El coronavirus podría hacer más por el planeta que muchas políticas

El aislamiento y otros cambios en el comportamiento de la humanidad durante la pandemia están teniendo consecuencias inesperadas en el medio ambiente.

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Cada uno de nosotros deja una huella en el planeta según el consumo y tipo de hábitos que realizamos.

Las medidas que nos hemos visto obligados a adoptar debido a la expansión del coronavirus están originando cambios en el estilo de vida y comportamiento individual de cada uno de nosotros. Muchas de las acciones que tomamos en respuesta a la pandemia podrían tener el beneficio de una huella de carbono reducida, algo que casi ninguna medida política había logrado hasta el momento.

La huella de carbono es la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que producimos al fabricar un producto o realizar nuestras actividades diarias. Es decir, es la señal que deja nuestro paso en el planeta y se expresa en toneladas de CO2 emitidas. Así, cada uno de nosotros deja una huella en el planeta según el consumo y tipo de hábitos que realizamos día a día: nuestra alimentación, cómo hacemos las compras diarias, qué consumo energético tenemos o qué medio de transporte utilizamos.

Transporte

La gente se queda en casa y viaja o vuela menos. Las emisiones liberadas por los transportes se han reducido drásticamente en muchos países y trabajar desde casa tiene un gran impacto en la reducción de la contaminación. Especialmente en los viajes aéreos: un vuelo de ida y vuelta desde Nueva York a Londres produce tantas emisiones de gases de efecto invernadero como los que se ahorran en casi ocho años de reciclaje.

Según los datos del Laboratorio de Energía Renovable y Apropiada de UC Berkeley, aproximadamente el 25% de los estadounidenses viven en la periferia de las ciudades y otro 25% en las zonas rurales, lejos del trabajo. Para ellos, no acudir a la empresa supone conducir y contaminar mucho menos. El 50% restante vive en áreas urbanas y muchos usan el transporte público, así que evitar un viaje no necesariamente causa una gran disminución en las emisiones, ya que el tren, al igual que muchos transportes, sigue funcionando igual, con o sin personas a bordo.

Comida

La producción de alimentos es responsable de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global. Algunos cambios en la alimentación durante la pandemia podría implicar beneficios para el ambiente, pero para otros no tanto. Los investigadores sostienen que el impacto varía enormemente dependiendo de cómo cambien nuestras costumbres o de qué alimento se trate.

En la comparación entre comer fuera o dentro casa, el cambio más beneficioso y significativo es la renuncia a conducir hasta nuestro restaurante favorito. Eso sí, es tan importante dónde comes como lo que comes. Las estadísticas indican que un 25% del alimento que compramos para nuestros hogares termina en la basura. Y si además, lo que desperdiciamos es carne vacuna el impacto es desproporcionadamente mayor. Así que la mejor oportunidad para salvar el planeta está en atacar las reservas de arroz y legumbres que compraste hace algún tiempo y no desperdiciar nada.

El consumo del hogar

En el último mes, las emisiones de CO2 en el mundo se han visto reducidas. La propagación del virus provocó un descenso de losgases de efecto invernadero como consecuencia de la parálisis temporal de las actividades industriales, la demanda del petróleo y los viajes aéreos. Pero ¿qué pasa con el consumo de nuestros hogares? El COVID-19 podría aumentar la huella de carbono.

Este incremento está relacionado con el consumo eléctrico, pero también con el lugar geográfico en el que vivimos. Calefaccionar o refrigerar una habitación, el uso intensivo del televisor, del ordenador, internet, de los electrodomésticos o el hecho de tener siempre alguna lámpara encendida, provoca un mayor consumo de energía, que según los expertos de la Universidad de Columbia (EEUU), podría compensar el descenso de emisiones generado por la disminución del tráfico.

Compras por internet

La huella de carbono de las compras en línea, en comparación con las compras en una tienda, a menudo es difícil de analizar. Según un estudio reciente, la huella que dejan las compras dependen en gran medida de si las entregas provienen de una tienda en la ciudad o de si se envían desde otro lugar, y qué medios de transporte utiliza normalmente el comprador para recoger los productos en persona.

Algunas empresas cuentan con rutas de entrega centralizadas y logísticamente organizadas para conducir menos, por los que las personas que deciden usar pedidos en línea y entrega de paquetes bien podrían reducir su efecto sobre el cambio climático.