Unos científicos revelan en Science que la diversidad de perros ya existía en la Edad de Piedra

Nuestro amigo más fiel lleva miles de años a nuestro lado, y lo curioso es que ya eran sorprendentemente diversos en la Edad de Piedra. Este estudio reciente revela cómo empezó esa variedad temprana.

Perros
Los primeros perros convivieron tan estrechamente con los humanos que sus restos aparecen en antiguos asentamientos rodeados de herramientas, huesos de comida y hogares de fuego, señal de que ya formaban parte del día a día de las comunidades prehistóricas.

En España, más de la mitad de los hogares conviven con una mascota, y el perro es, con diferencia, el animal preferido. Se estima que hay más de nueve millones de perros registrados en el país, una cifra que no deja de crecer y que confirma un vínculo afectivo profundamente arraigado en nuestra sociedad.

Pero esta relación, tan cotidiana hoy, tiene raíces muchísimo más antiguas de lo que podemos imaginar. Los últimos avances en arqueología y genética revelan que la variedad de perros ya existía en la Edad de Piedra y que llevan acompañando a los seres humanos al menos 10.000 años.

Perros diferentes desde el inicio de nuestra historia

Un reciente estudio publicado en la revista Science ha analizado cientos de cráneos de perros antiguos y lobos, descubriendo que los primeros perros del Holoceno (hace unos 11.000 años) ya eran sorprendentemente variados.

Algunos perros eran pequeños y ágiles, otros robustos y fuertes, y muchos ya tenían rasgos distintos a los lobos de los que descendían.

Esto demuestra que la gran variedad de tamaños y formas no es solo un invento moderno de los criadores: nuestros antepasados ya convivían con perros distintos, adaptados a diferentes tareas y entornos.

La llegada del mejor amigo del hombre

Durante décadas, se creyó que todos los perros actuales descendían de un único grupo de lobos domesticados en un punto concreto de Eurasia. Sin embargo, nuevas investigaciones arqueológicas y genéticas han demostrado que el proceso fue mucho más complejo.

En varios yacimientos del Mesolítico y Neolítico se han encontrado restos óseos de perros con características muy distintas entre sí, lo que indica que ya existía diversidad morfológica hace miles de años.

Estos animales no eran meras copias del lobo. Algunos tenían cráneos más redondeados, hocicos más cortos o tamaños significativamente más pequeños. Esto sugiere que las primeras comunidades humanas no solo domesticaron a los lobos, sino que comenzaron a seleccionar rasgos en función de necesidades concretas: la caza, la vigilancia, la compañía o el pastoreo incipiente.

El papel humano: desde la caza al compañero doméstico

Aunque el estudio no se centra directamente en funciones específicas como lo hacían los perros hoy, se puede inferir que la diversidad morfológica está vinculada a la variedad de roles que los perros desempeñaban en las sociedades humanas del Holoceno. Por ejemplo...

  • Algunas formas más esbeltas podrían corresponder a perros de caza o rastreo.

  • Otras más robustas podrían haber servido para vigilancia o como auxiliares en tareas de transporte o tiro ligero.

  • Y otras aún podrían haber sido mascotas de compañía, factor que favorece reducciones de tamaño u hocico más breve.

La investigación subraya que esta diversificación ocurrió antes de la cría intensiva por razas modernas, lo que implica que el vínculo humano-can ya estaba suficientemente engranado para permitir adaptaciones morfológicas importantes.

Un viaje conjunto a través de continentes

La expansión del ser humano por el planeta no solo transformó paisajes, sino que también moldeó la historia del perro. A medida que los humanos avanzaban hacia Europa, Asia o América, los perros los acompañaban, se mezclaban entre sí y daban lugar a nuevas líneas evolutivas. Incluso antes de la agricultura o la ganadería, los perros ya eran compañeros inseparables del viaje humano.

En América, por ejemplo, se han hallado restos de perros con más de 9.000 años de antigüedad, que viajaron junto a los primeros pobladores del continente. Lo más sorprendente es que algunas variantes desaparecieron con el tiempo, sustituidas por perros de origen europeo tras el contacto con los colonizadores.

La presencia de perros en los hogares españoles hoy no es solo una cuestión de sentimiento o moda: es la continuidad de una relación que se remonta al menos a 11.000 años. El estudio de Science demuestra que la diversidad que tanto nos maravilla en los perros actuales (pequeños y grandes, hocico largo o braquicéfalo, versátiles en función y forma) es el resultado de una historia evolutiva larga y compartida.

Referencia de la noticia

Allowen Evin et al.,The emergence and diversification of dog morphology. Science 390, 741-744 (2025). DOI: 10.1126/science.adt0995

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