"Mushballs" y tormentas de amoníaco: esta es la atmósfera de Júpiter, la más salvaje y extraña del sistema solar

Descubrimos la caótica atmósfera del gigante gaseoso Júpiter, el planeta más extremo de nuestro sistema solar con rayos gigantes, y bolas de hielo y amoníaco llamadas mushballs.

Mushballs Júpiter
Júpiter, el gigante de gas, es el planeta de nuestro sistema solar que más secretos guarda, siendo extremadamente caótica.

Júpiter no es solo el planeta más grande del sistema solar: también es el que posee la atmósfera más caótica, poderosa y desconcertante, con vientos que superan los 600 km/h, tormentas que duran siglos y fenómenos nunca vistos en la Tierra, como los llamados "mushballs". En otras palabras, su atmósfera es un laboratorio natural de física extrema.

Y todo ello gracias a misiones como Juno y telescopios espaciales, que permiten a los científicos desentrañar los misterios de este planeta.

¿Qué son las "mushballs"?

En estas misiones, una de las mayores sorpresas fue el descubrimiento de estructuras llamadas "mushballs" (literalmente “bolas blandas”), una especie de granizo gigante que no está hecho solo de agua, sino también de amoníaco.

Sección transversal de la troposfera de Júpiter que muestra la profundidad de las tormentas en una franja de norte a sur que cruza la zona ecuatorial del planeta. El azul y el rojo representan, respectivamente, concentraciones de gas amoníaco superiores e inferiores a lo normal. Fuente: Chris Moeckel, UC Berkeley

Estas esferas se forman en las capas superiores de la atmósfera cuando el vapor de agua y amoníaco se combinan y congelan, creando bolas densas y pegajosas.

A diferencia del granizo terrestre, las "mushballs" son mucho más pesadas y se precipitan a capas más profundas, transportando con ellas elementos clave que antes se creían ausentes.

Una atmósfera en capas y extremadamente caótica

La atmósfera joviana está compuesta mayoritariamente por hidrógeno (cerca del 90%) y helio, con trazas de metano, vapor de agua, amoníaco y otros compuestos. A simple vista, las franjas coloridas que rodean el planeta son el resultado de intensas corrientes en chorro que fluyen en direcciones opuestas.

Estas bandas están divididas en zonas claras (zonas) y oscuras (cinturones), donde las masas de aire ascienden o descienden. Entre ellas, se generan gigantescos remolinos y vórtices, siendo el más famoso la Gran Mancha Roja, una tormenta del tamaño de la Tierra que lleva activa al menos 300 años.

Tormentas eléctricas y rayos monstruosos

Otra de las características más salvajes de Júpiter es su actividad eléctrica, ya que las tormentas jovianas producen rayos hasta 10 veces más potentes que los de la Tierra y generan mucha energía.

La ilustración muestra cómo las tormentas en Júpiter generan mushballs y rayos poco profundos. Estas bolas de amoníaco y agua se forman en nubes profundas, y redistribuyen elementos hacia capas inferiores de la atmósfera. Fuente: Chris Moeckel, UC Berkeley

Estos rayos se generan en nubes de agua, situadas mucho más profundamente que en nuestro planeta, y parecen estar alimentados por las interacciones con el amoníaco.

¿Por qué es tan importante estudiar Júpiter?

Estudiar la atmósfera de Júpiter ayuda a comprender cómo funcionan los gigantes gaseosos, tanto en nuestro sistema como en otros. Los procesos físicos que ocurre allí permiten poner a prueba teorías sobre formación planetaria, dinámica atmosférica y química en ambientes lejanos a los de la Tierra.

Además, muchas exoplanetas descubiertos fuera del sistema solar son similares en tamaño y composición a Júpiter, y estudiar al gigante gaseoso es el primer paso para entender los planetas lejanos que orbitan lejos de nuestro sistema solar.

Referencia de la noticia:

https://news.berkeley.edu/2025/04/15/on-jupiter-its-mushballs-all-the-way-down/