Tenerife se prepara para un gran simulacro volcánico, los geólogos aclaran si hay riesgo de erupción a corto plazo
Tenerife se prepara para un simulacro volcánico sin precedentes en Garachico. Aunque no hay señales de erupción inminente, el geólogo Lorenzo Pasqualini explica qué indicadores vigilan los científicos y por qué es clave reforzar la prevención.

Tenerife llevará a cabo este mes de septiembre un simulacro de erupción volcánica sin precedentes en el archipiélago. Entre el 22 y el 28 se recreará un escenario de emergencia en Garachico, uno de los municipios más vulnerables, con evacuaciones, despliegue de efectivos y coordinación internacional.
La jornada clave será el sábado 26, cuando se activará la alerta a través del sistema Es-Alert y se evacuará simbólicamente parte del casco urbano. El objetivo es poner a prueba la capacidad de respuesta de autoridades, servicios de emergencias y población ante un posible episodio volcánico.
Preparación ante un riesgo latente
El Instituto Volcanológico de Canarias (INVOLCAN) ha recordado que no hay indicios de una erupción a corto plazo. Sin embargo, la isla es una de las zonas más activas del archipiélago y la densidad de población obliga a reforzar la prevención.
Más de 1.000 personas están involucradas en el simulacro de erupción volcánica que se va a llevar a cabo en Garachico del 22 al 26 de septiembre#TN2Canariashttps://t.co/rz70ZkBsJE#rtvc #rtvcanaria #rtvcnoticias pic.twitter.com/Vlq2V4vOBZ
— Televisión Canaria Noticias (@RTVCCanarias) September 1, 2025
El geólogo Lorenzo Pasqualini explica que los volcanes pueden mostrar signos de “inquietud” sin que ello signifique que vaya a producirse una erupción. Por eso existen los llamados semáforos de alerta, que van del verde al rojo: “Un aumento de sismicidad, gases o deformaciones puede activar un nivel intermedio, pero eso no quiere decir que haya peligro inminente”.
Qué indicadores preocupan a los científicos
Preguntado sobre qué señales son más importantes para valorar un riesgo real, Pasqualini destaca que ningún parámetro puede analizarse de manera aislada. “La sismicidad impresiona porque la población la percibe, pero lo relevante es que se combinen varios factores: enjambres sísmicos, deformaciones del suelo y cambios en los gases o en las aguas subterráneas. Solo si coinciden y se sostienen en el tiempo se incrementa la alerta”, señala.

El experto recuerda que en Tenerife ya se han producido enjambres sísmicos en el pasado sin que llegaran a desencadenar erupciones, como ocurrió en 2004 y 2005. Desde entonces, la isla ha registrado entre 1.000 y 1.200 terremotos al año, la mayoría de baja magnitud y concentrados en torno al Teide.
Las zonas más vulnerables de la isla
El mapa de riesgo volcánico de Tenerife identifica a varios municipios especialmente expuestos: Garachico, Guía de Isora, Santiago del Teide y El Tanque. La elección de Garachico para el simulacro no es casual, ya que allí tuvo lugar la histórica erupción de Trevejos en 1706, que destruyó el puerto y marcó para siempre el desarrollo de la localidad.
Pasqualini confirma que la zona se encuentra entre las más frágiles de la isla. Sin embargo, subraya que, a día de hoy, no existen indicios de que la reciente sismicidad esté vinculada a una intrusión magmática. “No se han detectado deformaciones del terreno ni aumentos en las emisiones de gases volcánicos”, recalca.
Un riesgo real, pero a largo plazo
El mensaje de los científicos es claro: no hay señales de erupción inminente en Tenerife. No obstante, el carácter volcánico de la isla implica que en algún momento futuro, dentro de años o décadas, se producirá una nueva erupción. Lo que no se puede determinar es dónde ni cuándo.

Por ello, Pasqualini insiste en que lo más adecuado es seguir siempre la información oficial del IGN y del PEVOLCA, el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias. “Son las únicas instituciones que pueden valorar con precisión el nivel de riesgo y activar medidas en caso necesario”, recuerda.
Más de 1.000 personas participarán en el ejercicio, entre equipos de emergencias, fuerzas de seguridad y personal sanitario. Será la oportunidad de medir la coordinación, detectar fallos y mejorar los protocolos. Porque si algo está claro, es que la naturaleza marcará el cuándo, pero la preparación marcará la diferencia en cómo afrontarlo.