Última hora: efectos del impacto de Lorenzo en Azores

El huracán sigue el rumbo previsto y alcanza el archipiélago con vientos huracanados, fuertes lluvias y olas de más de 15 metros. Ahora Lorenzo ha puesto rumbo a Irlanda, donde llegará como ciclón extratropical.

Lorenzo Azores
El huracán Lorenzo ha dejado rachas de viento máximas de hasta 160 kilómetros por hora.

Lorenzo lleva días moviéndose lentamente hacia el norte. No ha sido hasta hace apenas 24 horas cuando ese movimiento se ha acelerado, pasando rápidamente por el oeste de las Islas Azores. Su centro ha pasado a menos de 100km de la Isla Flores, en el extremo occidental del archipiélago y es allí donde sus vientos se han notado con mayor intensidad y donde se están reportando los daños materiales más numerosos. La situación afortunadamente no es muy grave. Cabe destacar que es un huracán muy grande y por tanto, pese a su rápido desplazamiento, todavía sigue afectando a las islas.

El huracán tenía categoría 2 y vientos sostenidos que alcanzaban los 160 km/h cuando ayer empezó a afectar al archipiélago, disminuyendo ligeramente su intensidad durante esta madrugada. Los vientos actualmente no superan los 150 km/h y, por tanto, se sitúan ya en el umbral superior de la categoría 1. Su tamaño no se ha reducido y los vientos con fuerza de tormenta tropical (>64 km/h) se extienden a más de 600 km de su centro.

Su gran tamaño y la gigantesca zona que cubren sus vientos con fuerza de temporal lo convierten en una enorme 'fábrica de olas'. Los modelos ya advertían de alturas significativas de oleaje comprendidas entre los 12 y los 16 metros de altura en el entorno de las Islas Azores, con alturas máximas puntuales por encima de estas cifras. El oleaje está suponiendo un problema en zonas costeras expuestas y es probable que continúe afectando al archipiélago durante el resto de día. Con menor intensidad también se dejará notar en la vertiente Atlántica de Europa.

Lorenzo se transforma

Un detalle que no pasa desapercibido y que cobra cada vez más relevancia es la extratropicalización del huracán, es decir, su transición de ciclón tropical a ciclón extratropical o borrasca común de latitudes medias. Este proceso se da cuando el huracán llega a latitudes medias y se encuentra con masas de aire muy diferentes entre ellas, presentando fuertes gradientes de temperatura, humedad y presión.

Cuando esto sucede, el huracán pierde simetría, la convección se reduce o desaparece y empiezan a aparecer las típicas estructuras frontales de las borrascas comunes. Esta transición no necesariamente significa un debilitamiento del huracán, en ocasiones mantiene su intensidad o incluso la aumenta ligeramente, ya que con esta nueva estructura ya no depende de la temperatura del océano y de un entorno favorable para su desarrollo. Otro detalle es que esta 'transformación' también implica un crecimiento del sistema, aumentando su radio considerablemente.

Con su nueva forma se dirigirá a Irlanda, donde se espera que llegue a últimas horas del jueves como borrasca. A partir de entonces el sistema empezará a debilitarse definitivamente, los vientos dejarán de ser huracanados y la borrasca se disipará a medida que se desplace sobre Europa durante el fin de semana.