Posidonia mediterránea, la gran aliada contra el cambio climático. ¿Por qué su conservación es tan importante?

No son algas. Y no deberían darte repelús. Esta planta es una importantísima fuente de oxigenación y captura 20 veces más CO₂ que los bosques terrestres. Sin embargo, es frecuentemente maltratada y está especialmente desprotegida.

posidonia
Esta planta acuática endémica del Mar Mediterráneo constituye el hábitat de más de 400 especies vegetales y 1000 de animales.

A diferencia de las algas, que carecen de raíces, tallos, hojas y tejido vascular, la Posidonia oceánica o Posidonia Mediterránea es, en realidad, una planta submarina. Posee hojas, tallo y raíces; florece en otoño y da unos frutos conocidos como “aceitunas de mar”. Contrariamente a la creencia, bañarte en su presencia es un buen indicador de la salud del agua, ya que la posidonia sólo vive en aguas limpias.

Su papel en la preservación de la salud de los ecosistemas marinos del Mediterráneo es tan importante que, en 1999, en reconocimiento a sus múltiples beneficios para el medio ambiente, las grandes praderas de Posidonia oceánica que rodean las islas de Ibiza y Formentera fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

La Posidonia oceánica está incluida en el Anexo I de la Convención de Berna como especie de flora estrictamente protegida. Su conservación también está contemplada con carácter prioritario en la Directiva Hábitats de la Unión Europea. Pero, ¿por qué se considera tan importante?

¿Qué funciones cumple la Posidonia oceánica?

La Posidonia oceánica, es una planta acuática endémica del Mar Mediterráneo que forma praderas submarinas de fanerógamas de gran valor ecológico que constituyen hábitats vitales para más de 400 especies vegetales y 1000 de animales.

Además, es una importante zona de reproducción y puesta para peces e invertebrados, desde esponjas, estrellas de mar, moluscos, caballitos de mar, lubinas, doncellas, morenas, gobios, pargos o doradas. Todos se benefician de la existencia de esta planta. La posidonia también ayuda a estabilizar el lecho marino y mejorar la calidad del agua al actuar como un filtro natural.

La posidonia es una excelente defensa natural cuando se acumulan en las playas, ya que reducen la erosión que provocan los temporales.

Además de su importancia para la biodiversidad marina, desempeña un papel fundamental en la protección de las costas al reducir su erosión. Igualmente, contribuye a la captura de carbono y al ciclo de nutrientes en el ecosistema marino.

Captura 20 veces más CO₂ que los bosques terrestres

La Posidonia oceánica, al igual que otras plantas marinas, desempeña un papel fundamental en la mitigación del cambio climático al capturar y almacenar carbono en sus tejidos y en el sustrato marino, lo que contribuye a reducir la cantidad de CO₂ en la atmósfera y en los océanos.

Los estudios realizados a cabo en los últimos años concluyen que la posidonia tiene una capacidad de capturar y almacenar CO₂ hasta 20 veces superior a los bosques terrestres.

Estas praderas generan entre 4 y 20 litros de oxígeno al día por cada metro cuadrado, lo que constituye una de las fuentes de oxigenación más importantes del Mediterráneo. Parte de este oxígeno se difundió a la atmósfera terrestre durante los períodos de máxima productividad. De ahí la importancia de su conservación.

Absorbe CO₂

La Posidonia oceánica tiene estructuras especializadas en sus hojas, llamadas estomas, que permiten la absorción de CO₂ del agua circundante, un elemento esencial para el proceso de fotosíntesis.

Convierte CO₂ en azúcares

La planta utiliza la energía solar absorbida por la clorofila presente en sus células para convertir el CO₂ y el agua en azúcares a través de una serie de reacciones químicas. Estos azúcares se utilizan para su crecimiento y supervivencia.

Libera oxígeno

Como subproducto de la fotosíntesis, la Posidonia mediterránea libera oxígeno (O₂) al agua y al ambiente, lo que resulta especialmente beneficioso para otros organismos marinos y para el equilibrio del oxígeno en el agua.

Almacena carbono

Además de liberar oxígeno, la Posidonia oceánica almacena carbono en su estructura, incluyendo las raíces y los rizomas enterrados en el sustrato marino. Esta capacidad de almacenar carbono contribuye a la captura y el almacenamiento a largo plazo de CO₂ en los ecosistemas marinos.

La importancia de su protección

La conservación de las praderas de posidonia es esencial para mantener la salud de los ecosistemas marinos del Mediterráneo. Sin embargo, su extensión se ha reducido paulatinamente en un 40% en el último medio siglo, según datos del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA).

En el último medio siglo se han destruido el 40% de las praderas de Posidonia mediterránea.

Las más amenazadas son las ubicadas en las playas de las Islas Baleares y la costa oriental de Andalucía. Los factores que contribuyen a la destrucción de esta planta son la contaminación por vertidos de fertilizantes y aguas residuales, el anclaje de embarcaciones, el desarrollo costero y otros factores humanos relacionados con la pesca de arrastre o los fondeos.

¿Qué se está haciendo en España para proteger estos tesoros naturales?

En definitiva, deben realizar esfuerzos para proteger y preservar las praderas de posidonia y su entorno marino. De momento, algunas comunidades autónomas españolas han incorporado a su legislación normas específicas en este sentido.

Las más ambiciosos existen en Cataluña, que cuenta con una orden que declara protegidas todas las especies de fanerógamas marinas presentes en el litoral, su localización y la regulación de la pesca en estos ecosistemas.

En Baleares, el Gobierno autonómico aprobó en 2001 una ley para la protección de las praderas de Posidonia de la Reserva Marina de Formentera e Ibiza (para el resto de su territorio no existe protección de carácter autonómico).

Y en Canarias, se otorga protección a dos fanerógamas marinas en su Catálogo Canario de Especies Protegidas: la Zostera noltii en el anexo I de especies en peligro de extinción, y la Cymodecea nodosa en el anexo III, como especie de interés para sus ecosistemas.