Las precipitaciones se intensifican más de lo esperado en el Ártico

En un escenario de calentamiento global como el actual está contemplado que en numerosas regiones del planeta las precipitaciones sean más abundantes, entre ellas el ártico. Sin embargo, el incremento observado es sensiblemente mayor al esperado.

Al disminuir la superficie cubierta de hielo, aumenta la evaporación y el contenido de humedad de las masas de aire ártico.

El Ártico es una región relativamente "seca" del planeta en comparación con áreas situadas en latitudes medias y tropicales. Pese a la proximidad de sistemas de bajas presiones, normalmente las precipitaciones son escasas y cuando se producen suelen estar asociadas a masas de aire procedentes de latitudes bastante más bajas. Las zonas de latitudes altas más propensas a recibir precipitaciones intensas y/o persistentes son aquellas en las que la orografía lo favorece, como en Groenlandia o el noroeste de la Península Escandinava.

Este régimen de precipitaciones relativamente débiles se debe a las bajas temperaturas de las masas de aire presentes en las proximidades del Ártico. Cuanto menor sea la temperatura, menos contenido de humedad podrá albergar aire, de tal forma que una masa de aire a 30 ºC puede llegar a contener, sin saturar, 3 veces más agua en forma de vapor que a 10 ºC y hasta 10 veces más agua que a -10 ºC. Es por tanto relativamente difícil que se produzcan precipitaciones fuertes y generalizadas en el seno de una masa de aire de origen Ártico, aunque esta tenga un gran recorrido marítimo.

Sin embargo, el progresivo calentamiento de la atmósfera terrestre a lo largo de las últimas décadas está detrás de un cambio en el régimen de precipitaciones del Ártico. Según lo observado hasta ahora, es una de las regiones que más rápidamente se está calentando de todo el planeta y la incursión de masas de aire cálido a latitudes árticas son más abundantes como consecuencia de un chorro polar más debilitado.

Con este escenario, y de acuerdo con los modelos de predicción climática, las precipitaciones en el ártico deberían ser cada vez más abundantes y así parece que está siendo, el problema es que las lluvias árticas se están intensificando bastante más rápidamente de lo previsto en décadas pasadas.

Más nieve, pero sobre todo más lluvia

De acuerdo con los modelos de predicción, para finales del siglo XXI el incremento de las precipitaciones estará comprendido entre un 30% y un 60% por encima del actual. Según el último estudio publicado en Nature, los modelos contemplan que ese incremento, que ya está siendo observable, supere las predicciones anteriores o al menos se sitúe en los escenarios menos conservadores de las mismas. Un detalle importante es que las lluvias irán sustituyendo progresivamente a las nevadas en las estaciones cálidas y empezarán a aparecer con más frecuencia durante el invierno. Sin embargo, las nevadas también aumentarán durante el invierno.

Entre los muchos factores que están detrás de este incremento de temperatura y precipitaciones, tienen un papel importante aquellos que desencadenan una retroalimentación del proceso y que, por otra parte, también complican la predicción. Uno de los más destacables es la reducción de la superficie helada en el Ártico. La evaporación de humedad del océano aumentaría con una menor superficie de hielo, y además las masas de aire tendrían cada vez más recorrido marítimo y mayor potencial para generar precipitaciones importantes, especialmente durante el verano y otoño.