llega uno de los primeros retos del día: salir del baño y llegar hasta la habitación para vestirse. De puntitas y con toda la rapidez que podemos, no hay cuerpo que resista este cambio de temperatura y, de repente, empezamos a tiritar.

Queda claro que la reacción de nuestro cuerpo está relacionada con la baja temperatura exterior. Para analizar por qué temblamos, tenemos que ir por pasos. ¿Dónde empieza todo? En el cerebro. Concretamente en el hipotálamo.

El hipotálamo, nuestro termostato

En la parte interna de nuestro cerebro tenemos alojado el hipotálamo. Formado por sustancia gris, es una glándula tan pequeñita como un guisante, pero con una importancia vital. Las decisiones que toma esta región cerebral permiten mantenernos con vida.
 
Entre todas las funciones del hipotálamo, que son muchas, encontramos la de regular la ingesta de alimentos, nuestros niveles hormonales, el sueño... y como no, la temperatura corporal. Podríamos decir que actúa a modo de termostato y regula nuestra temperatura en todo momento, tomando en cada situación la decisión oportuna.

Mano y brazo comprobando la temperatura ambiental
Nuestra piel está llena de receptores de temperatura

Vamos a centrarnos en la función termorreguladora del hipotálamo. Cuando los termorreceptores que tenemos en nuestra piel consideran que el frío exterior pone en riesgo el mantenimiento de la temperatura corporal, mandan la señal de aviso al hipotálamo. Una vez procesado el aviso, el hipotálamo manda la orden a los músculos del cuerpo para que produzcan movimientos de contracción de forma repetitiva.

Los músculos como fuente de calor

Cuando los músculos trabajan, se genera energía en forma de calor. Lo habrás comprobado al hacer deporte. En el momento en el hipotálamo manda la orden para que se hagan las contracciones, los músculos empiezan a consumir energía corporal para transformarla en calor.
 
Este es el sistema que el cuerpo utiliza para compensar un fuerte descenso térmico exterior, pero también lo hace en otros casos como cuando tenemos fiebre o incluso tenemos miedo.

No podemos controlar los temblores

La señal que el hipotálamo manda a los músculos provoca movimientos totalmente involuntarios. Esto no es así por casualidad. Si cuando estás tiritando intentas dejar de hacerlo, es imposible. Puedes aguantar algunos segundos, pero luego, los temblores pueden ser incluso más intensos. De esta manera, el cuerpo, que siempre es muy listo, se asegura que la temperatura corporal subirá y no podremos hacer nada para impedirlo.