¿Buscas un destino único en primavera? Cuatro lugares del mundo que ofrecen paisajes asombrosos

Desde cavernas de agua escondidas en el corazón de México hasta glaciares imponentes en las tierras salvajes de Islandia, hoy viajamos a cuatro destinos que deberías ver una vez en la vida.

Cenotes México
Por lo menos una vez en la vida deberíamos visitar uno de estos cenotes de México, un lugar de ensueño de aguas cristalinas y raíces colgantes en un santuario natural sagrado para los antiguos mayas.

Ahora que las temperaturas empiezan a ser m��s agradables, queremos transportarnos a unos lugares únicos que destacan por su belleza y su autenticidad. Si tienes la oportunidad, apunta estos cuatro destinos para escaparte esta primavera.

Cenotes en México, unos portales de agua hacia el mundo subterráneo maya

Empezamos nuestro particular viaje en México, concretamente a los cenotes de Valladolid. Enclavados en el corazón de la península de Yucatán, esta maravilla de la naturaleza se presenta como una verdadera entrada a otro mundo.

Estas formaciones naturales, creadas por el colapso del suelo sobre ríos subterráneos, ofrecen aguas de una transparencia hipnótica que reflejan las raíces colgantes de la selva y los rayos del sol filtrándose entre las rocas.

Considerados portales sagrados al inframundo por los antiguos mayas, estos cenotes no solo eran espacios ceremoniales, sino también vitales fuentes de agua. En la actualidad permiten a los viajeros nadar entre estalactitas milenarias, descubrir leyendas ancestrales y sumergirse (literal y espiritualmente) en una de las manifestaciones más místicas y sorprendentes de la naturaleza mexicana.

Petra y Wadi Rum, una travesía entre templos esculpidos y desiertos marcianos

En pleno corazón de Jordania, Petra se alza como un testimonio asombroso del ingenio humano y del paso del tiempo. Esta antigua ciudad nabatea, tallada directamente en las rocas rojizas hace más de dos mil años, es mucho más que su famosa fachada del Tesoro: es un vasto complejo de templos, tumbas y caminos ocultos que revelan la grandeza de una civilización desaparecida.

Petra, Jordania
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Petra cambia de color con el paso del sol, envolviendo al visitante en un ambiente casi onírico.

A pocos kilómetros, el desierto de Wadi Rum extiende su paisaje marciano de arenas anaranjadas, cañones infinitos y monolitos de piedra que parecen esculpidos por gigantes.

Este valle desértico, también conocido como el Valle de la Luna, ha sido escenario de películas como Lawrence de Arabia y The Martian, y ofrece experiencias únicas como dormir bajo un cielo estrellado en campamentos beduinos, recorrer sus dunas en 4x4 o escalar sus formaciones rocosas.

Parque Forestal Nacional de Zhangjiajie, en China

Y de Jordania viajamos hasta la provincia china de Hunan. Inspiración directa para los paisajes flotantes de la película Avatar, el Parque Forestal Nacional de Zhangjiajie, es un escenario que parece desafiar las leyes de la física y de la imaginación.

Sus más de 3.000 pilares de piedra caliza, cubiertos de vegetación y envueltos frecuentemente en niebla, se elevan como torres místicas en medio del bosque, creando una atmósfera irreal que deja sin aliento.

Los visitantes pueden recorrer senderos escénicos que serpentean entre valles y picos, o atreverse a caminar sobre pasarelas de cristal suspendidas a cientos de metros de altura, con vistas vertiginosas que amplifican la majestuosidad del paisaje. Además, un teleférico atraviesa el parque ofreciendo una panorámica inolvidable.

El Glaciar Vatnajökull, el imperio helado de Islandia

Situado en el sureste de Islandia, el Vatnajökull no es solo el glaciar más grande del país, sino también uno de los más extensos de Europa. Este coloso de hielo cubre más de un 8% del territorio islandés y se asienta sobre una serie de volcanes activos, lo que crea un espectáculo natural único donde el fuego subterráneo y el hielo milenario coexisten en un delicado equilibrio.

Una de las experiencias más sobrecogedoras que ofrece Vatnajökull es la exploración de sus cuevas de hielo azul, formadas durante el invierno cuando el hielo se compacta y refleja la luz en tonalidades que van del celeste transparente al azul zafiro. Estas cavernas parecen salidas de un cuento de fantasía y cambian cada año, haciendo de cada visita una experiencia irrepetible.

Las lenguas glaciares del Vatnajökull se extienden hasta lagunas como la famosa Jökulsárlón, donde enormes bloques de hielo flotan lentamente hacia el Atlántico. Aquí, es posible avistar focas descansando sobre los témpanos, mientras el sonido del hielo resquebrajándose resuena en el aire helado.