Esta es la principal diferencia entre un cometa y un asteroide: por qué el caso 3I/ATLAS lo ilustra como ningún otro
El cometa 3I/ATLAS, detectado recientemente, confirma la frontera entre asteroides y cometas, mostrando su coma activa y una composición que conecta sistemas planetarios distantes con el nuestro.

Durante las últimas semanas, los medios de comunicación han especulado sobre la verdadera naturaleza del cometa 3I/ATLAS. Se llegó a hablar, incluso, de que podía ser un OVNI. Sin embargo, los datos obtenidos con diversos telescopios muestran sin lugar a dudas que se trata de un cometa activo, no de un objeto desconocido ni de un asteroide extraño.
El seguimiento inicial permitió observar su coma, esa nube difusa de gas y polvo que lo hace visible desde la Tierra. Imágenes obtenidas desde el Telescopio Robótico Joan Oró, apenas unos días después de su descubrimiento, evidenciaron la presencia de esta característica fundamental de los cometas. Gracias a estas observaciones, los científicos pudieron medir con precisión su posición y brillo, obteniendo información fundamental sobre su comportamiento.
¿Por qué es un cometa y no un asteroide?
Aunque a simple vista el cometa 3I/ATLAS podría recordar a un asteroide oscuro, su comportamiento revela su verdadera identidad. Mientras que los asteroides son cuerpos rocosos y sin actividad, los cometas poseen hielos que subliman cuando se acercan al Sol, generando la coma y ocasionalmente colas de gas y polvo. Esta actividad no sólo produce luminosidad adicional, también permite analizar su composición química desde la Tierra.
I took a photo of the interstellar comet 3I/ATLAS!
— JML Astrophotos (@jmlastrophotos) September 3, 2025
No, it's not aliens
More info: https://t.co/hu9AN4BC3i pic.twitter.com/1qBzzIUTlB
Observaciones espectroscópicas realizadas con los telescopios infrarrojos Gemini-S/GMOS y NASA IRTF/SpeX entre el 5 y 14 de julio de 2025 permitieron estudiar su composición en bandas visibles e infrarrojas. Los resultados demostraron una fuerte presencia de agua y dióxido de carbono, elementos típicos de los cometas activos. Esto descarta cualquier hipótesis de que se trate de un asteroide común, confirmando su naturaleza interestelar.
Incluso su espectro óptico recuerda a asteroides tipo D: oscuros, ricos en carbono y con reflejo rojizo. Sin embargo, el análisis infrarrojo revela el hielo de agua en la coma, confirmando que se trata de un cometa y no de un simple asteroide. Este contraste entre apariencia y composición ilustra la complejidad de clasificar objetos pequeños en el espacio y subraya la importancia de la espectroscopía avanzada.
La composición de 3I/ATLAS y su origen interestelar
El Telescopio Espacial James Webb y el satélite SPHEREx de la NASA proporcionaron datos esenciales sobre su coma. El gas que rodea al núcleo mide aproximadamente 350.000 km, dominado por dióxido de carbono, mientras que el polvo de tamaño micrométrico se desprende por la sublimación de hielos. La combinación de gas y partículas sólidas crea una envoltura característica que permite estudiar la composición química sin afectar el núcleo del cometa.

Estudios liderados por expertos como la astrobióloga Karen J. Meech modelaron la mezcla de polvo y el hielo de agua que conforma la coma, estimando que alrededor del 30 % de la envoltura es hielo. Esta proporción sugiere un objeto formado en un sistema planetario lejano, expulsado posteriormente por interacciones gravitacionales. La fracción restante de polvo, similar a meteoritos condritas carbonáceas, aporta pistas sobre los materiales presentes en los discos protoplanetarios de otros sistemas solares.
A pesar de su origen interestelar, la composición del cometa resulta familiar para los científicos. Los minerales y partículas de polvo se asemejan a las condritas carbonáceas, un tipo de meteorito conocido, situando a 3I/ATLAS como un puente entre los asteroides y los cometas transneptunianos. Esto abre una ventana única para estudiar la formación de cuerpos pequeños en galaxias lejanas y cómo los sistemas planetarios pueden compartir materiales a través del espacio interestelar.
3I/ATLAS, una ventana al futuro de la exploración cometaria
El cometa 3I/ATLAS no es un objeto extraño ni impredecible. Su coma y composición confirman su naturaleza cometaria, mostrando al mismo tiempo rasgos que lo aproximan a asteroides ricos en carbono. La actividad observada, aunque más limitada que en otros cometas del sistema solar, refleja el envejecimiento de los hielos expuestos a rayos cósmicos durante millones de años.
️ Nuevas imágenes del cometa interestelar 3I/ATLAS obtenidas desde Chile ️
— NOIRLab en Español (@NOIRLabAstroES) September 4, 2025
Desde el telescopio @Geminiobs Sur en Chile, se captó esta impresionante vista donde se aprecia la coma brillante y la creciente cola del cometa.
: @GeminiObs/NOIRLab/NSF/AURA/Shadow the Scientist pic.twitter.com/7u0L9WvjHX
El estudio de objetos como 3I/ATLAS permite a los astrónomos anticipar cómo interactúan los sistemas planetarios y cómo los materiales se trasladan a lo largo del espacio interestelar.
En octubre de 2025 alcanzará su perihelio, momento clave para seguir observando su comportamiento y reforzar la comprensión de la frontera entre cometas y asteroides. Cada medición obtenida contribuirá a conocer mejor la historia de la materia interestelar y la evolución de los sistemas planetarios lejanos.