Unos expertos en química descubren en la ‘maldición de Tutankamón’ un posible aliado para curar el cáncer
Durante un siglo, la “maldición de Tutankamón” alimentó leyendas sobre muertes misteriosas. Hoy, la ciencia desvela que el temido hongo tóxico hallado en su tumba podría convertirse en un aliado inesperado contra el cáncer.

Durante décadas, los relatos sobre antiguas tumbas egipcias han estado teñidos de misterio, fatalidad y superstición. Desde la muerte repentina de exploradores hasta rumores de fuerzas sobrenaturales, la leyenda de la "maldición del faraón" ha perdurado en el imaginario colectivo.
Pero hoy, la ciencia nos revela que detrás de ese velo oscuro podría esconderse una revelación médica extraordinaria: un hongo tóxico, hallado en tumbas selladas durante siglos, podría contener el secreto para tratar ciertos tipos de cáncer.
Un misterio milenario con consecuencias reales
En 1922, la apertura de la tumba de Tutankamón marcó un hito en la historia de la arqueología… y del mito. Poco después de ingresar a la cámara funeraria, Lord Carnarvon —financista de la expedición— murió de forma repentina. Esta tragedia encendió las alarmas sobre una supuesta “maldición del faraón”. Décadas después, sucesos similares se registraron en Polonia, cuando la mayoría de los arqueólogos que investigaban la cripta del rey Casimiro IV murieron en circunstancias extrañas.
Aspergillus flavus.
— mICROBIO (@mICROBIOsh) April 5, 2020
SEM.
Aspergillus flavus es un hongo ambiental que puede afectar como patógeno oportunista, productor de micotoxinas y como contaminante de cultivos y productos alimenticios. pic.twitter.com/Oh6IucMGZi
Lo que parecía una cadena de fatalidades hoy tiene una explicación más tangible: la presencia de un hongo microscópico, silencioso y letal que habitaba en esas tumbas desde tiempos remotos.
El asesino invisible: Aspergillus flavus
Investigaciones sobre la tumba de Casimiro IV detectaron esporas de Aspergillus flavus, un hongo extremadamente peligroso que, al ser inhalado, puede desencadenar infecciones pulmonares fatales, sobre todo en personas con sistemas inmunológicos debilitados.
Este hongo puede sobrevivir siglos en ambientes cerrados, como tumbas herméticamente selladas, activándose cuando las condiciones cambian bruscamente —por ejemplo, al ingresar aire y luz tras siglos de oscuridad. Pero el giro inesperado no es su capacidad destructiva, sino su potencial terapéutico.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Pensilvania identificó en este hongo una serie de compuestos químicos denominados asperigimicinas. Estos compuestos, de estructura molecular compleja, demostraron tener un efecto extraordinario al enfrentarse a células de leucemia: las destruyen con precisión sin dañar células sanas.
Este hallazgo fue publicado en Nature Chemical Biology, y plantea una posibilidad revolucionaria: transformar un agente potencialmente mortal en un tratamiento dirigido contra el cáncer.
El “portal” genético hacia una nueva terapia
Uno de los avances más prometedores del estudio fue la identificación de un gen llamado SLC46A3, que actúa como una puerta molecular. Este gen permite que las asperigimicinas escapen de compartimientos celulares internos y lleguen directamente al núcleo de las células cancerígenas. De esta manera, el tratamiento se vuelve aún más eficiente y dirigido.
A diferencia de la quimioterapia convencional, que ataca tanto células sanas como enfermas, las asperigimicinas mostraron un impacto mínimo en tejidos no leucémicos como pulmones, hígado y mama. Esto abre el camino a tratamientos menos invasivos, con menos efectos secundarios y mayor calidad de vida para los pacientes.
¿Maldición o medicina?
Lejos de confirmar una maldición sobrenatural, estos descubrimientos muestran cómo la ciencia puede reinterpretar los mitos desde una perspectiva transformadora. Lo que alguna vez se temió como castigo divino puede ser, en realidad, una cápsula del tiempo con soluciones para enfermedades que aún desafiamos en pleno siglo XXI.

La medicina del futuro tal vez no surja solo de laboratorios relucientes, sino también de los rincones más oscuros de nuestra historia. Y tal vez, detrás de cada leyenda maldita, se esconda una cura esperando ser descubierta.
Referencia de la noticia
Nie, Q., Zhao, F., Yu, X. et al. (2025) A class of benzofuranoindoline-bearing heptacyclic fungal RiPPs with anticancer activities. Nat Chem Biol.