Guía para el frío: cómo proteger tu casa, abrigar tu cuerpo y calentar tu estómago según la ciencia
Si este invierno quieres conservar el calor sin caer en mitos, vamos con esta guía práctica y científica sobre ropa, alimentación y trucos domésticos que realmente funcionan contra el frío.

Llega el frío y todos nos creemos expertos en supervivencia ártica porque vimos un documental de pingüinos o porque nuestro abuelo decía eso de “ponte dos pares de calcetines ya correr” o tu vecina la que “cierra la persiana para que se caliente la casa”. Así que vamos a poner un poco de ciencia entre tanto consejo heredado.
Como siempre, la ciencia tiene un par de cosas que decirnos. Y algunas te van a sorprender. Vamos por partes: la casa, la ropa y la comida. Sí, la comida también calienta… pero no como tú crees. Empezamos.
Cómo proteger tu casa del frío sin hipotecar tu sueldo
Antes de ponerte tres mantas y una bata que te hace parecer un Oso Amoroso, piensa una cosa: si tu casa pierde calor, todo lo que tú hagas será como poner tiritas en una tubería rota.
Aislamiento: tu mejor amigo (científicamente hablando)
El 30–40% del calor de una vivienda se escapa por puertas y ventanas. No hace falta reformar tu casa como si fueras a salir en un programa de diseño nórdico.
Un buen aislamiento reduce las fugas de calor por paredes, techos y ventanas. No es glamuroso, pero es la diferencia entre vivir como un ser humano o como una croqueta congelada.

Si no puedes permitirte un aislamiento completo, hay alternativas.
- Burletes en puertas y ventanas: baratísimos y capaces de reducir esas corrientes de aire que parecen conspiraciones meteorológicas.
- Cortinas térmicas: no calientan, pero retienen el calor interior como si tu salón llevara un anorak.
- Alfombras: el suelo frío roba calor por conducción, puede ser hasta un 10% de pérdida térmica en viviendas mal aisladas. Una alfombra es ciencia aplicada y estética a la vez. Esto ya lo hacía tu abuela.
Ventilar, sí; helarte, no
Ventilar 10 minutos al día es necesario para renovar aire y reducir la humedad que contribuye a la sensación de frío. No hace falta abrir todas las ventanas como si esperases la entrada de un coro celestial. Con un par de aberturas estratégicas es suficiente.
Radiadores: ni estufas a 30 ºC ni sufrimiento a 15 ºC
La temperatura recomendada ronda los 19–21 ºC . Por encima de eso pagarás más por muy poca mejora térmica. Por debajo empezarás a plantearte escribir una novela rusa.
Mientras nos preparamos para el invierno, asegúrate de mantener tu hogar y seres queridos a salvo de tormentas de nieve.
— FEMA en español (@FEMAespanol) October 22, 2024
️ Remueve las hojas de canaletas
️ Evita que tuberías se congelen
️ Protégete del frío con aislamiento, sellador y cinta aislantehttps://t.co/9WmfY543eX pic.twitter.com/17LoqohsUK
Puertas cerradas. Sí, así de simple
Calentar habitaciones enteras “por si acaso” es un despilfarro. Haz microterritorios de calor: salón caliente, dormitorio caliente, y el resto… que se las apañe. El pasillo puede vivir sin calefacción, ya sobrevivió a mil mudanzas.
Película aislante para ventanas.
¿Conoces las láminas plásticas termoencogibles? Es como un film transparente (adecuado) que se coloca sobre los marcos y se fija con calor. Crea una cámara de aire.
El aire atrapado es un aislante natural, lo que reduce la pérdida de calor. Aunque es una opción temporal, los ensayos domésticos y estudios de eficiencia energética muestran una mejora apreciable en hogares con ventanas simples.
Qué ropa de abrigo sí funciona (según la ciencia, no según los anuncios)
Elegir ropa para el frío no es un desfile de moda; es física pura. Lo importante no es la prenda que “parece calentita”, sino su capacidad real para atrapar aire , porque el aire es el que actúa como aislante.
La técnica de la cebolla (sin lágrimas)
Varias capas finas abren más que una gruesa con materiales clave que ahora verás. Cada capa retiene aire y mejora el aislamiento.
- Capa base: ajustada y de materiales que alejan la humedad (poliéster, lana). Nada de algodón, que retiene agua y te deja helado.
- Capa intermedia: aquí está la magia del calor, con forros polares, plumón o lana que crean volumen aislante. Hacen como de “esponja térmica”.
- Capa exterior: cortaviento e impermeable. Si nieva o llueve, esta será la barrera que evitará que acabes como una esponja porque el viento roba el calor más rápido de lo que imaginas.
El mito de los vaqueros
Son resistentes, versátiles y te hacen sentir estupendo, pero, científicamente, no abrigan. El denim no retiene aire, se congela rápido y se empapa aún más rápido.

Para frío real: pantalones térmicos, lana o incluso forros internos. Los vaqueros están bien para ir al cine, pero no para enfrentarte al mundo cuando llega un temporal.
Hay otros materiales que creemos que sí… pero no, como las sudaderas de algodón o las bufandas monísimas con agujeros gigantes.
Pies, manos, cabeza
Los dedos y la nariz no son caprichosos cuando se enfrían: son los primeros en recibir recortes de suministro de sangre cuando tu cuerpo entra en modo “supervivencia”.
- Calcetines de lana (nunca dos pares de algodón: eso crea humedad).
- Guantes por capas si hace mucho frío: unos finitos + unos gordos.
- Gorro: porque pierdes calor por la cabeza , y porque nos queda estupendo.
Alimentos y bebidas que ayudan (los de verdad) y los que solo engañan
Sabemos que un chocolate caliente parece capaz de resolver cualquier crisis existencial, pero ¿qué dice la ciencia?
Lo que sí te ayuda a entrar en calor
No porque “caliente la sangre”, eso no funciona así, sino porque aportan energía que tu cuerpo usa para generar calor.
- Comidas calientes que tengan algo de grasa y proteína (como las legumbres), que se digiere lento y mantiene el calor. Mejor que sean calientes, pero por comodidad, no por física. Un 10 al inventor del cocido.

- Alimentos con carbohidratos complejos: energía sostenida, mejor temperatura interna.
- Infusiones: manzanilla, rooibos, tila… el calor del líquido es lo que te ayuda, no ninguna sustancia mágica.
Lo que no te calienta (aunque lo creamos)
- Café: está rico, huele al cielo y activa el cerebro, pero no calienta. La cafeína no aumenta la temperatura corporal, sólo es que está caliente.
- Alcohol: el clásico peligroso. Da sensación de calor, pero pierdes calor aún más rápido por la vasodilatación.
Abrigar tu casa, tu cuerpo y tu estómago no requiere héroes, solo física, termodinámica básica y un poco de sentido común. Y si aún así tienes frío, siempre puedes hacer lo que hacemos todos: quejarte del frío hasta que llegue el calor… y luego quejarte del calor hasta que llegue el frío. Eso sí que es universal.
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