Otros incendios como el de Notre Dame a causa de rayos

Descubre otros incendios similares al de ayer en Notre Dame pero donde medió la naturaleza. En León o en York la catedral también se incendió, ¡pero a causa de los rayos!

Incendio Notre Dame
El incendio de ayer en Notre Dame sobrecogió a medio mundo.

Ayer las llamas calcinaron parte de la cubierta de la catedral parisina de Notre Dame y, a la vez, dejaron sin aliento a millones de personas en todo el mundo. El valor histórico y artístico del edificio gótico es incalculable. Se puede cuantificar, a groso modo, con la cantidad de obras que han inmortalizado sus torres, gárgolas y pináculos, llevando su imagen a lo rincones más recónditos. No acabará así, de negro y diseminada en escombros, será reformada y lucirá perfecta en cuestión de unos años, como pasó con las catedrales de León o de York. ¿Sabes que también sufrieron un incendio similar? Pero con un detonante distinto, ¡los rayos!

El incendio de la catedral de León

El 29 de mayo de 1966 la Catedral de León sufrió un incendio voraz, como el de ayer en París. Las llamas aparecieron en la cubierta a última hora de la tarde fruto del impacto de un rayo. La descarga debió ser descomunal o el pararrayos defectuoso, dicen que insuficiente. El impacto se produjo poco después de las seis de la tarde según las crónicas, pero el humo no se dejó ver hasta cerca de las ocho y media. Minutos después el edificio se convirtió en una enorme hoguera, cayó el techo y dejó el templo a cielo abierto.

Una tormenta primaveral cualquiera pudo acabar con uno de los templos góticos más valiosos de nuestro país. Afortunadamente, los bomberos supieron cómo sofocar las llamas sin dañar la estructura, tutelados por “el salvador”, Andrés Seoane, cantero mayor y restaurador de la Catedral en aquellos años. Seoane aconsejó que dejaran de tirar agua y que optaran por la espuma, para evitar que las bóvedas se empaparan y, con el mayor peso, se desplomaran. Así se hizo, y se salvaron.

La catedral de York en llamas

El 9 de julio de 1985 otro rayo inició las llamas del catastrófico incendio de la catedral inglesa de York, un edificio monumental cuyos cimientos se remontan al siglo VII. La descarga se topó con el crucero sur de York Minster en plena madrugada y el techo empezó a arder. Los bomberos no pudieron hacer más que salvaguardar el resto del edificio, hasta que la bóveda cayó e hizo temblar el suelo, tal y como relató tiempo después el comandante Alan Stow, a cargo del equipo de extinción.

Es relativamente fácil que los rayos impacten en las catedrales, porque suelen ser edificios enormes y sobresalientes respecto a las fincas de su alrededor. Eso supone un riesgo, porque los rayos caen en los lugares que menor resistencia oponen, los más altos. Afortunadamente, hoy en día los pararrayos, muy eficientes, se encargan de que el impacto no tenga consecuencias.