Los 10 alimentos con más pesticidas que llegan a nuestra cocina

Plaguicidas como el DDT están terminantemente prohibidos en España desde hace 50 años. Sin embargo, hay estudios que demuestran una exposición reciente a este veneno: aquí te explicamos por qué.

Los productos químicos que evitan enfermedades y plagas en los cultivos son también un peligro para la salud y el medio ambiente.

Cipermetrina, deltametrina, penconazol o piriproxifeno, existen hasta 500 sustancias tóxicas, cancerígenas o mutágenas presentes en herbicidas, insecticidas, acaricidas, bactericidas y fungicidas. Fitosanitarios que se utilizan para evitar plagas y enfermedades en los cultivos, y que llegan a nuestra mesa a través de frutas, verduras y de la carne de animales que se alimentan de vegetales y de piensos que contienen sus residuos.

El consumo de pequeñas dosis de plaguicidas de forma prolongada puede generar efectos locales en nuestra salud, como irritación de piel y mucosas, o sistémicas, como alteraciones de los sistemas endocrino o nervioso.

Los sectores de la población más susceptibles a esta exposición son los bebés y los niños y niñas de corta edad, porque tienen un menor peso corporal (a igual dosis de residuos de plaguicidas que un adulto, la toxicidad es mayor) y sus órganos están en desarrollo. También las mujeres embarazadas, por los riesgos para el feto.

Los Límites Máximos de Residuos (LMR) de plaguicidas

Existen niveles máximos legalmente permitidos de residuos de pesticidas o agroquímicos que pueden quedar en los alimentos tras su aplicación. Se conocen como Límites Máximos de Residuos (LMR) y están establecidos y regulados por las agencias gubernamentales de seguridad alimentaria existentes en diferentes países para garantizar la seguridad alimentaria y proteger la salud pública.

En el caso de la Unión Europea (UE), es la Comisión la que fija los LMR de todos los alimentos y piensos, en base al informe de evaluación de riesgo al consumidor de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), previa consulta a los Estados miembros.

Los niveles de referencia para la salud se establecen teniendo en cuenta las propiedades toxicológicas de la sustancia mediante ensayos de laboratorio. Los reguladores consideran la toxicidad del plaguicida, la frecuencia y cantidad de consumo del alimento, y realizan pruebas para determinar qué niveles son seguros para los consumidores.

Después se compara la cantidad presente en los ensayos de cultivos con el valor de referencia para la salud. Si los valores de seguridad no se sobrepasan, el uso de la sustancia como fitosanitario es autorizado.

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Control de los pesticidas en la cadena alimentaria

En la UE hay establecidos LMR para más de 500 sustancias activas presentes en productos fitosanitarios, que no pueden comercializarse ni utilizarse sin autorización previa.

Los productores deben seguir buenas prácticas agrícolas y respetar los tiempos de espera entre la aplicación de plaguicidas y el momento de la cosecha para asegurarse de que los niveles de residuos de pesticidas estén por debajo de los LMR establecidos.

Resulta esencial que las producciones se monitoreen y se cumplan estos límites para garantizar la seguridad alimentaria y minimizar los riesgos para la salud relacionados con el consumo de residuos de pesticidas en los alimentos.

Los tóxicos más preocupantes

Los productos fitosanitarios más peligrosos para la salud son aquellos que contienen Contaminantes Orgánicos Persistentes. Es decir, sustancias con efectos bioacumulativos.

Su empleo está prohibido en España desde 1973. Sin embargo, un informe de Ecologistas en Acción y la organización europea Pesticide Action Network, ha revelado que tres de nuestros ríos más importantes, el Ebro, el Júcar y el Segura, siguen transportando restos de DDT, un producto químico que es insoluble en el agua.

Los controles de calidad de los alimentos resultan imprescindibles para detectar un incremento de niveles máximos legalmente permitidos de residuos de pesticidas.

Estudios del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, en Madrid, muestran dosis altas de DDT en la sangre de los sujetos analizados, lo que significa una exposición reciente, bien por su uso ilegal o por el consumo de productos importados de países donde todavía se utiliza este veneno.

Otros pesticidas especialmente nocivos son aquellos que actúan como disruptores endocrinos (EDC), es decir, que alteran la síntesis, liberación, transporte, metabolismo, acción o eliminación de las hormonas naturales, alterando su funcionamiento.

Estos son los 10 alimentos más afectados

Cualquier alimento vegetal o los procedentes de animales que se alimentan de ellos (o de los piensos producidos con ellos), es susceptible de contener residuos de productos fitosanitarios. Hablamos de frutas, verduras y hortalizas en general, y de carnes, leche y sus derivados, como el queso.

Según el estudio elaborado por Ecologistas en Acción, que analiza datos oficiales de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) sobre el número de plaguicidas presentes en los alimentos, el orden del ranking sería el siguiente:

  1. Peras y fresas (49)
  2. Manzanas (32)
  3. Tomates (20)
  4. Uvas de mesa (20)
  5. Naranjas (18)
  6. Pepinos (17)
  7. Melocotón (16)
  8. Espinacas (16)
  9. Zanahorias (15)

¿Cómo podemos protegernos en casa?

No se debe dejar de consumir fruta y verdura fresca sino intentar, en la medida de lo posible, optar por alimentos ecológicos y de proximidad. También es aconsejable lavar bien estos productos para eliminar los plaguicidas. Pelar o retirar las capas más externas de las frutas también reduce la presencia de los residuos.

Otra medida importante es evitar consumir alimentos de origen desconocido. Recuerda: los productos comercializados por vías reglamentarias, deben indicar su origen, y están sometidos a controles de las autoridades.

La EFSA recuerda que los alimentos frescos producidos en países de la UE muestran una menor cantidad de residuos que los procedentes de países extracomunitarios.