Pájaros atrapados en el ojo del huracán Melissa: el inquietante fenómeno que asombra a los meteorólogos

Los cazadores de huracanes de la NOAA registraron pocas veces visto: cientos de aves atrapadas dentro del ojo del huracán Melissa. Este hallazgo abre interrogantes sobre el comportamiento de los animales frente a fenómenos extremos.

Imagen de radar
La imagen de radar corresponde a la tormenta tropical Beta después de que tocó tierra cerca de Corpus Christi, Texas, el 22 de septiembre de 2020. El óvalo blanco marca una firma de biodispersión, que indica la presencia de aves.

Durante una reciente misión de reconocimiento en pleno Atlántico del huracán Melissa, un avión “Hurricane Hunter” de la NOAA detectó un fenómeno tan inusual como perturbador: el radar del avión mostraba cientos de aves volando en círculos dentro del ojo del huracán. En medio de una calma aparente, las criaturas quedaban rodeadas por un muro de vientos furiosos, incapaces de escapar.

Ocultas en el ojo del huracán Melissa, miles de aves migratorias quedaron atrapadas en un momento de calma mortal, mientras aguas más cálidas y una atmósfera cargada de humedad impulsan tormentas cada vez más rápidas y violentas que potencian al ciclón tropical que amenaza a Jamaica.

El meteorólogo Matthew Cappucci compartió las imágenes en la red X, generando una ola de asombro. Según explicó, el radar Doppler a bordo del avión captó ecos biológicos, no lluvia, dentro de la zona central del huracán. Era vida atrapada en el corazón del caos. La publicación rápidamente se viralizó y fue confirmada por otros expertos, como el meteorólogo Mike Collier, quien habló de “una escena tan hermosa como trágica”. En septiembre de 2024 Vox relataba un fenómeno similar en el ojo del huracán Helene.

Este tipo de registros no son nuevos, pero su frecuencia y extensión parecen ir en aumento. Los radares meteorológicos ya habían detectado aves migratorias arrastradas por tormentas tropicales, pero nunca con tanta claridad dentro de un ojo tan definido. Para los científicos, esto podría estar relacionado con el incremento en la intensidad y la estructura vertical de los huracanes, potenciada por el calentamiento global.

La trampa perfecta del ojo

El ojo de un huracán es un lugar engañosamente tranquilo. Allí, los vientos se calman y el cielo puede incluso mostrarse despejado. Sin embargo, esa calma es una prisión. A su alrededor se alza el muro del ojo, una barrera de nubes con ráfagas superiores a los 250 km/h para un huracán como Melissa que alcanzó la categoría 5 frente a la costa sur de Jamaica, y que amenaza con una catástrofe de gran magnitud. Las aves que ingresan quedan atrapadas, sin posibilidad de escapar hasta que la tormenta se disipa o se debilita.

Un estudio de la Universidad de Nebraska-Lincoln analizó decenas de huracanes del Atlántico entre 2011 y 2020. Los resultados fueron impactantes: cuanto más fuerte era el huracán, más “bioscatter”, es decir, señales de aves y organismos vivos, aparecían dentro de su ojo. Los investigadores creen que las aves, desorientadas por los cambios de presión y viento, terminan siendo arrastradas por los flujos ascendentes.

Las consecuencias pueden ser devastadoras. Muchas mueren por agotamiento o terminan a miles de kilómetros de su hábitat natural, alterando rutas migratorias milenarias. La imagen de un cielo sereno dentro del huracán es, en realidad, una trampa mortal.

Huracanes más intensos en un planeta más cálido

El calentamiento de los océanos es el principal motor detrás de la creciente intensidad de los huracanes. Las aguas más cálidas alimentan la convección y la energía disponible para el desarrollo de tormentas, permitiendo que crezcan más rápido y se vuelvan más violentas. Según la NOAA, la frecuencia de eventos de “intensificación rápida” se ha duplicado desde la década de 1980.

Estos sistemas, además, se están moviendo más lentamente, lo que prolonga su impacto sobre una misma región. El resultado son lluvias más intensas, marejadas más altas y daños más profundos. Cada temporada rompe récords que antes parecían imposibles, y los científicos advierten que lo peor aún podría estar por venir.

El fenómeno de las aves atrapadas funciona como un espejo simbólico: criaturas que sobrevuelan el planeta desde tiempos inmemoriales quedan ahora acorraladas por tormentas cada vez más feroces. Es una metáfora viva del modo en que la vida entera, humana o no, se enfrenta a un clima desbordado.

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