Unos geólogos avisan de los efectos de un gran terremoto en la costa mediterránea española: "miles de fallecidos"

La comarca alicantina de la Vega Baja se asienta sobre tres fallas, por lo que existe un riesgo real de grandes movimientos sísmicos que podrían tener consecuencias devastadoras agravadas por el urbanismo desaforado que ha provocado el turismo de masas.

La ciudad de Torrevieja ha crecido exponencialmente desde la segunda mitad del siglo XX.

España no es ajena a los terremotos. El más devastador de su historia reciente ocurrió el 25 de diciembre de 1884 en Andalucía oriental, con epicentro en Arenas del Rey (Granada), que quedó completamente reducida a escombros.

Aquel sismo, con una magnitud de entre 6,2 y 6,5, causó alrededor de mil muertes y el doble de heridos. Sin embargo, pocos recuerdan que la comarca alicantina de la Vega Baja sufrió en 1829 otro sismo catastrófico que dejó casi 400 víctimas mortales y destruyó cerca de 3.000 viviendas, la mayoría al caer unos edificios sobre otros.

Ahora, unos geólogos de la Universidad de Salamanca y otros centros han realizado estimaciones sobre lo que podría suceder si, en la actualidad, se produjera otro gran terremoto en la ciudad alicantina.

Lo han hecho utilizando el sistema PAGER (Estimación Rápida del Impacto de Terremotos para Respuesta Rápida, por sus siglas en inglés), una herramienta utilizada por el Servicio Geológico de Estados Unidos para estimar el impacto de terremotos en función de su intensidad.

Torrevieja, en el punto de mira del riesgo sísmico

Cada verano, la ciudad de Torrevieja se transforma. Lo que durante el invierno es una ciudad de más de 100.000 habitantes censados, se convierte en un hervidero con picos cercanos al medio millón de personas en temporada alta.

Este fenómeno de masificación turística, impulsado por las bondades del clima mediterráneo, ha traído prosperidad económica al municipio, pero también ha multiplicado un riesgo latente: la amenaza sísmica.

Imagen de Torrevieja a principios de los años 70.

En el último siglo Torrevieja ha crecido de forma exponencial: decenas de urbanizaciones, rascacielos en primera línea de playa, y una infraestructura turística que no fue concebida para resistir un gran terremoto.

Esto a pesar de que el sur de la provincia de Alicante alberga tres fallas: la de Benejúzar-Benijófar, la de Guardamar del Segura y la de Torrevieja. La costa de la provincia se encuentra hundida unos 10 metros por debajo de esta última.

Un riesgo humano además de geológico

Según el estudio, que se ha publicado recientemente en la revista especializada Natural Hazards, si se repitiera un seísmo similar a los de 1829 o 1884 en una ciudad con la densidad actual de Torrevieja, el número de víctimas podría alcanzar varios miles.

Desoladora imagen de las consecuencias del terremoto sufrido en la localidad italiana de Amatrice en 2016.

La vulnerabilidad de muchas edificaciones construidas entre los años 60 y 90, sin normativa sísmica, se suma al hacinamiento estacional (en verano, hay barrios donde la población se multiplica por diez).

Además, los datos más conservadores obtenidos en el estudio indican que las pérdidas económicas producidas por un sismo de unos 6,8 en la escala de Richter, estarían cercanas a una décima parte del PIB español.

Preocupa la poca conciencia pública y política

El estudio llama la atención sobre la conciencia pública respecto al riesgo sísmico, que los investigadores aseguran que sigue siendo escasa. Ni los turistas ni muchos residentes saben que están viviendo sobre una falla activa.

Es cierto que, desde el terremoto de Arenas del Rey de 1884, solo se han producido unos pocos terremotos significativos en España, lo que crea una falsa percepción general sobre el riesgo, que afecta no solo a la sociedad, sino también a las normativas y los responsables políticos.

Sin embargo, solo hay que recordar que, en 2011, un terremoto mucho menor en Lorca (Murcia), de magnitud 5,1, causó nueve muertos y cientos de heridos, dejando en evidencia la fragilidad del parque inmobiliario y la falta de preparación ante grandes sismos.

Por eso, los expertos coinciden: necesitamos simulacros, protocolos claros y una revisión del urbanismo con criterios sísmicos. El riesgo es real y el turismo masivo no debe servir para ignorarlo.

Torrevieja es una ciudad que vive de cara al mar, pero no debe hacerlo de espaldas a la tierra. El silencio sísmico en el último siglo podría ser engañoso. La pregunta no es si el suelo volverá a quebrarse en la costa alicantina, sino cuándo.

Referencia de la noticia:

Estimating the potential consequences of historical Spanish earthquakes today: PAGER risk scenarios for seismic emergency management in Spain. J. Elez, P. G. Silva, R. Pérez‑López, J. L. Giner‑Robles, M. A. Rodríguez‑Pascual, Y. Sánchez‑Sánchez. Natural Hazards (2025) 121:11489–11521 https://doi.org/10.1007/s11069-025-07250-y