La nueva carrera espacial: Corea del Sur revela un sorprendente plan para construir una base lunar en 2045

El país asiático sorprende al mundo con una inversión de 72.600 millones de dólares y objetivos que desafían a Estados Unidos, China y la India en la conquista del espacio.

Corea del Sur Luna
Corea del Sur planea construir una base lunar autosuficiente propia para 2045. India tiene fecha para 2047 para un proyecto similar. Imagen CC ilustrativa.

La humanidad está presenciando el nacimiento de una nueva superpotencia espacial. Corea del Sur acaba de anunciar uno de los planes más ambiciosos de la exploración espacial moderna: establecer una base lunar económicamente viable para 2045, una meta que posiciona al país del K-pop como un competidor inesperado en la carrera por la conquista del cosmos.

Corea del Sur planea posicionar un satélite de observación solar en el punto de Lagrange L4 para 2035, una ubicación estratégica que permitirá monitoreo continuo del Sol y protección de activos espaciales terrestres. A ello se suma el objetivo de construir una base lunar dentro de 25 años.

La Korea Aerospace Administration (KASA), creada en mayo de 2024, reveló que el gobierno surcoreano invertirá 100 billones de wones (72.600 millones de dólares) en exploración espacial hasta lograr no solo la base lunar, sino también el primer aterrizaje marciano del país en 2045. Esta inversión masiva marca un punto de inflexión histórico para una nación que hasta hace poco era considerada un actor secundario en el espacio.

El plan de KASA no es una fantasía futurista, sino una estrategia meticulosamente calculada que incluye cinco misiones fundamentales: exploración de la órbita terrestre baja, investigación en microgravedad, exploración lunar, ciencia solar y tecnología de espacio profundo. La hoja de ruta establece el desarrollo de un módulo lunar avanzado para 2040, seguido de la construcción de una base económica lunar permanente cinco años después.

La ventaja tecnológica secreta de Corea del Sur

Lo que hace único el enfoque surcoreano, señala The Express Tribune, es su estrategia de innovación independiente combinada con colaboración selectiva. El país ya está probando rovers de minería espacial en minas de carbón abandonadas, simulando las condiciones lunares extremas de polvo, oscuridad y terreno irregular. Esta preparación práctica demuestra un nivel de seriedad que va más allá de las declaraciones políticas típicas.

Corea del Sur ya demostró su capacidad tecnológica al convertirse en el séptimo país en desarrollar tecnología independiente de vehículos de lanzamiento espacial y satélites con el exitoso lanzamiento del cohete Nuri en mayo de 2023. La ventaja competitiva radica en su enfoque en la "economía espacial": KASA está desarrollando tecnología para extraer agua, hielo y recursos lunares, creando una presencia lunar sostenible económicamente.

La estrategia incluye el desarrollo del cohete KSLV-III de producción nacional para reducir la dependencia de proveedores extranjeros, y la creación de asociaciones público-privadas que involucran a cientos de empresas surcoreanas. Su sonda lunar Danuri, lanzada en 2022, continúa orbitando la Luna proporcionando datos valiosos, mientras que la colaboración con John Lee, ex ejecutivo de NASA durante 30 años y ahora administrador adjunto de KASA, simboliza el equilibrio entre cooperación internacional e independencia tecnológica.

El duelo geopolítico: cuando Asia desafía a las superpotencias espaciales

La carrera lunar del siglo XXI se ha convertido en un tablero geopolítico donde Corea del Sur está ejecutando una jugada maestra que nadie vio venir, según indica Space.com. Mientras Estados Unidos lidera con su programa Artemis buscando bases lunares en la próxima década, y China colabora con Rusia en ambiciosos proyectos de exploración espacial, Corea del Sur ha encontrado su propio camino estratégico que podría redefinir completamente las reglas del juego espacial global.

La fecha objetivo de 2045 no es casualidad: marca exactamente el centenario de la liberación de Corea del dominio colonial japonés, convirtiendo la base lunar en un símbolo poderoso de independencia tecnológica y soberanía espacial. Esta sincronización histórica añade una dimensión emocional y nacionalista al proyecto que va mucho más allá de la ciencia, transformando la misión en una declaración de independencia tecnológica ante el mundo.

India también apunta a 2047 para su propia base lunar, estableciendo una fascinante competencia entre las potencias asiáticas emergentes que podría redefinir el equilibrio de poder en el espacio. Esta rivalidad asiática está creando una nueva dinámica en la exploración espacial, donde países que históricamente dependían de tecnología occidental ahora compiten directamente con las superpotencias tradicionales, marcando el inicio de una era multipolar en el cosmos.