Tres años de récords en España: parecían imposibles... pero sucedieron

Desde el verano de 2019 en España hemos tenido inundaciones catastróficas, temperaturas altas y bajas nunca registradas, nevadas que bloquearon medio país y graves sequías, entre otros muchos fenómenos extremos. Los repasamos.

Tiempo extremo en España
Los últimos tres años nos han llevado de un extremo meteorológico a otro, dejando muchísimos récords en España.

Desde que acabó el verano de 2019, nuestro país ha vivido una concatenación de fenómenos meteorológicos extremos. Algunos expertos llevan el inicio de estos episodios a 2016, pero esos anteriores, con su innegable impacto, no dejaron la impronta de las borrascas Gloria o Filomena por ejemplo. Hace apenas unos días el calor extraordinario nos recordó que seguimos en esa espiral, en la que cada evento estridente vapulea a los anteriores. El goteo de récords es tal, que algunos ya llegan a dudar de la veracidad de cada pronóstico en el que se advierte de la llegada de nuevas plusmarcas. Es normal, la recurrencia extraña a cualquiera.

El pasado sábado supuso la jornada más cálida en el conjunto de España para un mes de mayo. Hasta 14 ciudades batieron sus récords de temperaturas, caso de Ávila, Cáceres, Sevilla o Teruel. Los registros fueron extraordinarios de día, llegándose a superar los 42 ºC el viernes en Andújar (Jaén), y sobre todo de noche, cuando algunos observatorios no bajaron de los 25 ºC. Cuando eso sucede se habla de noches tórridas, a efectos prácticos de insomnio y riesgo para colectivos vulnerables, que son propias de la canícula y no de la primavera.

Según la AEMET, este año ya sumamos 5 días de récords de días cálidos, comenzando por el 1 y 2 de enero, y acabando en el trío reciente de 19, 20 y 21. Ese es el promedio anual esperable en el actual contexto de cambio climático. En 2022 nos han sobrado siete meses.

Los episodios de tiempo extremo están aumentando y así el período de recurrencia está reduciéndose a marchas forzadas. Antes, cuando vivíamos un fenómeno muy adverso confiábamos en no volver a verlo nunca más en nuestra vida, ahora eso es demasiado pedir. A continuación repasamos los eventos recientes que creíamos imposibles… hasta que sucedieron.

La DANA y las inundaciones de 2019

En el mes de septiembre de 2019 nos dio a todos un vuelco el corazón al ver las avenidas de agua y lodo en la Vega Baja. En unas pocas horas cayeron las lluvias que se suelen registrar en todo un año y las ramblas, al igual que el río Segura, no pudieron soportar el diluvio y se desbordaron. Entre los días 12 y 13 se superaron los 400 litros por metro cuadrado en al menos seis observatorios de la Comunidad Valenciana, destacando el de Orihuela que alcanzó 521 l/m2. También seis estaciones registraron récords de precipitación en 24 horas dentro del sureste peninsular. Esta DANA hoy se considera el desastre natural con mayor coste económico de la historia reciente en España, con 1319 millones de euros.

DANA Orihuela
Los daños derivados de las lluvias torrenciales supusieron un desembolso de récord, que aún sigue pendiente de resolver. En la foto coches inservibles tras las inundaciones en Orihuela.

La borrasca Gloria

Llegado el invierno, se hacía difícil pensar que una borrasca nos dejaría, de nuevo, aguaceros insólitos y peligro de inundaciones. Nada más lejos de la realidad, porque el año 2020 empezó arrasando ya a nivel meteorológico con la borrasca Gloria, y no solo por la lluvia, sino que también por la nieve, el viento y el oleaje que dejaron una miríada de avisos. Algunos rojos, que representan el riesgo extremo.

En las cercanías del Mediterráneo volvieron a acumularse más de 400 l/m2 en unos días, con un mar bravo, notificándose una ola de 8,44 metros que estableció un récord en la boya de Valencia. Las nevadas llegaron a producirse tan solo por encima de los 300 metros, dejando colapsos en carreteras principales, y algo más arriba se llegó a acumular hasta 1 metro del blanco meteoro.

El febrero extremo de 2020

Gloria llegó en enero con sus precipitaciones extraordinarias y febrero cambió el panorama radicalmente, mostrándose cálido a rabiar, superando hasta en 3 ºC el promedio histórico de temperaturas para este mes en el conjunto del país. Nunca se había visto algo igual. También fue extremadamente seco, tanto que tampoco tiene rival en la serie: solo llovió un 17% de lo normal. De media cayeron 9 l/m2 cuando se suelen recoger 53 l/m2.

Y llegó la borrasca Filomena

El día 5 de enero de 2021 la AEMET nombró a la sexta borrasca de alto impacto de la temporada. Cuando lo hizo, los modelos ya atisbaban un episodio extraordinario que pocos creyeron hasta que el cielo se rompió en una infinidad de copos que bloquearon medio país. Entre los días 8 y 9 cayó una nevada histórica que acumuló hasta medio metro de nieve en Madrid capital y en otras zonas del centro y este peninsular.

Borrasca Filomena
La borrasca Filomena cubrió con medio metro de nieve la ciudad de Madrid.

Aunque las malas noticias no quedaron ahí. Después, al despejar con una gran capa de hielo en el suelo, las temperaturas se desplomaron y se inició una ola de frío sin precedentes. Se batieron varios récords de temperaturas, el más llamativo ligado a los -26,5 ºC de Torremocha del Jiloca, en Teruel.

La ola de calor del récord en Montoro

El mismo año tuvimos un frío y un calor asombroso, aunque a estas alturas del artículo esto ya no nos debe sorprender. A mediados de agosto las temperaturas se dispararon y hasta una quinta parte de las estaciones de la red principal de la AEMET alcanzó récords absolutos de temperaturas, un extremo que casi resultó corto, porque las nubes y la calima se interpusieron en la escalada del mercurio durante el día 14. Podría haber sido algo peor. En la localidad cordobesa de Montoro sí que brilló el sol y se alcanzó la temperatura más alta registrada oficialmente en España: 47,4 ºC.

Este año no se está quedando atrás

En medio de una vorágine informativa sobre las cabañuelas y rumores sobre una nueva Filomena, el inicio de este año, naturalmente, hizo caso omiso y dejó un sinfín de días estables y muy calurosos. Las precipitaciones en el trimestre invernal tan solo alcanzaron el 45% del valor normal, rozando el récord de 2011-2012. Sí que fueron un hito las temperaturas máximas, desembocando en el invierno con los valores diurnos más elevados de la serie histórica que arranca en 1961.

Todo esto acabó con una sequía meteorológica en gran parte de la España peninsular que bueno, en unas cuantas zonas duró muy poco. Marzo asumió el papel de salvador y dejó centenares de litros en el este peninsular, con acumulados anuales que, de repente, se enfilaron por encima de los 1000 l/m2. Unas pocas semanas bastaron para moldear la primavera más húmeda de la historia reciente en estas zonas. En abril hubo lluvias torrenciales y en mayo estamos teniendo un calor desorbitado. Uno ya no sabe qué esperar del próximo verano.