La Amazonía cruza una línea roja: los expertos confirman que los incendios ya emiten más carbono que la deforestación

Los incendios se han convertido en la principal fuente de emisiones de carbono en la Amazonía, superando a la deforestación. El mayor pulmón del planeta empieza a liberar más CO2 del que absorbe, acercándose a un punto de no retorno ecológico.

Incendio Roraima
Incendio histórico ocurrido en febrero de 2024 al sudoeste de Boa Vista (Brasil) en el área de Roraima. La imagen fue lograda por MODIS (Moderate Resolution Imaging Spectroradiometer) que orbita sobre el satélite Terra de NASA.

Durante décadas, la selva amazónica fue el gran amortiguador del cambio climático, capaz de absorber miles de millones de toneladas de carbono. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en Eos y respaldado por la Agencia Espacial Europea demuestra que esta capacidad se está invirtiendo. Los incendios, cada vez más frecuentes e intensos, están transformando al bosque en un emisor neto de gases de efecto invernadero.

Los incendios amazónicos ya emiten más carbono que la deforestación, y la selva podría alcanzar un punto de no retorno ecológico antes de 2050.

Este fenómeno no es resultado exclusivo de la tala. La combinación de sequías extremas, degradación del suelo y fragmentación forestal está creando las condiciones perfectas para que el fuego se propague. Cada temporada seca es más severa y las llamas penetran en zonas antes húmedas e incombustibles. Según datos recientes del Joint Research Centre de la Comisión Europea, los incendios amazónicos en 2024 liberaron niveles récord de CO2, impulsados por temperaturas sin precedentes y una humedad del suelo en mínimos históricos.

Focos activos
Focos activos y puntos calientes sobre Brasil, Paraguay y Bolivia entre este 11 de noviembre de 2025 y una semana atrás. Imagen: Global Wildfire Information System (GWIS)

Organizaciones científicas advierten que este cambio marca un quiebre ecológico. Si la selva pierde su capacidad de reciclar la humedad y generar lluvias, podría transformarse gradualmente en un ecosistema tipo sabana. El impacto no solo afectaría al clima sudamericano, sino al equilibrio atmosférico global.

El fuego que devora el corazón verde del planeta

La selva amazónica solía ser un entorno resistente al fuego. Su densa humedad impedía que las llamas prosperaran. Pero la deforestación y las sequías recurrentes han abierto heridas profundas que ahora actúan como combustible. Zonas agrícolas y ganaderas expanden sus límites mediante quemas controladas que, en condiciones extremas, se salen de control.

Un estudio reciente en Biogeosciences confirma que los incendios son hoy responsables de más emisiones que la pérdida directa de árboles por tala. El fuego seca el suelo, libera carbono del material orgánico y destruye la estructura del bosque, reduciendo su capacidad de regeneración. Cada evento deja cicatrices visibles desde el espacio, detectadas por satélites de la ESA y de la NASA.

La degradación progresiva genera un círculo vicioso: menos árboles implican menos sombra y humedad, lo que facilita nuevos incendios. Universidades brasileñas y centros europeos han propuesto fortalecer la vigilancia satelital y el trabajo de brigadas comunitarias para frenar la expansión de los focos activos antes de que se conviertan en megaincendios.

El punto de inflexión que todos temen

Los científicos hablan de un tipping point, o punto de inflexión, cuando un sistema natural cambia de estado de forma irreversible. En el caso de la Amazonía, ese umbral podría estar más cerca de lo que se creía. Investigaciones publicadas en Science y Nature indican que entre el 10 % y el 47 % del bosque podría colapsar parcialmente hacia 2050 si no se reduce la presión humana y climática.

La pérdida de resiliencia del ecosistema se observa en la disminución de la producción de lluvias locales y en la mayor frecuencia de olas de calor regionales. Los árboles más antiguos mueren con mayor rapidez, y la regeneración natural no logra compensar las pérdidas. Todo ello amenaza con transformar el bosque en una sabana seca y fragmentada.

Los especialistas insisten en que la solución pasa por una triple estrategia: frenar los incendios, restaurar las áreas degradadas y proteger los territorios indígenas que actúan como barreras naturales. Si la comunidad internacional no refuerza su cooperación, la Amazonía podría dejar de ser el corazón climático del planeta y convertirse en su termómetro de advertencia.

Referencia de la noticia

Bourgoin, C., Beuchle, R., Branco, A., Carreiras, J., Ceccherini, G., Oom, D., San-Miguel-Ayanz, J., and Sedano, F.: Extensive fire-driven degradation in 2024 marks worst Amazon forest disturbance in over 2 decades, Biogeosciences, 22, 5247–5256, https://doi.org/10.5194/bg-22-5247-2025, 2025.

No te pierdas la última hora de Meteored y disfruta de todos nuestros contenidos en Google Discover totalmente GRATIS

+ Seguir a Meteored