La Universidad de Córdoba y el MITECO alertan de la expansión del siluro por el Guadalquivir

Con más de dos metros de longitud y un apetito insaciable, el siluro ya coloniza el Bajo Guadalquivir. El estudio de la UCO y MITECO alerta de graves riesgos para Doñana y la fauna autóctona.

Siluro
El siluro es el pez de agua dulce más grande de Europa

El siluro (Silurus glanis), el pez de agua dulce más grande de Europa, ya se ha asentado en el Bajo Guadalquivir, un ecosistema de enorme valor ecológico. Su expansión preocupa a los científicos porque pone en riesgo la biodiversidad del río y de áreas próximas como Doñana.

Un estudio piloto de la Universidad de Córdoba (UCO), financiado por el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO), ha confirmado que el siluro no es un visitante ocasional, sino una especie invasora establecida en este tramo del río. Los resultados advierten de la urgencia de actuar para contener su avance.

Un depredador voraz y adaptable

El siluro puede superar los dos metros de longitud y más de 100 kilos de peso. Es un depredador oportunista que se alimenta de peces autóctonos, cangrejos, anfibios, aves acuáticas e incluso pequeños mamíferos que se acercan a la orilla.

Su voracidad lo convierte en una amenaza para especies en peligro y para el equilibrio de los ecosistemas. En el Guadalquivir, los expertos advierten que podría desplazar a barbos, bogas y otros peces nativos, además de alterar la cadena alimentaria en zonas sensibles como las marismas.

La ciencia como herramienta de detección

El estudio piloto utiliza tecnologías innovadoras para conocer la magnitud del problema. Por un lado, se han realizado sondeos acústicos que permiten localizar bancos de siluros en el río. Por otro, se ha aplicado ADN ambiental (eDNA) para detectar trazas genéticas de la especie en el agua.

Guadalquivir
Se han realizado sondeos acústicos que permiten localizar bancos de siluros en el río

Estos métodos ofrecen una fotografía precisa de la situación actual. Según el catedrático Carlos Fernández Delgado, que lidera el proyecto desde la UCO, la especie se encuentra plenamente establecida en el Bajo Guadalquivir y continúa expandiéndose río abajo.

Una amenaza para casi 400 especies

El avance del siluro amenaza a 395 especies protegidas que dependen de los ecosistemas del Guadalquivir y Doñana. Entre ellas destacan aves emblemáticas como la cigüeña negra o el calamón, y peces endémicos de la península ibérica.

También hay un impacto potencial en la economía. El Bajo Guadalquivir es un área clave para la cría de especies comerciales como lubinas, corvinas o boquerones. Una expansión descontrolada del siluro podría afectar a estas poblaciones y a sectores ligados a la pesca.

Un reto urgente para la conservación

Los investigadores insisten en que queda poco tiempo para actuar. Si no se pone en marcha un plan de control, el siluro podría convertirse en un problema irreversible, como ya ha ocurrido en otras cuencas europeas.

La estrategia debe incluir campañas de erradicación, regulación estricta de la pesca recreativa y educación ambiental. Además, será necesario reforzar la vigilancia en tramos críticos para frenar su propagación.

Siluro
Si no se pone en marcha un plan de control, el siluro podría convertirse en un problema irreversible

El estudio de la Universidad de Córdoba y el MITECO lanza un mensaje claro: estamos ante una carrera contra reloj para proteger uno de los ecosistemas más valiosos de Europa. En ese sentido, la respuesta institucional, la implicación de la comunidad científica y la sensibilización ciudadana son claves para evitar que este depredador se convierta en la mayor amenaza para el Bajo Guadalquivir y el Parque Nacional de Doñana.