Unos investigadores de la Universidad de Barcelona descubren que las 'bolas de Neptuno' sacan los microplásticos del mar

El Mediterráneo se defiende solo. Un estudio de la Universidad de Barcelona demuestra que las “bolas de Neptuno”, ovillos de Posidonia oceánica, capturan microplásticos y los depositan en la orilla tras los temporales.

Playa
Un estudio ha comprobado que las "bolas de Neptuno" atrapan fragmentos de plástico y facilitan su salida del mar cuando varan en la playa.

Las praderas de Posidonia oceanica, emblema del litoral mediterráneo, esconden un aliado inesperado contra la contaminación. Un estudio de la Universidad de Barcelona ha comprobado que las llamadas “bolas de Neptuno” —ovillos fibrosos formados con restos de la planta— atrapan fragmentos de plástico y facilitan su salida del mar cuando varan en la playa.

El trabajo aporta una pieza clave para entender los flujos de residuos en aguas costeras: no todo el plástico que entra en el sistema permanece allí. Parte queda retenida en estas estructuras naturales y es “exportada” a la orilla durante los temporales, donde puede retirarse con una gestión adecuada.

¿Qué son las “bolas de Neptuno”?

La Posidonia oceánica es una fanerógama marina —no un alga— que forma praderas densas en fondos arenosos. Estos herbarios oxigenan el agua, estabilizan sedimentos, amortiguan el oleaje y sirven de vivero a numerosas especies, incluida fauna de interés pesquero.

Cada otoño, muchas hojas se desprenden. El oleaje va deshilachando sus fibras, que se entrelazan hasta formar ovillos ovalados de tamaños diversos, conocidos como aegagropilae o “bolas de Neptuno”. Suelen acumularse en la línea de costa, especialmente tras episodios de mar de fondo y levante.

Así es como atrapan el plástico

El estudio de la Universidad de Barcelona analiza hojas sueltas y ovillos recogidos en playas mediterráneas y encontró en ambos restos de plástico, sobre todo fibras y filamentos. La rugosidad de las fibras vegetales favorece que los fragmentos queden atrapados y se compacten en el interior de los ovillos.

Fondo marino
La rugosidad de las fibras vegetales de la posidonia favorece que los fragmentos queden atrapados y se compacten en el interior de los ovillos

Cuando llegan los temporales de otoño e invierno, muchas bolas son empujadas hacia la orilla. Ese varado actúa como una vía de salida del plástico de la columna de agua: el residuo deja de circular en el ecosistema marino y pasa a un entorno donde su retirada es más viable.

Protegen la costa

El trabajo señala un nuevo “servicio” de las praderas de Posidonia: además de proteger la costa, fijar carbono y favorecer la biodiversidad, contribuyen a mitigar la contaminación plástica. Es un mecanismo natural que suma y que, a escala regional, puede representar una cantidad relevante de piezas retenidas cada año.

Sin embargo, no es una solución milagro. La mayoría del plástico sigue en el sistema y continúa entrando por múltiples vías (consumo, ríos, puertos, actividades turísticas). Sin reducción en origen, mejora del reciclaje, control de vertidos y cambios de hábitos, ningún proceso natural compensará el volumen actual.

La protección de las praderas de posidonia, clave

El estudio invita a repensar el manejo de los arribazones. Retirar de forma indiscriminada todo el material orgánico puede eliminar beneficios ecológicos y acelerar la erosión de la playa. En su lugar, conviene planificar retiradas selectivas, dejar mantos protectores en temporada baja y priorizar la extracción de residuos inertes.

Botella de plástico en la playa
Retirar de forma indiscriminada todo el material orgánico puede eliminar beneficios ecológicos

Asimismo, proteger las praderas —ordenando fondeos para evitar el “arado” de raíces, limitando obras costeras y reduciendo vertidos— multiplica retornos: más biodiversidad, más carbono azul, playas más estables y, ahora lo sabemos, menos plástico circulando en el agua.

Cada acción cuenta

Reducir plásticos de un solo uso, optar por textiles que desprendan menos microfibras, instalar filtros en lavadoras cuando sea posible y participar en limpiezas y proyectos de custodia marina ayuda a disminuir la carga de residuos que llega al mar.

Cada pequeña acción cuenta. La investigación de la Universidad de Barcelona recuerda que, cuando dejamos funcionar a los ecosistemas, ellos también trabajan a nuestro favor. Cuidar la Posidonia oceánica es invertir en un Mediterráneo más limpio, resiliente y vivo.