¿Te acuerdas de la AMOC? Desencadena todo en "El Día de Mañana". Podría haberse parado, como en la película

La AMOC lleva décadas ralentizándose y está previsto que así siga siendo, pero sin esperarse cambios bruscos o una parada de la misma a corto plazo. Sin embargo, se ha sugerido que esto puede estar cambiando.

Nieve Estatua de la Libertad
La paralización de la AMOC provocaría inviernos más fríos muchas zonas del hemisferio norte.

La corriente meridional de Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés) es una corriente reguladora que recorre el océano transportando de los trópicos a latitudes medias y polares agua cálida en superficie, mientras que el agua fría desciende y es transportada en profundidad de nuevo a regiones tropicales donde se producen surgencias que la hacen emerger y calentarse de nuevo. Este proceso tiene un efecto muy significativo en el clima, particularmente en el de Europa y en consecuencia en buena parte del hemisferio norte.

Sí, la AMOC provoca todo en la película "El Día de Mañana". Aunque afortunadamente no tendremos que sufrir las licencias cinematográficas y sus catastróficas consecuencias climaticas a corto plazo.

Pero estas grandes corrientes no solo tienen un efecto en clima, también son responsables del transporte de sales, carbono y nutrientes fundamentales en la distribución de los ecosistemas marinos. En general, esta circulación sufre cambios constantes a lo largo del tiempo pero suelen ser muy progresivos de acuerdo con los registros climatológicos y paleoclimatológicos si las comparamos con el ciclo de vida del ser humano.

Sin embargo, en las últimas décadas se ha producido un debilitamiento significativo que podría estar relacionado con el calentamiento actual del planeta, ya que este tipo de corrientes es especialmente sensible a la temperatura superficial y el aporte de agua dulce procedente del deshielo.

La situación que ha desencadenado esta actual preocupación sobre el comportamiento del Atlántico es que sus temperaturas superficiales están completamente fuera de lo normal, con cifras que, además de estar muy por encima de cualquier otro registro de la era satelital, no concuerdan en absoluto con las predicciones previas.

Ahora mismo tenemos el océano a 1,5 ºC por encima de la media de las últimas décadas con una gran extensión en el norte entre 3 y 5 ºC por encima de lo normal. Se están investigando las causas de esta anomalía y su posible relación con un cambio en las surgencias y corrientes verticales del Atlántico.

¿Puede estar parándose la AMOC?

Lo cierto es que es complicado que suceda, pero además no es fácil saberlo ni predecirlo y hay que ser especialmente prudentes con este tema. No es tan sencillo como pudiera parecer, sobre todo si lo comparamos con otras observaciones meteorológicas o climatológicas ordinarias. A diferencia de las corrientes superficiales horizontales, las verticales son mucho más difíciles de analizar y, por tanto, también de modelizar y predecir.

La temperatura de la superficie del mar ronda los 20 ºC en zonas donde habitualmente se encuentran por debajo de 15 ºC en esta época del año. Es el caso de las aguas próximas a la Península del Labrador, donde se están registrando las anomalías más intensas.

La retroalimentación de este tipo de fenómenos es muy destacable y los procesos que están involucrados son especialmente sensibles a cambios y con una componente no lineal muy marcada. Esto significa que queda mucho por hacer a la hora de comprender qué le está pasando al Atlántico y será muy difícil realizar afirmaciones concluyentes.

¿Qué pasaría con una AMOC debilitada o si persisten estas anomalías?

En el caso de la región del Atlántico Norte si persiste esta situación o si se confirma un debilitamiento más significativo de la AMOC, las consecuencias serán un menor transporte de calor del ecuador a los polos. Acarrearía un enfriamiento del norte de Europa, especialmente en los meses invernales, y un calentamiento significativo de las regiones subtropicales.


Aparte de favorecer una mayor abundancia de episodios de temperaturas extremas, aumentaría la inestabilidad baroclina de la región del Atlántico Norte, por lo que las borrascas de latitudes medias serían más irregulares e intensas. En estos casos conviene tener presente además que un océano más cálido, aunque sólo sea por 2 ºC de diferencia, tiene un potencial mucho mayor de evaporar agua y generar grandes ríos atmosféricos con abundante contenido de agua precipitable. Esto constituye un "combustible" óptimo tanto para las borrascas invernales como para los sistemas de tormentas estivales que afectan al interior y sur de Europa.