El CSIC y el CREAF lo confirman en Nature: los bosques de Europa están perdiendo la capacidad de absorber carbono

Son aliados silenciosos de nuestro bienestar, moldean el paisaje, purifican el aire y esconden un papel vital que podría estar cambiando sin que lo notemos del todo, según los expertos del CSIC y del CREAF.

Los bosques no pueden seguir el ritmo del cambio climático.
Los bosques europeos están sufriendo las consecuencias del cambio climático.

Los árboles son esenciales para la vida en la Tierra: producen oxígeno, absorben dióxido de carbono y regulan el clima. Sus raíces protegen el suelo de la erosión, mantienen la humedad y favorecen el ciclo del agua. Además, albergan una enorme biodiversidad y mejoran la calidad del aire que respiramos.

Más allá de lo ambiental, los árboles benefician la salud humana reduciendo el estrés y refrescando el entorno. En las ciudades, mitigan el calor, filtran contaminantes y ofrecen espacios de descanso. Sin ellos, el equilibrio natural colapsaría, afectando el clima, la agricultura y la supervivencia de innumerables especies, incluida la nuestra.

Dado el escenario de cambio climático en el que nos encontramos, los bosques europeos han reducido casi un tercio su capacidad de absorber CO₂ en la última década (de 457 a 332 millones de toneladas anuales).

Una disminución alarmante

Los bosques europeos son fundamentales para absorber CO₂ y frenar el cambio climático, pero según un estudio publicado en Nature y liderado por el CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales) y el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) están perdiendo capacidad de captura.

Los vegetación arbórea española está sufriendo las consecuencias.

En apenas una década, los bosques europeos han reducido su capacidad de almacenamiento de carbono en aproximadamente un 30 %. Han pasado de fijar unas 475 millones de toneladas anuales de CO₂ en el período 2010-2014 a solo 332 millones en el período 2020-2022: casi un tercio en una década.

Es una disminución alarmante que refleja el impacto acumulado de la tala, el envejecimiento forestal, los incendios, las sequías y las plagas sobre estos ecosistemas clave.

Dicha circunstancia amenaza el cumplimiento de los objetivos climáticos de la Unión Europea, que prevén alcanzar la neutralidad de emisiones para 2050. La caída en la capacidad de absorción registrada en la última década podría dificultar seriamente ese compromiso, de acuerdo con las conclusiones del estudio.

Las causas de este declive

El declive en la capacidad de absorción de carbono de los bosques europeos no es casualidad. Existen factores interconectados que han favorecido este decrecimiento.

Los incendios favorecen a que los árboles, no solo dejen de capturar CO₂ sino que lo liberen.

El envejecimiento de los bosques, junto con fenómenos atmosféricos y climáticos extremos como sequías prolongadas, olas de calor y episodios de estrés hídrico, reduce de forma significativa la capacidad de hacer la fotosíntesis y, por tanto, la productividad de los ecosistemas forestales.

La falta de repoblaciones, el envejecimiento de los bosques y los episodios de calor extremo o sequía disminuyen la fotosíntesis de los árboles y afectan a su productividad.

Este efecto se ve intensificado por el cambio climático, que altera los patrones de temperatura y precipitación. En algunas zonas templadas y del norte de Europa el aumento térmico y la mayor disponibilidad de agua todavía aportan ciertos beneficios al crecimiento vegetal.

En regiones mediterráneas como España la tendencia es diferente: las temperaturas crecientes y la escasez de agua revertirán los efectos positivos actuales, generando un escenario adverso para la regeneración y la salud de los bosques hacia finales de este siglo.

¿Es posible revertir la situación?

En cuanto a las medidas para revertir la situación, el estudio recomienda mejorar la monitorización forestal europea para contar con datos continuos sobre la salud de los bosques y diseñar políticas de restauración de sumideros de carbono.

También propone una gestión equilibrada entre producción y conservación, diversificando edades y grados de protección, así como reforestar de forma selectiva en zonas con condiciones favorables, especialmente en el norte del continente.

Referencia de la noticia:

Migliavacca, M., Grassi, G., Bastos, A. et al. Securing the forest carbon sink for the European Union’s climate ambition. Nature 643, 1203–1213 (2025). https://doi.org/10.1038/s41586-025-08967-3